A Través Del Tiempo (Gwi Nam X Cheong San)

Secretos de media noche

Capítulo 4:
Secretos de media noche.

En lo profundo de lo que paresia un lújumbre bosque, atravesando toda su desastrosa maleza, se podrá apreciar una pequeña cueva llena de deslumbrados cristales extravagantes, los cuales se decían que brillaban como estrellas al caer la noche, manteniendo con vida un inusual árbol de hojas color malva, el cual residía en el corazón del bosque.

Por muchos años, se dijo que el gran árbol era mágico, lleno de secretos y milagros. Era tan viejo como los tiempos, y sin embargo, jamás cambió de forma, siempre se mantuvo intacto, permaneciendo impune y joven, resplandeciente e imponente.

Más viejo que la dinastía Joseon, nunca nadie supo cuando llegó ahí, o como, pero se le conocía como el árbol de los tiempos.

Quizás por los años de vida, su imponente sabiduría que acompañó a los reyes más benevolentes en sus años de vida.

O, simplemente se deba, a que sus ramas si estaban conectadas con el inmenso y delicado espacio tiempo.

No se sabe.

Pero de lo que si se puede hablar es, que el árbol lograba hacer milagros sin fin.

Y que es un poco caprichoso, tal y como el destino.

O bueno, eso es lo que decían los habitantes de muchos años atrás que llegaron a ver el gran e inusual árbol.

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Echó su cabeza hacia atrás, golpeandola con la pared, a la vez que se le escapaba un sonoro suspiro de sus labios.

Tenía un plan, uno bastante fácil en realidad: en retrospectiva, Gwi-Nam lo había convocado sin su opinión para encontrarse al finalizar sus clases en la salida de la escuela, por lo que supuso, era para hablar de los acontecimientos que originan su viaje en el tiempo. Y por lo poco que cheong sabía, por las películas que alguna vez vio, era que siempre había repercusiones en esos asuntos. Así que...

Cheong maldecía su mala suerte en esos momentos, lamentándose en una esquina de su salón de clases, mientras escuchaba a uno de sus tantos profesores impartir su clase, ansioso por la hora en la que terminara.

Se llevó las manos a la cara tratando de quitar un poco de la angustia que le invadía. Suspiro por segunda vez en el día, desviando su mirada a la ventana que tenía a un lado, la cual daba dirección al gran patio de su escuela, permitiéndose perderse en sus pensamientos.

Siendo francos, el mismo admita que tenía miedo, no lo ocultaría, toda la situación le resultaba espeluznante, el simple hecho de saber que regresó a los momentos de paz que atesoraba en esos momentos de dolor, lo ilusionaban, un sueño que quizás, solo quizas, lo hacía pensar que podía hacer algo para cambiar el cruel destino que les esperaba a el y sus conocidos. Frunció sus labios en una sutil mueca, con cierto disgusto.

Lo fatídico es, que el no quería encontrarse con Gwi-Nam.

Chasqueo la lengua fastidiado, recargando su fino mentón en la Palma de su mano, sin dejar de mirar por la ventana. Y así el tiempo pasó, divagando entre los malos recuerdos o dudas que carcomian su mente, en espera de que acabara la clase.

Una bola de papel golpeó con fuerza su nuca, despertandolo de su ensoñación, el chico disgustado pero intrigado giró en dirección de la trayectoria por la que cruzo el papel.

Con fiereza recorrió la habitación con la mirada, de izquierda a derecha, en busca del responsable. Unas manos balanceándose en el aire captaron su atención, deteniendo su mirada llena de inquina en un chico Moreno con una sutil pero resplandeciente sonrisa la cual adornaba su cara. Cheong elimino su seño fruncido, intercambiandolo por la duda.