𝗖𝗲𝗹𝗮𝗿

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Mismo día.








Mi corazón no puede aceptar esto de Amarnos un año
Y dolernos cuatro vidas.❞





















No, para nada era bueno hacer eso. Los toques a su puerta no paraban ¿Estaba loco? El alfa había venido desde la academia solo para saber el porqué ignoraba sus llamadas y por nada del mundo le iba abrir. Sabía que se iría después de un rato de tocar y no tener respuesta.

Suspiró después de minutos al ya no escuchar los toques en su puerta, volvió a su cuarto para dormir, le dolía la cabeza, peor aún su celo llegaría en unas semanas y tenía que ir por pastillas.

Las únicas veces que Tobio salía de compras era cuando su celo estaba por llegar y cuando Yachi, una beta rubia que de habia vuelto una buena compañía lo invitaba, cuando, Kiyoko su alfa, no podia ir y aveces salían los tres juntos, Tobio había formado un lazo muy único con la beta y la alfa, se sentía muy cómodo estando con ellas, digamos que eran como su "apoyo emocional". Sentia ese afecto que nunca pudo sentir el venir de una mujer que no sea su hermana mayor, la cual no veía desde que su abuelo falleció, la extrañaba intensamente.

Tobio reposó su cuerpo en la cama quedando boca abajo a esta, suspiro sintiendo el peso de su espalda caer y sentirse más cómodo, como amaba eso. Sentir como todo ese peso acumulado se bajaba con tan solo tocar su suave y limpia cama, quedó dormido a los pocos minutos de estar con los ojos cerrados. Sentia una paz interior siempre que eso sucedía.

Se despertó con un fuerte estruendo en la parte baja de la casa, verifico la hora y eran al rededor de las doce de la noche ¿Alguien se había entrado a robar? Ojalá que no, tomo una pinza de ropa, que por alguna razón tenía encima de su armario para atacar al 'ladron', bajo las escaleras intentando no producir el menor sonido alguno que llamara al atención.

No podía ver nada por la oscuridad que reinaba en la sala, pero con el valor que pudo fue hasta la única luz prendida, la cual provenía de la cocina, de dónde venía cada estruendo, se escuchó un vaso caer y luego otro y otro, hasta un plato.

Entro y pudo percibir a la figura de oikawa en esa sala, sus ojos se abrieron y su entre cegó se frunció

—¡¿Oikawa que mierda?!, ¿¡Cómo entró aquí?!–

Se acercó al mayor bajando el "arma" que traía en sus manos tratando de no pisar los vidrios de estaban en el suelo.



"𝖲𝗍𝗈𝗉 𝖯𝗅𝖾𝖺𝗌𝖾!!"




Antes de que pudiera reaccionar oikawa lo tomo fuertemente de su muñeca llevándolo a la sala donde lo pego contra la pared de esta.

—¿Y dónde corajos estabas tú? Mejor dicho¿Con quién?–

El agarre se hizo más fuerte hasta seguramente dejarle una marca en la mano del menor, que tenía el ceño fruncido de dolor. De la boca del mayor salía un olor peculiar al igual que sus feromonas, sus feromonas lo estaban volviendo loco, eran más agrias de lo habitual y lo estaban abrumado en poco tiempo entraría en un estado vulnerable si continuaban así.

—¡¿De que estás hablando ahora?!—

Menciono enojado, no entendía porque actuaba de esa manera, no había hecho nada para perturbar lo. Además ¿Cómo había entrado a su casa?

No contestas mis llamadas e ignoras mis mensajes, ¿Que crees que voy a pensar? Ahora, ¡Responde!

Ahora las menos estaban a su costado, presionado sus brazos con fuerza, impidiendo que de moviera, soltando quejido de dolor.

Estuve en casa de un compañero, ¡¿Que tiene de malo eso?!–

Habló alto, recibió un pequeño pellizco en su costilla derecha, Luego unos labios que lo besaban con lujuria y posecion para luego bajar a su cuello y dejer mordidas y chupones en el, hasta el punto de tocar su abdomen y apretar su trasero de manera brusca, cosa que no le gusto al omega. Tomó fuerzas y golpeo levemente la nariz del alfa.

De ella broto sangre, la mirada del mayor lo asustó. Parecía un lunático.



꒷꒦꒷‧꒷꒦꒷‧꒷꒦꒷‧꒷꒦꒷‧꒷꒦꒷‧꒷꒦꒷‧






















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𝗩𝗜𝗢𝗟𝗘𝗡𝗧𝗢𝗠𝗘𝗧𝗥𝗢 › 𝐎𝐈𝐊𝐀𝐆𝐄 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora