Ese Día En El Verano

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Ya estamos en Febrero, a unas cuantas semanas de volver a clases.

Desde año nuevo las cosas han ido un poco mejor. Cristina no se ha aparecido de nuevo, Lake ha venido bastante, y no sé porqué, pero el señor misterio sigue aquí, manteniendo contacto conmigo.

De hecho, hoy nos juntaremos, por alguna razón.

Ayer me habló en la noche y me preguntó si quería salir a comer, al principio le dije que no, pero insistió en que sería divertido y que me haría bien salir, y no pude decirle que no, pues el bastardo tenía razón.

Hoy decidí darle una oportunidad a un color que no fuese negro, por decisión propia, y no porque aún me ronda por la cabeza que Esteban se atreviese a llamarme raro por guardar mi ropa de color, sip, nada que ver con eso último.

Como sea, me puse un jeans blanco que no usaba hace años, una polera color rosa pastel y una chaqueta de mezclilla, todo esto acompañado de zapatilla rojas.

Pensé en pintarme las uñas, pero me arrepentí, la verdad no necesito burlas antes de iniciar el año escolar.

Y hablando sobre el año escolar, hace un par de días nos enviaron un correo a todos diciendo que este año se comenzaría a utilizar uniforme, con la ubicación de la tienda que los vendía.

Yo me enfade bastante pues no tenia contemplado ese gasto, y tuve que enviarle un email a mis padres para avisarles.

Como sea, el uniforme consiste en pantalones negros, camisa blanca, chaqueta negra y corbata roja, la chaqueta y el pantalón tienen la insignia bordada.

En cuanto a las chicas, es lo mismo, solo que pueden elegir entre pantalón o falda.

Lo bueno es que para gimnasia podemos usar cualquier ropa

Mientras terminaba de vestirme para mi salida, comencé a pensar en que debería ir a comprar algo de ropa nueva, hace bastante que no compro y algunas poleras me están quedando pequeñas y cortas.

Estaba pensando en cómo distribuir el dinero cuando el teléfono fijo comenzó a sonar, lo cual es muy extraño pues nadie de mis conocidos se sabe ese número, ni siquiera Lake.

Fui hasta la cocina y contesté, quizás sean mis padres rogando perdón por abandonarme, eso sería divertido.

—¿Alo?

—¿José? ¿Eres tú?

Reconocía esa voz, la voz de la única persona que se preocupa por mí en esta familia

—¿¡Nona!?

—Sabía que eras tu, la edad aún no puede conmigo

—Nona ¿Qué pasa? Tu hijo me va a matar por estar haciendo llamadas internacionales otra vez

—Ese Ángelo, tan cascarrabias como siempre

Dios, había olvidado el tono de voz de mi abuela, era tan dulce que sentía que me pondría a llorar en cualquier segundo

—No pasa nada pequeño, pero tus padres no me hablan de ti hace meses, así que me preocupe y decidí llamar yo misma

—Ay Nona, me vas a hacer llorar

—No seas un crio, que ya estás grandecito para eso

—Tu hijo me abandono siendo un crio, tengo derecho a lloriquear

—Aún tengo que regañar a tu padre por eso, como sea ¿Qué tal todo? ¿Cómo estas?

Mi Cabeza Es Un DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora