Demonio

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Llevé a mis niñas al aeropuerto una semana después de aquello.
Había resultado ser bastante fructífera,no solo para ellas,que disfrutaron hasta la saciedad de los bangtan,si no también para mí,que goce con el dragón más de lo que había imaginado,viéndonos en cada momento,a cada oportunidad.
Ese hombre tenía un hambre voraz,que devoraba cada uno de mis sentidos,haciéndome extasiar y rejuvenecer con cada encuentro.
Las despedí entre lágrimas sabiendo que no las volvería a ver en mucho tiempo.

Jeon no me había molestado en esos días,estaba entretenido con Marina,saciando sus oscuros deseos con ella.
En mi mente rondaban las palabras que el dragón me dijo en nuestro primer encuentro,creí que lo había subestimado,pero en nuestros encuentros me hablaba sobre él,me contó que había tenido un par de percances en alguna ocasión,con antiguas amantes,que había sido demasiado posesivo con ellas,incluso las maltrataba y abusaba de ellas,cuando estás se negaban a hacer lo que el quería,llevándolo a que lo denunciasen y pasase más de una noche en comisaría,que se peleaba con bastante frecuencia con novios celosos por pasarse de listo,y que parecía disfrutar de ello,algo sádico por su parte.
Que tenía sus tonteos con las drogas y más de una vez había tenido que salir a su rescate.

No me espantaban las historias que el dragón me confesaba sobre Jeon entre sábanas,hombres así hay en todas partes y he conocido a más de uno,pero sí enturbiaba mi mente pensar en que quizá tendría que lidiar con eso por haberme metido con él.

Dos días después de que las chicas se fueran,me encontraba en el chill out disfrutando de un poco de paz después de un par de pesadas reuniones y mucho papeleo.
Fumaba tranquila mientras leía mi libro favorito,cuando Seok-jin hizo acto de presencia.
Pasó a mi lado con una media sonrisa burlona,mientras yo le clavaba la mirada a su paso,viendo cómo de acomodaba en uno de los mullidos sofás a mí lado derecho.

- Señora Min... - me reverenció en un tono payasil -

- Señor Kim - hize lo correspondiente aunque mi tono era más bien de apatía -

Suspiró en un afán de llenar sus pulmones del aire puro que emanaba esa altura de la ciudad y miraba al horizonte,admirando como el sol tenía ganas de descansar y yacía ya cabizbajo.

- Veo que le ha cogido el gustillo a venir aquí -

- También es mío - musite sin apartar la vista de mi libro -

Una pequeña muesca se dibujó sobre su sonrisa.

- ¿Que lee? Parece interesante -

Sus ojos se abrieron intentando averiguar las líneas.

- Orgullo y prejuicio -

- mmm...dicen que esta sumamente interesante,aunque nunca he tenido la ocasión de leerlo -

- Así es - dije dando una última calada -

- ¿Podria leerme algunas líneas? -

Lo dijo sin mirarme a la cara,aunque con un semblante de pesadumbria,pues no sabía cómo me tomaría el echo de que me estuviera interrumpiendo en mi tranquila lectura y aún más pedirme que le deleitara con algunas de sus líneas.

Observándolo de arriba abajo sin decir nada con una de mis cejas levantadas,mirando como movía sus labios en señal de impaciencia y timidez al no saber cuál sería mi respuesta.
Me dispuse a buscar una de mis escenas favoritas.

*Señorita Elizabeth,he luchado en vano y ya no lo soporto más.Estos últimos meses han sido un tormento.Vine a Rosings con la única idea de verla a usted.He luchado contra el sentido común,las expectativas de mi familia,su inferioridad social,mi posición y circunstancias,pero estoy dispuesto a dejarlas a un lado y pedirle que ponga fin a mí agonía*

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