—Quédate quieto perrito, que te estoy haciendo cariño. —manoseó la cara de Chan, como si estuviera sonámbulo.
—Felix, no te hagas el tonto. Se bien que no hablas dormido y no eres sonámbulo. —lo agarró de los brazos, dejándolo pegado a la cama.
—Yo... lo siento... no quería... —Lee comenzó a tartamudear, ignorando esos ojos escrutadores que estaban en él. Sus mejillas sonrojadas delatándolo.
—No querías besarme. —Bang elevó una ceja.
—No, bueno sí, bueno no sé. —se enredaba con sus palabras. Los nervios no lo dejaban pensar. —Estaba soñando y luego pasó, me desperté... pero...
—¿Querías besarme? —Chan lo cortó.
Felix no sabía qué decir pero se le ocurrió algo en último momento. —Quizás con un beso pensaba que se podía romper esta especie de hechizo. —le dijo aunque sabía que no iba a resultar, sino ya se hubieran liberado. —Lo intentaste tú, me tocaba intentarlo, en mi sueño tenía mucha lógica. —inventó.
Bang lo observó con avidez, sus mejillas sonrojadas, sus mejillas brillantes. Gruñó antes de acercarse detenidamente a unos centímetros de su rostro. —Intentémoslo. —dijo Chan, casi sin voz. Besando a un Felix confundido que mantuvo sus ojos abiertos. No era como el roce que habían tenido. Bang le estaba pidiendo permiso para entrar en su boca y Lee no se lo iba a negar. Abrió un poco sus labios para que su mejor amigo lo saboreara aunque solo fuera un momento. Aún tenía un leve sabor a la comida que disfrutaron hace unas cuantas horas. Chan se acercó con cuidado, mientras que Lee con manos temblorosas se agarró del cuello del chico sobre él.
—¿Se soltó el anillo? —preguntó Chan mientras devoraba la boca de Felix.
—Mmm... no —este hizo el amague de sacarlo pero no pudo.
—Hay que seguir intentando. —decía un Bang ya envuelto con la boca de su amigo que no quería soltar. —¿Y ahora? —ya no le importaba lo que estaba haciendo, más que solo disfrutar los deliciosos labios que le estaban respondiendo.
—Nada. —soltó un pequeño suspiro.
—Habrá que intentarlo una vez más. —dijo, sin separarse. Besándolo de forma cada vez más fogosa, donde las lenguas jugaban entre sí. No era cualquier beso. Era un beso sucio, duro, con pasión escondida.
El celular de Bang comenzó a sonar. Las vibraciones provocaron que Chan soltara a Felix. Mirando sus labios usados, lamió sus propios labios antes de separarse completamente y tomó el aparato. Su respiración aún estaba acelerada.
—Tzuyu ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?
—Parece que no te gustó la idea, adelantaré mi viaje por lo del matrimonio, estaré de vuelta en solo una semana.
Miró a Felix. —Me agrada la idea, estoy feliz. —cortó la llamada, después se la arreglaría con una excusa sobre la batería. —Apagó el celular.
—¿Qué pasó?
—Tzuyu vuelve en una semana.
La incomodidad llegó para instalarse. —Me alegro por ti. —dijo mirando hacia otra parte para que no viera sus ojos llorosos. —Debo ir al baño.
Chan observó como Felix se encerraba. —No debí haberlo besado. —sabía que estaba mal. Nunca salía nada bueno sobre besar a un amigo. Nunca. Ni en las películas. Todo se confundía, el límite ya no existía. Su pecho se apretó con dolor. ¿Cómo debían actuar? ¿De quién había sido la culpa? Aún se sentía extraño, no podía encontrar una respuesta a lo que había sucedido ahora, ni en los últimos días.
—Chan. —Felix lo llamó con cautela.
—¿Qué pasa? —le respondió volviendo a la realidad. Su pelea interna no le estaba dando resultado.
—Esto nunca pasó. —le dijo mientras lo miraba desde la puerta de la habitación.
Bang asintió con un poco de recelo. —Eso mismo estaba pensando.
Hicieron como si nunca hubiera pasado nada, actuando de forma normal y como siempre, como los grandes amigos que eran. Comieron sin hablar, sin mirarse, encendieron la televisión para aplacar la tensión y el horrible silencio que se instauró. A pesar de haber decidido que se comportarían como antes, como los mejores amigos, algo había cambiado.
Mientras Chan comía fruta, aún seguía pensando en como sacarse el anillo. Su mente estaba que explotaba, nunca antes había usado tanto su cerebro. Hasta que la iluminación divina llegó a su mente, con una especie de corriente eléctrica.
—Felix, vayamos por Minho para que nos de agua bendita. Quizás con ayuda divina podamos sacarnos esto. —sonrió.
—En serio, agua bendita ¿Chan?
—Sí, Felix. Tenemos que pensar en diferentes opciones, quizás alguna de resultado.
—Pero, ¿no será muy loco?
—No importa. Ven vamos. —Chan dijo, tomándole la mano para salir rápidamente. Debían parar un taxi que los llevara a la casa de Minho, que a esta hora debería estar con su esposo.
Era una idea rara pero práctica. Poco usual y tal vez podrían tildarlos de locos, pero no importaba. Después de todo, un poco de aire seguramente les ayudaría.
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Tu anillo no sale de mi dedo ► ChanLix
Sonstiges1.- Chan le dice a Felix que le pidió matrimonio a su novia. 2.- Felix sufre sin embargo no dice nada por amor a su amistad. 3.- Deben ir en busca del anillo. 4.- Felix se lo prueba. 5.- El anillo no sale. ¿Qué hará Chan a menos de un mes de su matr...