capítulo nueve

659 46 11
                                    

Isabel y los chicos están en un puente mirando el agua mientras se comen su helado.

-nunca había visto a la señora maría hacer un corte tan grande.- dice Garriga.
-será porque nunca había visto a un niño a punto de morirse.- le responde Álvaro.

Todos miran abajo incómodamente, menos Maza que se lo queda mirando por un rato muy seriamente. Isabel muerde un trozo del helado sin ganas, ahora que Álvaro a dicho eso se le ha ido el hambre.

-¿Cuanto tiempo has estado? -rompe el silencio Suso.

-¿en el hospi? -le pregunta Álvaro, el otro asiente con la cabeza.- pues tres meses seguidos ya. Que, bueno, entrando y saliendo son... año y medio ya.

-tienes un humor brutal, colega. Mi padre lleva un mes en coma, un mes, y en casa estamos todos fatal. Al principio te ilusionas porque los médicos te dicen que si, que... va a salir del coma, pero...pasan los días las semanas y... y ya no nos dicen nada. -le confiesa Suso.

-cuando me descubrieron lo del cáncer, le dijeron a mis padres que solo tenia un cinco por ciento de posibilidades de salir adelante. Todo el mundo me mentía y fingía normalidad delante de mi, pero... Pero se les veía que no, que algo pasaba, que algo no iba tan bien como lo pintaban. -Isabel mira a Maza y al verlo tan mal por la conversación, le pasa la mano por la espalda reconfortantemente.- en cambio, Albert, un compañero que conocí allí en el hospital, un chico de diez, me enseñó un par de cosas que desde entonces las llevo grabadas. Que la felicidad no existe, lo que existe es ser feliz cada día, y que vivir al final consiste en aprender a perder lo que tienes, lo que te has ganado. Por eso, yo desde entonces vivo la vida a tope, Suso. Y eso es lo que tienes que hacer, gastar cada segundo como si fuera el último. Lo tienes que hacer por tu familia, claro que si, tienes que currar por ellos, si. Pero sobre todo tienes que hacerlo por ti. Vivir tu vida por ti, Suso. -cuando acaba de hablar le da una pequeña palmada en la espalda a Suso.- ¿vale?

Isabel los mira y sonríe con ternura al ver a esos dos. Siempre le ha gustado mucho esa amistad. Todos en el grupo se llevan muy bien, pero siempre ha notado que Álvaro y Suso tienen una conexión más fuerte. Se apoyan en todo y se aconsejan en todo lo que pueden.

Cuando se acaban de comer los helados continúan el viaje. Hasta que llegan a la cantera, donde se encuentran a un grupo de gente, los mismos que tiraron a Rodri al río. Isabel los mira apretando los puños con rabia. Están escondidos detrás de unas rocas decidiendo cómo pasarán por allí.

-esto parece quinquilandia -dice Suso después de asomarse a ver cuántos son.

-la cantera es suya, ¿eh? Por ahí no nos van a dejar pasar.- contesta Álvaro.

-¿tú, karateca, con cuantos puedes?
-lo siento, Suso, pero no. Lo siento, pero ya te lo he dicho muchas veces, yo no me pego sin razón.- responde Maza negando con la cabeza.

-Vale. A ver, chavales, escuchadme. Yo daría un rodeo. Vamos por el depósito de agua y rodeamos la aldea del castaño.

-sí, y llegamos en un mes. Que no, Rodri. 
-que no, Suso. Que a mi ya me zurraron ayer y no pienso repetir.
-a ver, el plan es sencillo. Sin las motos, los siux no son nada. Es cortarles el tubo de la gasolina y quitarles las bujías. Salimos pitando y adiós quinquis.- propone Suso mientras Álvaro asiente con la cabeza.

-No, Rodri tiene razón, debemos ir por otro lado.
-Garriga, no me toques los huevos. Si nos vamos a cagar a la primera de cambio, es mejor dar la vuelta.- se queja Suso.

-va, no te preocupes Garriga. Voy yo, les corto el tubo mientras vosotros salís rápido y en un momento ya los hemos dejado atrás.- contesta Isabel para reconfortar a su amigo. Maza niega con la cabeza y ella lo mira confusa.
-estás loca si te crees que vamos a dejar que cortes tú los tubos.- Maza sigue negando con la cabeza.

-¿pero por qué no? Lo hago en un momento. -los mira a todos confundida.
-que no, Isa, que yo soy el más rápido. Voy hasta las motos y les corto el tubo. Ya está.- le dice Álvaro.
-escúchame, si vas tú para allí, voy yo también, ¿eh? Que tú no puedes ir solo.
-pero he dicho yo de hacerlo, Maza.
-vale, has dicho tú de hacerlo, yo te estoy diciendo que solo no vas a ir para allí.

-¿pero no me ves? Estoy perfectamente.- se queja Álvaro.
-¡no me toques los cojones! No lo vas a hacer tú solo y ya está.
-no me toques los cojones tú a mi.
-¿eres tonto o que? Que te puedes marear y lo sabes perfectamente, chico.- se queja Maza y antes de que el otro pudiera decir algo más le dice:- que si lo haces, lo haces conmigo y ya está.

-tu lo sabes perfectamente, que soy más rápido que tú, karate kid de mierda.- los demás los empiezan a chistar para que bajen la voz.
-va, callaos ya, que nos van a pillar. Vais los dos y ya está.-manda Isabel, poniendo orden.

-dame todos tus petardos.- ordena Suso.
-¿todos? ¿Por qué?- pregunta Garriga.
-todos, Garriga. ¡Que me los des todos!- le grita mientras le quita la mochila.- para desviar su atención. Y después de que exploten, salimos cagando virutas.

Todos se ponen en marcha a cumplir su misión. Rodri se queja, ya que son muchos petardos y solo quieren asustarlos, no matarlos.

Encienden los petardos y salen corriendo. Hace una explosión tremenda y todos los quinquis se acercan a ver que ha pasado. Aprovechan los hermanos a ir donde las motos a cortarles el tubo.

Isabel, Suso, Rodri y Garriga pasan con sus bicis entre los quinquis. Ella se ríe fuertemente burlándose de ellos. Corren a sus motos para perseguirlos y se las encuentran estropeadas.

Isabel y los otros tres paran un poco más lejos esperando a los gemelos. Cuando ellos consiguen llegar a sus bicis, pasan entre los siuxs y van donde sus amigos.

El jefe de los quinquis consigue subirse a una moto que no está rota y los persigue por atrás.

-¿no les habéis cortado todos los cables?- pregunta Suso.
-no me ha dado tiempo a cortarlos todos, tío. Había uno que no se podía.- se defiende Maza.
-¿y que hacemos, entonces?- pregunta Garriga preocupado.

-confiar en Rodri.- contesta Álvaro.
-¿qué?
-Tu eres un hacha lanzando el bumerán, ¿no?
-que no, que no, que no. Que yo practico con latas de Coca-Cola. No es lo mismo.- se queja Rodri.

-escúchame, ¿qué importa? Prácticas con él y ya está.- le dice Maza.
-y si lo mato, ¿qué?
-pues lo matas.- responde Garriga desesperado. Suso le da un golpe. Todos se quejan y lo mandan a callar. Él los mira a todos confundido.

-escúchame, que no lo vas a matar ni de coña, ni de coña.- insiste Maza.

Mientras tanto, el jefe de los quinquis cada vez se acerca más y más.- ¡ey chavales, venir aquí! ¡Venga!- grita él desde la moto.

-¿te acuerdas de lo que te hizo ayer o no?- pregunta desesperado Álvaro.
-que le tenemos que dar su merecido a esos mamarrachos.- añade Suso.

Rodri mira a Isabel confundido. Ella mira el camino por donde está viniendo el quinqui y después lo mira a él y le asiente desesperadamente. Rodri, al ver que Isabel está de acuerdo con el plan, acepta usar el bumerán.

-venga, y nosotros mientras lo distraemos.- dice Suso.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 16, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Live is life Donde viven las historias. Descúbrelo ahora