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—Sí, solo una

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—Sí, solo una.

—Díganos cual, no tengo todo el tiempo del mundo.

Ella los miró con calma mientras que ambos yacían expectantes.

—¡Declararse el amor abiertamente! Les contaré, este anillo se tiene que usar el día del matrimonio, no antes. Aunque hay excepciones, como en todas partes.

—Olvidaron decirnos ese pequeñito detalle. Pudo haberlo dicho antes de que me lo colocara. Tal vez, no sé. —Chan golpeó la mesita, su descontento era justificado.

—Cálmese. Este anillo se ajusta a la persona así que no es necesario hacerlo a la medida ni nada de eso. Este anillo sabe cuando son las personas correctas, cuando están hechos el uno para el otro y que por lo tanto se aman. Lo que dicen en sus votos el día del matrimonio, va de acuerdo a lo que sienten en el corazón, es decir, su amor es puro y como el anillo ya sabe que su amor es correspondido por parte de ambos, entonces fácilmente pueden sacarlo ya que no hay necesidad de que el anillo los tenga atrapado ya que declararon su amor. Por eso mismo, este saldrá cuando se declaren su amor abiertamente ¿entiende?

—Claro que entiendo, necesita ir al psicólogo, psiquiatra, loquero, a todos ellos juntos, incluso necesita un lavado de cerebro.

Felix quien había estado atento a la explicación miró a Chan con el ceño fruncido. —Cálmate, no es necesario que le faltes el respeto así.

—Pero nosotros no estamos enamorados, como le expliqué solo somos amigos. Esta maldita cosa esta averiada.

—Solo les digo una cosa, el anillo nunca se equivoca.

—Como no se va a equivocar si yo mismo le pedí que se lo probara, hubiera pasado lo mismo con cualquier persona.

—Destino.

—Espere un momento. —dijo Felix. —¿Nos tenemos que casar entonces?

—No, en este caso no es necesario.

—¿En este caso? —Felix quedó más confundido que antes.

—Sí, en este caso. Como le dije, hay excepciones. Y como en cada excepción siempre pueden ocurrir cosas inesperadas, pero... no me mire con cara de odio, los problemas tienen solución.

—Gracias por nada. ¿Declararnos amor? ¿Esa es la solución? —Chan gritó y tomó a Felix de la muñeca. —Nosotros veremos como solucionamos esto, se nos ocurrirá algo. Ni loco vuelvo a comprar un anillo en esta tienda.

—Descuide, no lo hará.

—¿Eh? —solo miró a la vendedora antes de salir por la puerta, pero no le dijo nada. Solo azotó la entrada para dar el dramatismo que sentía que la situación ameritaba.

•••

—No es mi culpa. No entiendo porqué estás tan enojado y ni me hablas. —le recriminó Felix.

—Lo siento Lix pero me desespera no saber qué hacer y más encima la única oportunidad de sacarnos esto, es absurda.

—Pero intentémoslo. Digamos en voz alta que nos amamos.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Dijo declarar el amor. Somos amigos, nos conocemos desde hace mucho tiempo. Quizás lo que tu sientes no es el amor romántico. —Felix tragó fuerte. —Pero el amor casi fraternal debería servir.

—¿Aquí? Entiendo, Felix comienza.

—Chan —observó directamente sus ojos que en ese momento demostraban enojo y confusión. —Eres mi amigo, siempre me cuidaste y protegiste de todo lo malo que nos rodeaba. Yo te amo por eso y muchas cosas más. Siempre supe que sería el amor de mi vida. —las palabras dichas por Felix era tan reales como respirar, aún así no se sentía aliviado porque Chan no las tomaría en cuenta y solo las tomaría como una mentira piadosa para engañar al estúpido anillo.

—Felix, yo te amo. —al escuchar aquellas palabras que él tanto anhelaba escuchar, de manera fría y cortante, se le estrujó el corazón. Pero sabía que era la felicidad de su amigo y que no importaba la de él.

Esperaron un momento y no pasó nada, los anillos seguían ajustados en ambos dedos.

—Chan, no resultó.

—¿En serio? —le dijo de forma irónica, su ánimo cada vez era peor.

—Yah, no te enojes conmigo, por lo menos pensé en alguna solución. —le respondió rápido.

—Si, lo sé. —rascó su cuello. —Solo perdóname. —lo abrazó mientras Felix pensaba "no puedo perdonar que me abraces y me hagas sentir cosas que no quiero".

•••

—Lo siento chicos. —dijo la mujer que mantuvo su mirada en la puerta que fue azotada hace varios minutos atrás.

Desde atrás salió una mujer sonriente. —¿Se fueron?

La mujer asintió. —No puedo creer que siempre me hagas lo mismo. Yo tengo que dar la cara por ti.

—Pero ellos tienen que dejar fluir la verdad que hay en sus corazones. Pronto encontrarán la solución, el amor que aún no ha salido a la luz es muy fuerte, no podrá ocultarse por más tiempo. Por eso hice que le colocaras el anillo a Christopher Bang Chan.

La vendedora más joven suspiró y sonrió al ver que su compañera la observaba. Ladeó su cabeza y cruzó sus brazos. —Espero que no te hayas equivocado esta vez, porque a mi parecer realmente solo eran amigos.

Ella negó, no se equivocaba. —Fue lo mejor, los anillos más fuertes para un amor fuertemente recluido.

 —Fue lo mejor, los anillos más fuertes para un amor fuertemente recluido

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Tu anillo no sale de mi dedo ► ChanLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora