𝗩𝗜𝗢𝗟𝗘𝗡𝗧𝗢𝗠𝗘𝗧𝗥𝗢 › 𝐎𝐈𝐊𝐀𝐆𝐄 ✓

𝗔𝗠𝗘𝗡𝗔𝗭𝗔𝗥 𝗗𝗘 𝗠𝗨𝗘𝗥𝗧𝗘

Tus acciones demuestran
De que está hecho tu corazón.

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Tobio ya estaba cansado, quiere terminar todo, ya estaba harto. Hoy mismo, se armó de valor a decirle todo a oikawa, ahora sin excepción alguna, nada podía salir mal.

Pero cuando dicen esa frase; Todo siempre sale mal.

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Mordía sus uñas con impaciencia, la primera vez que lo hacia, le gustaba tener sus uñas arregladas pero ese día era la excepción. Su sudor bajaba por toda su cara en total nerviosismo. Mientras estaba sentado en el sofá naranja de su sala con la televisión prendida sin escucharla.

El sonido de los choques en la puerta lo hizo dar un pequeño salto, apagando la televisión llendo hacia la puerta para abrir a quién había tocado, sabía que lo había llamado, sabía que era él quién había llegado, pero no sabía cómo terminaría.

Abrió la puerta con cautela, mirando por una pequeña abertura, pero fue abierta bruscamente por la mano de quién se sabe bien de quién hablamos.
Retrocedió por reflejó y se cubrió la cara, patético.

—Hola, tobio -chan, ¿me extrañaste?–

Pregunto, abrazando al menor que se sentía incómodo por su repentino afecto hacia él, lo apartó y lo hizo sentar en le sillón junto con él.

—Quiero terminar definitivamente.

Soltó, sentía la mirada del chico en frente suyo, mirándolo con enojó, furia, desagrado, odiaba admitirlo, pero tenía miedo de lo que fuera a pasar.

Su mejilla ardía y sus ojos se estaban empapando, la marca de la mano del castaño estaba plasmada en su mejilla, ardía, como no tienes idea. Cubriéndola con su mano mientras las finas gotas de agua salada salían de sus ojos levemente, fue agarrado bruscamente por el cuello de su camisa, atraído hacia el contrario que tenía el ceño fruncido, se notaba su enojo, y él tenía miedo.

—No se si alguna vez me entendiste...

Dijo firme haciendo una pausa para respirar un poco antes de agarrarlo más fuerte del cuello.

—No puedes terminar conmigo, simplemente no te puedes deshacer de mi y nunca lo harás. Porque nadie te amara tanto como yo lo hago.

Escupió con maldad en sus palabras. Esos ojos tan fríos se estaba volviendo sensibles, con cada palabra que soltaba. Pero no podía quedarse así, respondió de la manera que mejor podía.

—¡Y yo vuelvo y le digo que ésto no es amor! Es una obsesión que nos hace daño a ambos, me hace daño a mí más que nada, tu no me amas, amabas que subiera tu ego cada segundo.

Su voz se quebraba con cada palabra, no podía mirar al castaño a la cara, pero sabía que lo estaba matando con la mirada.

—Pero ya no lo hago, no sé que quieres de mi, si no soy atractivo, entonces ¿Qué quieres de mí? Dices que no tengo nada para ofrecer, pero aún así te quedas..

Al fin pudo mirarlo, aquellos ojos castaños se lo miraban con odio y desprecio. No podía sentir más satisfacción por sus palabras, tanto que sonrió; Aun con las lágrimas y su boca temblando, pudo decir lo que tanto quiso.

—Si me dejas, o vuelves a insinuar algo así, te juro que no volverás a ver la luz del día, te perseguire, hasta el infierno si es posible y acabaré con tu vida otra vez, en cada vida posible; Seré tu peor pesadilla.

¿No era ya suficiente con lo que le hacía ahora?, Pues no, no era suficiente para él, necesitaba crearle miedos e inseguridades para poder tenerlo por fin bajó sus pies.

Sentirse superior a Kageyama en todos los aspectos, tenerlo a su propia necesidad. Tenerlo siempre con él, aún que sea en pequeñas partes...

—Me entiendes, ¿No es así?

Tobio asintió, patético, lo soltó bruscamente dejándolo caer, oikawa lo agarro del cabello con fuerza para dejar un beso en sus labios y dejarlo para sentarse en el sofá y prender la televisión.

Patético, así se sentía Kageyama, era tan jodidamente patético en este momento.

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