<<Epílogo>>

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La noche del primero de septiembre prometía. Taehyung se había encargado de preparar todo para que ese día fuera perfecto, incluso su mánager le hizo el favor de posponer sus eventos para poder estar libre, pues era el cumpleaños de su Jungkookie. Desde temprano se despidió de él, quien tenía un entrenamiento especial debido a que se les acercaba un partido importante, le deseó feliz cumpleaños y se dedicó a preparar todo.

Inmediatamente contactó a cada uno y envió al señor Yoo en busca de su madre y suegra. Jungkook siempre le había dado un detalle bonito en sus cumpleaños, incluso estando lejos, por lo que esta vez quería retribuirle. Desde que volvieron a estar juntos muchas cosas en su vida cambiaron, él aseguraba que todas para bien. Ahora viven juntos en el apartamento de Taehyung por decisión unánime y el castaño agradecía la sonrisa que se dibujaba en su propio rostro al despertar y verlo rendido a su lado. Eso sí, la convivencia en pareja resultó ser algo complicada cuando el menor era un completo desastre y el mayor un completo perfeccionista maniático de la limpieza. Afortunadamente encontraron una solución al repartirse las tareas del hogar y hacer juntos todas las que pudiesen. En resumen, estaban más que bien, estaban felices.

El restaurante número cinco de Jimin y Yoongi, que finamente inauguraron apenas un mes antes, estaba casi listo para la celebración. Yoo lo había llamado hace pocos minutos asegurando que llegarían en menos de una hora, Park y Min se encontraban trabajando en la decoración y la comida, respectivamente; Kim mayor se encargaba de la música y ambientación mientras Jung colgaba y pegaba fotos de todos ellos por doquier, aunque la mayoría fuesen de Daegu antes de Seúl. Kim Taehyung era una bola de nervios que rodaba de un lado a otro asegurándose de que todo saliera perfectamente como lo había pensado.

Y no, no se había pasado una tarde entera planeando cada detalle, por quién lo toman.

— Tae, cálmate por favor, me pones más nervioso y después no hay quién aguante sus gritos. — Jimin le pide y acto seguido señala al bebé que dormía plácidamente en su coche mientras que a su alrededor había caos.

Taehyung suavizó inmediatamente su expresión al observar al pequeño. Cuando su mejor amigo lo llamó para que estuviese con él el día de la adopción no lo podía creer, es decir, pensaba que iban a tardar más debido a sus inseguridades. Sin embargo, sonaba muy decidido y el castaño no dudó en ir con Jungkook a tal evento. Fue amor a primera vista, así lo describía el actor, lo que experimentaron todos. Al llegar los invitaron a pasar a la sala donde tenían a los bebés y uno estaba dando la rabieta del siglo. La encargada de cuidarlos luchaba contra el mal genio del pequeño y les sonreía apenada por el escándalo, mas nadie esperó que fuese precisamente Yoongi quien se acercara a observarlo. Todos los demás lo hicieron también por inercia y vieron curiosos la interacción pues, Min lo miraba como si fuese una especie de animal de laboratorio. Segundos después le pidió a la señora que lo dejase cargarlo y el bebé poco a poco se fue calmando. Todos, incluso la mujer, estaban sorprendidos y cuando él se dio cuenta de las miradas les dio una sonrisa incómoda.

“Ah, es que su perfume era muy fuerte y parece que le pica la nariz, lo supuse porque la tiene roja y usted me dijo que no era hambre, ni sueño, ni el uno o el dos.” Le dijo a la señora, a todos en general, para responder a la interrogante que sus ojos le daban. El niño luego le haló un arete y Yoongi gritó, se lo tiró prácticamente a Jimin, quien le sonrió orgulloso de que lo molestara, pero cuando intentó halarle su cabello se lo pasó a Taehyung, quien se lo pasó a Jungkook cuando trató de destruir sus anteojos y el menor por miedo a que se cayera se lo dio a la encargada. En ese momento hubo silencio, todos se miraron queriendo entender qué mierda acababa de suceder y luego rieron a la par. Así fue cómo JiMyeong se unió finalmente a la familia, aunque no quitaba que siguiera siendo un pequeño bastante difícil.

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