-Capítulo 12-

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Era extraño, las últimas ocasiones en donde se reunían los rebeldes era solamente para hablar sobre como lograr que Isik volviera a la escuela, su prioridad, pero era tanta la importancia que los amigos habían dejado de salir, de divertirse y de recordar lo que los mantenía unidos más allá del problema, eso preocupaba a Malia quien caminaba detrás de todos ellos en silencio.

Fue inevitable darse cuenta que su pequeño grupo de amigos, su pequeña familia comenzaba a quebrantarse, ¿era egoísta desear que el problema de Isik no se solucionará, así todos seguirían teniendo algo en común y continuarían hablando?, sí, era demasiado egoísta de su parte pensar eso.

—Hay un dicho que dice: "Deja que aumente la presión para que seas destruido"—anunció Osman, subiéndose a una de las cajas del lugar—. Significa que cuando eres un tirano tu final lo provocaras tu mismo. Eso es lo que haremos, haremos que Necdet empeore. Daremos cosas en su nombre y luego se las quitaremos, lo culparemos a él y provocaremos un motín.

—Después de un tiempo las personas suelen creer que todo lo que se les ha dado es su derecho—comentó Sinan—, aún si no lo merecían, tiene sentido. Si les quitas esas cosas creen que tu eres el malo.

—¡Es cierto! Así pensaran que Necdet fue injusto. ¡Es perfecto!

—No estén tan seguros—intervino la castaña—, siempre puede haber una falla en el plan.

—A mi me parece que el plan de Osman es bueno, tiene mucho sentido y es seguro que funcione—dijo la chica nueva, Malia solo la miro un instante y puso la vista en la laguna.

El resto del rato se dedico a mirar la laguna, mientras que sus amigos continuaban con el plan de Osman, todos esperanzados de que funcionase, y ella también lo estaba, pero era poner todas sus esperanzas en desconocidos, no sabía si funcionaría de nuevo.











—¿Eda, quieres que te lleve?—pregunto Kerem sosteniendo su motocicleta.

—No, ¿por qué querría eso?—respondió Eda, mientras que los otros tres rebeldes observaban la situación.

—Haz lo que quieras.

—Es lo que siempre hago—. El pequeño intercambio de palabras de los ex novios termino con Eda dándose la vuelta y caminando lejos del grupo.

—Me voy con ella, los veo después—se despidió Malia trotando hacia su hermana.

Durante el camino ninguna de las dos chicas dijo nada, se mantuvieron en silencio sus pensamientos propios, cuando llegaron a la casa de su familia notaron algo diferente: había visitas.

—¡A mi princesa llego!—exclamo la madre de las chicas con una gran sonrisa en su rostro, aunque dicha sonrisa fue borrada cuando vio que detrás de Eda estaba entrando Malia.

—Buenas noches—saludó Eda con una leve sonrisa en el rostro.

—Que gusto verlas, ¿vienen de la escuela?

—Sí, estamos en el último año—respondió Malia.

—Eda, hay excelentes noticias—anunció la madre de las chicas—. Emre estudiará negocios en Estados Unidos.

En cuanto la madre de Malia termino de hablar supo hacía donde se dirigiría esa conversación y con cada frase que sus padres y los amigos de estos seguían diciendo solo lo confirmo.

—Ven, Eda—susurro Malia tomándola de la mano al ver que ninguno de los "adultos" le hacía caos a sus protestas.

—¡¿Cómo me hacen esto?! ¡¿Por qué?!—exclamo Eda mientras entraba a su habitación.

—Tranquilízate, no te casarás, no pasará.

—¿Cómo sabes? ¿Qué puedes hacer tú para impedirlo?—la voz de Eda era dura y fuerte, se notaba la ansiedad, enojo y preocupación brotando de su cuerpo.

—No lo sé, pero lo averiguaremos, tranquila.

—¡No! Tú no sabes nada con lo que tengo que cargar, tú solo te alejaste, tuviste opciones y yo no las tengo.

—¿Opciones?—pregunto amargamente Malia—. Si por opciones te refieres a que tus padres no te quieran y a que tengas que fingir que no te duele, entonces sí, tuve muchas opciones.

—No lo entiendes—la chica se sentó en su cama y tomo cualquier libro que tenía a la mano—Jamás lo harás porque ni siquiera estas aquí, porque no los conoces.

—Eda, por favor, no te enojes conmigo, intento ayudarte.

—Entonces déjame en paz—las palabras de su hermana le hicieron recordar a esos viejos tiempos donde ambas se llevaban mal, tal vez no habían sido las mejores amigas, tal vez nunca fueron tan unidas, pero Malia creía que todo entre las dos ya se había arreglado, tal vez se equivoco.










—Estoy jodida—anunció Eda, sentándose junto a Sinan—, pero supongo que Malia ya te lo conto.

—No la he visto—respondió el chico con total tranquilidad.

—¿Qué dices? No estaba en su habitación anoche y tampoco está mañana.

—Conmigo no estaba—comentó alarmado Sinan—. Eda, ¿qué fue lo que pasó?

La chica comenzó a contarle todo l que paso dese que llegaron a su casa y eso no alarmo a Sinan hasta que su amiga le contó el como como había terminado esa conversación, había que encontrar a Malia pronto.

Rebeldía/ Love 101.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora