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—Disculpa por venir de esta manera sin avisar

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—Disculpa por venir de esta manera sin avisar. —le dijo Tzuyu al abrazarlo con fuerzas, sin pedir permiso para pasar a la casa que obviamente no era suya. Solo le dio una sonrisa sincera y tomó la mano de Chan para que ambos se sentaran en el sillón. —Hemos venido a hablar contigo. —ella no podía dejar de sonreír.

Felix vio como la incomodidad crecía en su pecho al verlos tomados de la mano, ahí sentados en lo que era su propiedad. Quería reclamar, como si tuviera el derecho de pedir que se abstuvieran de darse cariño en ese lugar. Intentó alejar esos pensamientos y buscó una silla para sentarse. —¿De qué? ¿Sobre qué? —preguntó preocupado, algo le decía que no le iba a gustar lo que fueron a decirle.

Tzuyu se puso de pie, incapaz de esconder su emoción. —Quiero... —observó a Chan. —Perdón, queremos. Ambos. Que seas nuestro padrino de boda. —Tzuyu no podía más de la alegría, sin darse cuenta de como le cambió la cara a la persona que tenía enfrente. Prosiguió. —Sé que es repentino, pero nada nos haría más feliz que aceptaras. —Tzuyu se acercó un poco más a Chan, hizo que se levantara de su asiento mientras ella le tomaba las manos con fuerza.

Felix miró fijamente a Chan, que estaba tras su prometida. No lo podía creer, como podía haber aceptado que se lo pidieran ¿Era un idiota? —Yo no puedo. Tengo miedo escénico. No podría estar parado frente a tantas personas. —inventó mientras se giraba y caminaba de un lado hacia otro, nervioso. Sus piernas temblaban y su pecho se apretaba cada segundo que pasaba. Quería pedirles que se fueran para poder revolcarse en el dolor de una vez por todas. —No puedo, no es correcto. —susurró para si mismo.

—Por favor, hazlo por nosotros. Sé que Chan te quiere mucho, por eso eres el indicado para ese puesto. —Tzuyu no estaba entendiendo la negativa de Felix, creía que estaría muy feliz. No existía otra persona más indicada. El mejor amigo de su prometido, un gran amigo de ella.

Felix mordió su dedo y llevó la otra mano a la cintura, resistiendo un dolor punzante que le vino en la parte baja. Recordándole por qué no podía aceptar. —¿Yo? —dijo mirando a Chan. —¿Soy el indicado? —Felix sabía que el momento en el que aceptara esa propuesta, su corazón sufriría al ver en primera fila como se casaba con otra persona. Estaba hiperventilando, su pulso se estaba acelerando y sus piernas parecían estar sobre nubes. Sabía que tal vez su corazón se partiría de una manera cruel y despiadada. Que nadie sabría del infierno en su alma, pero... ¿Si no aceptaba? ¿Se haría evidente el por qué? Tomó un poco de aire para tranquilizarse y colocó una sonrisa que no podría haber sido más falsa. Intentó aplacar el temblor de su mentón. —Acepto. —Era un masoquista, el peor de todos.

—Gracias. —le gritó Tzuyu, apretándolo fuertemente en un abrazo asfixiante. Aunque en ese punto no sabía si era culpa de ella o del nudo en su garganta. Lo hizo girar con alegría mientras que Chan solo lo observaba con una extraña expresión en el rostro. —Ahora iremos a ver el lugar de la ceremonia ¿Quieres ir? No, más bien tienes que ir. —le exigió la novia.

Tu anillo no sale de mi dedo ► ChanLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora