Río III

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Mirando por la ventana acristalada de mi cuarto,mientras el humo de mi cigarro caldea el interior de mi boca y llena mis pulmones,la belleza que se respira en este lugar es digna de una poesía de Neruda;aún así no puedo dejar de pensar en la locura que han encaminado mis pasos hasta allí,y como el destino se burla de mí,manejandome a su antojo,moviendo sus hilos para llevarme a enloquecer por completo,aunque como dijo el autor

"Hay cierto placer en la locura,que solo el loco conoce"

Y el mío tiene nombres y apellidos.

No sale de mi mente la conversación que mantuve con Seokjin,cuando mis besos se tornaron certeros y ansiosos

— Detente noona por favor,no me dejes caer en lo que me juré no pedirte cuando te tuviera entre mis brazos,porque el solo echo de imaginarlo me hace perder la razón, y no es sexo lo que anhelo de tí,no así,no ahora —

No recordaba la última vez que me habían pedido algo así,ni siquiera sé, si alguien,alguna vez,había pronunciado esas palabras ante mí

— Quiero.....gustarte,que me veas como un hombre, y no como un niño,que quieras compartir conmigo tu día a día y no solo recuerdos de alcoba,porque yo.... — sus mejillas se tornaron carmesí mientras sus ojos de diamante brillaban como estrellas en el firmamento — creo que me enamorado de tí —

"Creo que me enamorado de tí"

Esas palabras hicieron eco en mi corazón,que yacía frío desde hacía demasiado tiempo,la sangre latente de mis venas dejó de circular,deteniéndose a medio camino entre este y mis pulmones, que bombeaban sin control alguno intentando salirse por mi garganta.
Debió notar la tensión que se acumuló en la parte alta de mi espalda,porque dio un paso atrás apagando sus ojos.

— Ya veo — agachó la cabeza dibujandose la decepción en la comisura de sus labios, soltando mis manos — No soy lo bastante bueno,¿Es eso?

Negué.

— ¿Y qué es entonces?

— Soy yo — inspiré recobrando el aliento que su confesión que me había arrancado y caminé hacia la orilla de aquel inmenso lago que nos rodeaba,cruzando mis brazos a lo largo de mi cintura — el amor no es para mí Seok-jin,todas las personas que alguna vez amé, terminaron sus días durmiendo en un frío cajón de madera,por el simple echo de amarlas,porque estoy maldita,porque yo misma lo provoqué,porque maldije a Dios el día que me arrebató a mi pequeño dejándome vacía,enterrando mi corazón con él — acaricie mi vientre con el dolor que solo una madre puede sentir cuando pierde a su hijo,brotando de mis ojos lágrimas que quemaban a su paso hacia las líneas de mi cuello.Seokjin se acercó a mí con cautela,sorprendido por mi confesión,posando sus manos sobre mis hombros ejerciendo la fuerza justa para intentar aliviar la pena que en ese momento me rompía las entrañas — no quiero que  sufras el mismo destino Seok-jin

— Lo lamento — posó su mano en mi mejilla,aún seguía fría — lamento que tuvieras que pasar por ese dolor que ni tan siquiera soy capaz de imaginar, entiendo que no quieras volver a sufrir, pero créeme que mi intención no es causarte dolor,a no ser que me lo pidas — alzó mi mentón — mírame — mis párpados volvieron a abrirse,la expresión de su rostro había cambiado,ahora se tornaba tierna y sincera — no tengo intención de morirme,no ahora que por fin tu corazón se ha decidió a hablar,si me dejases un pequeño hueco para poder entrar en él,te demostraría que estás echa para amar y ser amada,si me dieses la oportunidad....

Quería querer,quería poder dejar entrar a Seok-jin dentro de mi corazón,abrirlo para él,dejar que lo llenase,que lo envolviese con su calor,pero estaba muerto.

Acaricié la mano que sujetaba mi mentón,que ahora desprendía calor y aparté mi cabeza con frialdad,apagando mis ojos de nuevo — no puedo darte lo que no tengo — inquiri con desapego alejandome de él guiando mis pasos hacia la casa,dejándolo solo en aquella oscuridad solo rota por el reflejo de la luna

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