𝗘𝗟 𝗙𝗜𝗡

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Ya llegará ese alguien que nos

Rompa en sonrisas, y no él

Corazón con más decepciones.





4 - 6  AÑOS DESPUÉS.





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La casa tenía las luces encendidas con personas dentro disfrutando de lo cálido que estaba aquel lugar. Los pequeños alfa y omega corrían por la casa, intentando que su primo mas pequeño jugará con ellos a las atrapadas, pero el pequeño tenía miedo a caerse, era muy frágil, según sus palabras, se negaba a tal propuesta. Entristeciendo a los pequeños, el mayor sonrió con calidez al ver a los pequeños de tal forma. Revisaba la comida en la cocina, mientras observaba su último partido, donde su equipo paso a las nacionales. 

Estaba preparando para dejarlo en su juventud, por su tan mala experiencia, pero ese Alfa le enseño a no dejar algo que el amaba solo por un estúpido, ya que aquel alfa era, y es, estúpido y no merecen a qué los Omegas derramen lágrimas por su idiotez. Lo cual le causó gracia ya que el también es un alfa.

Aquel alfa amaba a sus hijos como si fueran suyos, los quería tanto que desearía que fueran de él y no de ese alfa de su juventud. Pero aún así, sus hijos no tenían la culpa de las estupideces que cometió en el pasado, ellos ahora serían la luz que iluminará su día desde que los vio.

Dos gemelos, ambos se presentaron como alfas antes de lo planeado; Esto sin dudas alarmo a su papa, pero supo como manejarlos y cuidarlos. Ambos pequeños eran una mezcla de el y Oikawa. Uno de ellos de cabello azabache y ojos color canela, su piel era tan liza y clara como la porcelana, un alfa. El otro, el mayor por dos minutos, de cabello castaño y ojos azul oscuro, una mirada penetrante y totalmente sombría, tal como el, pero este era un alfa. El mayor siempre protegía a su hermano, de cualquier persona o cosa que lo atormentara. 

Escucho la puerta principal abrirse, los pequeños niños corrieron al sonido de unos zapatos sonar con el suelo, abrazando al mayor que venía con el cabello sujetado en una coleta, mientras sonreía abrazando a los dos pequeños.

—Hola mis niños ¿Cómo están?- pregunto, tomando la altura de ambos menores, que empezaron a contarle un poco de su día, animados por la llegada del mayor.

Kageyama apareció por la parte de la cocina, acercándose al hombre de cabello teñido, saludando al recién llegado 

—Hola Tobio- Dijo aquel alfa, antes de besar así labios en un toque tierno.

Escucho el pequeño quejido de los hijos del peli negro, soltó una pequeña risa antes de sentarse en el sofá, ambos pequeños se acercaron y se sentaron en las piernas de su "padre", mientras su primo se acercaba a ellos también. Tobio miraba la escena con una pequeña sonrisa en su rostro.

—Kenma-san, mañana hay una activad en nuestra escuela y nos gustaría que fuera—

Menciono feliz el mas pequeño de cabello azabache, mientras jugaba con su camisa nervioso. Su gemelo asintió y el otro mas pequeño afirmo. Kenma lo pensó unos momentos, tobio sabia que su novio no era fan de salir y menos a un lugar con tanta gente. Pero antes de decir algo el mayor respondió. 

—Bueno, claro que estaré ahí con su papa— Guiño un ojo a la dirección de tobio, el cual se sonrojo a verlo. 

Se fue nuevamente a la cocina nervioso. Ese hombre sabia como ponerlo de esa forma. Pasaron minutos hasta que el ex miembro de Nekoma se acerco a la cocina sigilosamente, llegando hasta donde su pareja, abrazándolo por la cintura. Esto hizo dar un sobre salto al omega, que suspiro al verlo. Ambos se miraron con dulzura y amor, antes de darse un fino beso que no llego a mas, era un beso sencillo y tímido por parte de ambos.

Donde solo quería demostrar el amor uno por el otro. Tobio sentía como su mundo se volvía rosa.

Habían pasado ocho largos años desde la última vez que sintió aquella calidez en su pecho, tan bonita, estaba feliz. Tan agradecido, no podía pedir más, toda su vida estaba mejorando, estaba sanando, aun que jamás olvidaría aquellos momentos tan horribles que pasó, trataba de no pensar en ello y disfrutar de lo que se merecía desde hace tiempo.

Un lugar donde se sintiera feliz, tranquilo y cálido, un hogar para él.

Ya no había golpes, malas palabras, tratos ofensivos, ni siguiera muestras de amor agresivas. Era un ambiente amoroso y simplemente hermoso, risas y demás, era lo único que el podría apreciar en aquella casa, desde que se hizo novio de Kenma, aprendiendo lo que en verdad es el amor tranquilo y cálido, un amor sincero y único.

Un amor que se demostraba con acciones y palabras, regalos y afecto. Algo que había deseado tanto recibir desde siempre. Ya no dependía de nadie, dependía de el mismo para no recaer, pero sabia, que si pasaba, ahí estaba ese alfa, ese hombre, ese príncipe azul que tanto espero. Su final feliz.

¿Así se sentirá el amor verdadero?



Sin dudas, el mejor sentimiento.







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N/T...

Después del final alternativo ¿Quisieran dos extras de la relacion de Kenma y Kageyama o lo finalizo ahí? recuerden que antes hay un epilogo.

𝗩𝗜𝗢𝗟𝗘𝗡𝗧𝗢𝗠𝗘𝗧𝗥𝗢 › 𝐎𝐈𝐊𝐀𝐆𝐄 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora