CAPÍTULO 1

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CAPÍTULO 1 

Iba caminando por la calle, todo estaba oscuro, y note tras de mis unos pasos, que iban al son de los míos, en ese momento me di cuenta de que alguien me podía estar siguiendo, intenté no entrar en pánico y empecé a acelerar mi paso, intentando que quien fuera que me estaba siguiéndome no se diera cuenta que sabía que me había dado cuenta de su presencia. Pero la persona que iba tras de mi la sentía cada vez más cerca, el pánico recorrió mi cuerpo y empecé a correr a toda velocidad, la persona que empezó también a correr, no sabía muy qué hacer, intente despistarlo pero estaba demasiado cerca y note como una mano me cogía del brazo y tiraba de mi, me di la vuelta para verle mejor, no podía ver su cara pero si podía ver sus ojos, esos ojos transmitían odio, estaba como vacío y tenía una sonrisa en la cara que daba realmente miedo, un escalofrío pasó por mi cuerpo y...

Me desperté de un sobresalto de la cama, había tenido otra vez esa misma pesadilla, no entendía porque, pero ya era la tercera noche que me pasaba. Cogí el móvil que estaba justo al lado de mi mesita de noche, eran las 6:00 am aun me faltaba una hora para levantarme, pero sabía perfectamente que no iba a volver a coger el sueño, así que procedí a levantarme e ir directa a la ducha.

Sentada en mi diminuto comedor, con mi taza de café y mis tostadas, empecé a pensar en la pesadilla, había algo que no entendía, acababa soñando todas las noches con esa sonrisa no entendía el por qué.

De pronto el sonido de mi móvil me hizo volver a la realidad.

— Hola Emma, soy el novio de Elena, tu compañera de trabajo – La voz al otro lado parecía de desesperación.

— Si mm Miguel ¿Qué pasa? – No entendía como podía tener mi número de teléfono, pero mucho menos porque me llamaba el a esta hora de la mañana.

— Elena, se ha ido, me ha dejado una nota diciéndome que no la buscara y tenía que irse de la ciudad, pero no entiendo nada.

— ¿Cómo que Elena se ha ido? – Quizás estaba trabajando en algún caso y le había pedido discreción, yo no sabía nada, preguntaría cuando vuelva al trabajo.

— Si me parece muy raro todo, estas últimas semanas estaba muy rara, ella no se iría así porque si y sin darme una explicación – se escuchó un suspiro – Por favor tienes que ayudarme.

— Voy a intentar enterarme de que ha pasado y si está trabajando en alguna investigación – Aunque realmente yo tampoco entendía la nota.

— Vale gracias, Emma – Colgó el teléfono.

No entendía nada, porque realmente sí estuviera trabajando en alguna investigación, seguro que su compañera le diría a su pareja que se iba por trabajo. Sea lo que sea, tendré que averiguar quÉ es porque todo me parecía un poco raro.

Cuando entre por la oficina de la redacción, me senté en mi mesa y efectivamente la mesa de mi compañera Elena estaba vacía, encendí mi ordenador, y me levanté hacía la máquina del café, en la salé del comedor se podía ver a través de la gran cristalera a mis compañeros y amigos Marcos y Olivia cuchicheando.

— Buenos días, chicos – dije entrando en la sala, me miraron con una cara de preocupación – ¿Qué os pasa a vosotros dos?

— Buenos días, nada Emm, solo que te veo un poco cara muerta ¿Qué te ha pasado? – Me dijo mi compañero Marcos. Él era una persona muy alegre, con muchísima energía, me encantaba su naturalidad y la gracia que tenía para contártelo todo.

— Últimamente duermo muy mal solo es eso – Desde que lo dejé con mi ex hace 5 meses, además del caso que tuve que cubrir, el cual fue nefasto y casi termina con mi carrera como periodista, no conseguía descansar, realmente estaban siendo unos meses muy duros.

El caso imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora