El Perú es un territorio con mucha biodiversidad en todos los aspectos posibles, incluidas las leyendas y mitos que pasaron de generación en generación desde los tiempos antes de la llegada española al continente Americano, aquellos seres que formar...
Según el cronista español Gonzalo Fernández de Oviedo en su "Historia General y Natural de las Indias, Islas y Tierra Firme del Mar Océano" en 1526 mencionó que existió un raro espécimen que poseía la hermana del Inca Atahualpa, aquella se casó con un mancebo español, hijo de Baptista Armero, el cual era muy conocido en la corte del emperador de España
El extraño ser era muy pequeño, del tamaño de un palmo, manso y se adecuaba a cualquier hogar de la realeza Inca; aquel era una rara fusión entre un mono, un gato y un ave: tenía una larga cola de mono, tenía alas, sus plumas eran pardas y estaban presentes desde la cara del animal hasta la mitad del torso en donde comenzaba un pelaje raso de color bermejo
El gato monillo emitía dulces melodías, comenzando a cantar dando leves gorjeos que poco a poco se alargaban hasta alcanzar una fuerte sonoridad musical parecida a la de las calandrias; los cronistas mencionaron que era único en su especie aunque esto no tendría sentido por lo que algunos creen que podría tratarse de una raza de seres que se ocultan del ojo humano y, que este gato monillo, se habría separado de su familia y por ende encontrado por la ñusta
Cuando el esposo de la hermana del Inca Atahualpa lo vió le rogó a su esposa que entregue como regalo al dulce animal a la emperatriz de España, para eso tendría que entregar al animal al capitán Per Anzures para llevarlo a España a través de un barco; desgraciadamente tuvo un trágico final al ser pisado accidentalmente por un marinero cuando pasaban por Santo Domingo, cosa que llevó a los presentes a burlarse de la fragilidad del pequeño animal
Según las crónicas, hubieron varios testigos en Santo Domingo que afirmaron haber visto al gato monillo, e incluso haberlo acariciado
González Fernández de Oviedo afirma que algunos tomaron al gato monillo como un cruce entre un gato y un ave, pero al final consideraron al diminuto ser como una especie sobrenatural como son los grifos
Según el autor Daniel Cossíos muchos autores tomaron al animal como un ser imaginario: Harriet de Onis (1948), Lewis Hanke (1958) y Miguel Rojas Mix (1992); mientras que Marcos Augusto Morínigo (1959) concluyó que simplemente se trataba de un mono tití
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