Gian y Neisan han organizado un banquete y una pequeña fiesta para celebrar la muerte de Azariel. Hemos cumplido con una parte de la venganza y falta poco para que esta sea cumplida en su totalidad. Es un motivo de festejo.
La música suena en el lugar mientras Neisan canta exagerando sus gestos y haciendo un baile ridículo, Gian lo acompaña moviéndose con tranquilidad. Los observo con una sonrisa en el rostro, divertida con la situación. Entonces, el castaño se acerca a mí para invitarme a bailar.
Caminamos hacia el centro de la habitación, junto a Neisan, y nos colocamos allí para bailar. Gian me toma por la cintura y acerca mi cuerpo al suyo, quedamos terriblemente cerca, pegados el uno al otro, separados por apenas unos centímetros. Sus manos se posan en mi cintura y mis manos descansan en sus hombros.
Nos balanceamos de un lado a otro durante unos pocos minutos, bailando juntos, él me hace girar varias veces seguidas y consigue sacarme una risa. En cierto momento, al terminar de girar, pierdo el equilibrio y Gian me presiona contra él, agarrándome con fuerzas para estabilizarme. Un escalofrío recorre mi espina dorsal y la sonrisa en mi rostro desaparece cuando me percato que estoy malditamente cerca suyo, puedo sentir su respiración sobre mi boca y nuestras narices rozándose. Lo miro a los ojos y veo el momento exacto en que su mirada baja a mis labios.
Trago saliva con fuerza en cuanto se acerca un poco más, comenzando a acortar la poca distancia que hay entre nosotros. Sus labios rozan los míos y se oye un gran estruendo.
Me separo rápidamente de él y todos volteamos hacia la puerta, encontrándonos con que esta ha sido derribada por varios soldados de Quaxon. Han descubierto nuestro escondite.
— Neisan. Los caballos. —murmura Gian.
Mientras Neisan escapa por la puerta trasera para buscar nuestros caballos, nosotros nos preparamos para luchar. El fuego brota de mis manos y Gian toma dos espadas. Entonces se desata una batalla en medio de mi sala del trono.
Claramente, estamos en desventaja, los soldados de Quaxon nos superan en gran cantidad y no creo que podamos vencerlos solos. Logramos vencer a algunos de ellos, pero el cansancio comienza a pasar factura y cada vez resulta más complicado luchar contra ellos.
Poco después escuchamos un silbido, la señal de Neisan para avisarnos que los caballos están listos. Continuamos peleando durante algunos minutos más en los que conseguimos causarle varias bajas a nuestros enemigos. En un momento de distracción, aprovechamos para escapar. Gian tira la mesa en medio del camino para impedir el paso de los soldados, luego la prendo fuego y nos apresuramos a salir por la puerta trasera. Mientras nos acercamos a la salida, continuo lanzando fuego e incendiado cosas para evitar que puedan perseguirnos.
Al salir nos encontramos con Neisan, que nos hace saber que los caballos no están y por lo tanto no hay manera de escapar. No nos queda otra opción más que correr. Nos adentramos en el bosque y corremos sin parar durante un largo lapso de tiempo, no tenemos un lugar al que ir, simplemente corremos por nuestras vidas, para no ser alcanzados por los soldados de Quaxon.
Con nuestros enemigos pisándonos los talones, corremos lo más rápido posible. De repente, una carroza se atraviesa en medio de nuestro camino, cortándonos el paso. La puerta se abre dejándonos ver a Ashia es su interior.
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Fuego y Cenizas ✔
FantasyLos monstruos se crean, no nacen así. Y cualquier alma abusada y torturada no tendría tiempo de sanar. ••• De niños escuchábamos historias y cuentos de hadas en los que el bueno siempre ganaba, pero nunca nos paramos a pensar en qué llevó al villano...