XVI

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Durante una sesión fotográfica para un drama amarraron a la muñeca de Menma un hilo rojo y lo conectaron con la chica protagonista de la historia, ellos tenían que abrazarse y verse enamorados con el hilo uniéndolos frágilmente.

Era algo cliché y aburrido, pero yo no podía apartar mi mirada cada vez que Menma intentaba pescar el hilo con la boca como si fuera un pez mientras que les daban las indicaciones.

  - Creo que lo enrede en mi cabello - dijo Menma de repente mientras tiraba el delgado cordoncito. Me acerque para ayudarlo antes de que lo regañaran por estar jugando con la utilería. - ;AH! Ten cuidado con el cabello-

    - Es tu culpa por jugar con el hilo.

  -¿Cómo iba a saber que se enredaría tan fácil? - Suspiré.  - ¿y si lo muerdo hasta que se desamarre?"

    - No, ya está afuera- Le entregue el listonsito a la compañera de Menma.- no se lo vuelvas a dar, por favor-

  -Ah, Menma - dijo la chica alejando el hilo. - No quiero imaginar que sería de ti si el hilo se pudiera enredar a tu alrededor, serías un dolor de cabeza para el pobre Yamato-

¿No se enreda?

Llevé mi mano al cuello y toque esa delgada línea que de vez en cuando me apretaba y Menma hizo lo mismo, siguió el camino que me rodeaba y asfixiaba.

Nos miramos por un par de segundos sin saber que decir.

   - ¿No se enreda?- preguntó Menma aun mirándome.

La chica se rió un poco.

- claro que no, sería complicado que se enredara, por eso es intangible - Respondió. - No se puede tocar-

    - Bien, empezamos ahora! - gritó el fotógrafo y yo me aleje.

Cuando Menma salió de la sesión y ambos nos alejamos un poco de la gente lo primero que hizo fue tocar mi cuello, su cálida mano descansando cerca de mi rostro.

Era extraño. Menma nunca me tocaba cuando estábamos solos, él nunca mostraba interés en mí.

Tiró del hilo que aprisionaba mi cuello.

Los primeros segundos de sorpresa fueron casi un parpadeo, pero despues llegó el dolor, tan agudo que me fue incapaz gritar. El hilo no solo me estaba asfixiando, ahora también estaba encajándose en mi piel hasta casi cortarla. Tomé su mano y la lancé tan lejos como pude, Menma solo se apartó.

   - Estás sangrando -  Dijo, llevé ambas manos a mi pecho y busque la sangre, pero no había nada, entonces lo mire.

- Menma... tu mano-

Menma era quien sangraba.

Cuando estaba curando su herida la pregunta llegó de golpe ¿Menma realmente sentía dolor? Él nunca se quejaba, tampoco andaba por el mundo lastimándose o desatendiéndose, yo nunca lo había visto en peligro o algo así, por lo que eso era nuevo.

Miré las delgadas líneas rojas en su mano y presione fuerte sobre una.

   - No duele - Dijo con la voz plana.

- Realmente dudo que puedas sentir físicamente. -  Vendé su mano y lo solté.
- Puedo sentir. Tuvimos sexo ¿lo recuerdas?"

   - ¿Entonces que hay del dolor? ¿Por qué nunca me lo dijiste?-

  - Porque nadie puede enterarse. Pensabas que sentía dolor, así que me cuidabas, y si tu me cuidabas entonces hay un problema menos para mí -

Asentí.

Detestaba como estaba todo en orden para Menma. Todo era como un juego de estrategia para él, cada detalle, cada cosa tenía una función que cumplir.

Incluso yo.

  - No puedo lastimarte de ninguna manera-

No sé porque me sentí tan decepcionado.

Nunca podría tocar a Menma.

Descubrí que la única manera de poder hacer sentir a Menma era por medio del sexo.

Detestaba la parte en la que él podría estar teniendo sexo con cualquier otra persona y no le importaría, pero estaba bien con eso, incluso estaba bien al pensar que si Menma lo veía necesario él sería capaz de acostarse con quien fuera.

Estaba bien, mientras yo olvidara al mundo en esos pequeños momentos cualquier cosa podía pasar sin mayor escándalo.

De pronto mi vida sexual se había convertido en mi única vida, ya no me sentaba solo a mirar como Menma me ignoraba, tampoco esperaba a que él dijera o hiciera algo que solo me lastimaba a mí, decidí tirar esa parte y solo sustituirla.

Y fue jodidamente bueno durante meses.

Luego comenzó el alcohol, lo mejor que podía hacer era mezclar esas dos malditas cosas con Menma, porque cuando Menma se emborrachaba era ese Menma de mentira, el Menma que todos tenían menos yo, el que todos admiraban y amaban.

Así que mi vida se volvió alcohol y sexo, mi pasatiempo era emborrachar a Menma hasta que este me dijera que me amaba.

Estaba tan obsesionado con esa situación, era adicto a ella.

Cada maldita noche sin darse un respiro, ni siquiera me importaba lo que los demás pensaran cuando me veían ofrecerle una cerveza más a Menma, o cuando me veían buscando cualquier excusa para que él tomara, no me importaba nada en lo absoluto

  - Hey, dale un respiro ¿no? - Uno de los falsos amigos de Menma me quitó la botella de las manos, botella que le estaba ofreciendo a él. - Creo que ha bebido demasiado-

- Nah -dijo Menma. - Estoy perfectamente bien. Solo un poco mareado -  Sonrió de oreja a oreja y yo no pude evitar correr a abrazarlo.

   - Estamos bien, sé cuál es su límite -No mentí, realmente sabía cuál era el límite de Menma, ese límite que me esforzaba por sobrepasar.

  - ¿Seguro? Creo que ha sido suficiente- Continuó el tipo.

- Creo que nosotros sabemos cuándo es suficiente - dije y Menma me abrazó mientras asentía. Estaba tan jodidamente mal. - No te preocupes, no necesitamos niñeras-

  - Si, niñeras no - Respondió Menma.

- Bien, se los advertí. - El tipo solo se fue.

Sonreí tanto que me dolieron las mejillas. Giré y besé de golpe a Menma, tan fuerte que incluso me dolió, pero estaba bien, Menma no podía sentir dolor.

Me abrazó con fuerza hasta que me quede sin aire, el mismo que él me había estado quitando con el beso.

Hubo un tiempo donde odie las fiestas, pero en esas malditas veces las ame.

Amaba engañarme a mi mismo.

  - Mi Destino - murmure en su boca. - por favor, quédate así para siempre~

- ¿Siempre? - me preguntó Menma mientras me pegaba más a su pecho - Siempre suena bien-

Y comenzamos a reír.

MENMA [MenYam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora