El cura de Barranco

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Cuenta la leyenda que, en la Hermita de Barranco por 1940, existía un cura muy amargado y muy gruñón al que algunos temían

Este, en cada domingo de Homilía, recalcaba que no alcanzaba los gastos que necesitaban en la iglesia y que por eso debían ser más humildes en sus donaciones y, por lo tanto, darle más dinero como apoyo a la causa de ese servicio; igualmente correteaba a los niños por la ladera de la quebrada cuando le hacían, temerosos, preguntas inoportunas, sacando de su sotana un san benito para espantarlos

Al cura le gustaba dormir por las tardes y, cuando se levantaba en ocasiones a esa hora, gritaba improperios diciendo que no deberían jugar en la pequeña plazuela frente a la hermita porque era una falta de respeto a la iglesia

También se cuenta que una señora de la zona entraba a su casa y salía al amanecer, pero no se sabe sí se trataba de algún familiar para llevarle su comida o una mujer con la cual mantenía una relación secreta

En fin, la historia de este condenado comienza con el terremoto del 24 de Mayo de 1940, en ese día el curita estaba en el patio en donde se encontraba la campana a la que llamaban el Ángelus, cuando inició el terremoto no tuvo tiempo de correr puesto a que una pared cayó encima de la puerta, imposibilitando que escape y que, con el estruendo, cayera igualmente la campana Ángelus encima de él, directamente en su cuello, dejándolo decapitado al instante ante gritos de dolor del cura

Se cuenta que desde ese entonces, mientras reconstruían el distrito, se escuchaban campanas sonar igual que el Ángelus, acompañados de gritos lastimeros que venían de la Hermita

Otros afirman haberlo visto al rededor de las 2am buscando su cabeza y, al encontrar gente cerca, les pregunta sí la han visto, obteniendo solamente que las personas corran despavoridas ante su aspecto

Se cree que el fantasma sigue habitando esa Hermita y que esa es la verdadera razón por la que no arreglan la Hermita de Barranco, por miedo al condenado que ahí mora

Se cree que el fantasma sigue habitando esa Hermita y que esa es la verdadera razón por la que no arreglan la Hermita de Barranco, por miedo al condenado que ahí mora

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