XIV

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Los padres de Menma casi nunca estaban en casa y su hermano menor tenía que ir a clases, así que él solo me llevó a su habitación, no hablamos mucho al respecto, solo discutimos quien tendría que comprar los jodidos condones, y tuve que hacerlo yo bajo un enorme abrigo ya que su imagen no podía salir dañada por algo como eso.

¿Qué tipo de daño?

A casi cumplir veinte años no tendría que haber nada de malo en ello. Aun así no puse más quejas.

Estando sobre la cama de Menma me pregunte si él sentiría nervios como yo, si en alguna parte de él, aunque sea en una parte pequeñísima él se sentiría tan apenado. Miré mi muñeca y estaba temblando, despues miré la suya y mis dudas estaban resueltas.

Tomé la mano de Menma observando ese pequeño hilo entre nosotros.

"¿No te duele?" - pregunte. Fui idiota.

"No. ¿a ti si?"

"¿Al menos sabes de lo que hablo?"

"No, pero no importa, porque no me duele nada."

Entonces lo mire con el corazón latiendo con fuerza.

"Si pudieras elegir..." tartamudee un poco. "¿Sentirías?"

"No." Respondió sin siquiera dudarlo. "No sería un buen actor si pudiera sentir."

"Pero me harías feliz"

Yo estaba llorando, de nuevo. Menma me besó.

Mi cabeza no dejaba de pensar en cuentas veces él había actuado el mismo beso que a mí me daba, un buen actor era bueno para todo, pero yo era malo. No sabía besar, no sabía dónde poner mis manos o que hacer, no sabía hacer nada.

Mientras yo iba descubriendo el mundo Menma ya lo había hecho mil veces. Y me rompía.

El hilo se enredaba en mi con tanta fuerza que el dolor era inevitable.

Sentí los besos de Menma sobre el hilo que aprisionaba mi cuello, estaba tan apretado que ya era parte de mi, algo de lo que nunca iba a poder escapar, tan unido. Menma jamás lo sentiría, él no sabría por lo que yo pasaba.

Me pregunte si había alguien en el mundo que lo supiera.

Sus movimientos eran firmes y sabía cómo hacerlo, yo solo recibí un poco de su fuerza mientras me destrozaba en una mar de emociones nuevas y más intensas hasta que mi cuerpo tembló.

Los condones no cumplieron su cometido, Menma me lleno y fue tan breve la felicidad que sentí que pensé haberlo imaginado...

Menma parecía sentir lo mismo que yo...

"Yamato..." Me llamó Menma en un hilo de voz peculiar. "Eres tan real."

No lo entendí y no sé porque, pero sonreí mientras no dejaba de llorar.

Cerré los ojos y me aferre a él.

No importaba que todo fuera mentira, al menos yo era real.

MENMA [MenYam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora