Capítulo 3

1 0 0
                                    

Aurora Jones.

Baje las escaleras sin mirar a los lados, sin fijarme quién subía o bajaba de ellas, corro hasta la puerta dejándola abierta después de pasar por ella. Entro a mi casa y las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos, ¿cómo se atreve a pensar que yo pude aver echo algo así?.

Me encerré en mi habitación, pasaron las horas y seguía llorando, ¿el nunca había confiando en mi?, ¿acaso el también pensaba que yo era mala persona?. Mi nana me llamaba para que bajara a comer, merendar y cenar pero nunca lo hice, ni le respondí a sus llamados.

Sin embargo la oscuridad en mi habitación se hizo presente, ya no había luz del sol entrando por el balcón, entraba luz de la luna y todo se ve tenebroso, me dolía la cabeza y los malos pensamientos aún me atormentaban.

Comenze a moverme adelante y hacia atrás como si estuviera en una mecedora, no podía hablar, no podia pensar; no podía respirar. Nunca pensé que una de las personas que más amo en el mundo no pueda confiar en mi.

Hemos crecido juntos, somos más que amigos somos una familia, ellos son mi familia, pero yo jamás pensé que el pudiera pensar así de mi. Cuando nos conocemos también, cuando nunca nos separamos en lo absoluto....cuando juramos que no nos dejaríamos solos nunca, ¿dónde quedo eso?.

Escuche como la puerta de mi habitación se abrió, estaba debajo de mis sábanas pero aún así podía escucharla.

—Ya me han contado lo que pasó —comenta y se sienta a mi lado.

—Que bueno, te felicito señora Castañeda —el dolor en la garganta apenas me dejo hablar.

—Aurora, se que es duro pero tal vez no lo dijo enserio tal vez

—¡¿Como se atreve a creer en eso?! —grite, haciendo mis sábanas aún lado—. Nos conocemos los unos a los otros, por más daño que uno de ellos me haya echo yo jamás me atrevería a desconfiar o acusar a uno de ellos, y menos sin tener pruebas —estaba, enojada, triste, desconsolada, tenía una mezcla de emociones que ya ni sabia como estaba realmente—. Yo nunca me atrevería a matar a Arturo, lo considero como mi hermano y el lo sabe.

—Aurora, debes tener en cuenta que

—Lo que me duele no es que me haya gritado, es que no haya confiado en mi, es que me haya juzgado conociéndome, ¡por Dios santo!, yo jamás me atrevería hacerle daño a ninguno de ellos, yo nunca podría nisiquiera pensar en una cosa así —la interrumpo por segunda vez—. Te pido que me dejes sola, nesecito estar sola, nesecito olvidarme de que existo nesecito morirme —vuelvo a llorar, todas mis fuerzas se agotaron, tal vez mi condición física este empeorando.

Mi abuela me abrazó, ¿es que nadie confía en mi?.

{............}

Los siguientes días falte a clases, no hablaba, comía poco, les dije a mis amigos que no los quería ver, me quedaba en la cama llorando, respirando porque era lo único bueno que me salía al hacerlo.

También había dibujado, una mujer llorando claro, así se expresaba mi dolor, con los días dejé de preocuparme por mi misma, ya nisiquiera podía dejar de mirar el estante con cosas mías y de mis amigos, ahora solo miraba al techo llorando sin ningún pensamiento, mi mente viajaba por el blanco de las paredes de mi habitación.

—¿Que quieres hacer para tu cumpleaños? —mi abuela.

—Dormir, eso es lo que quiero —tenia semanas que no lo hacía, dormía todas las tardes y por la noche no pegaba el ojo, me levanté de la mesa—. Buenas noches.

Mientras miraba mi reflejo en el espejo mientras me sonreía a mi misma, mi nana entró con un vaso se agua con hielo a la habitación.

—Por si tienes sed en la noche —ella se sentó a mi lado—. Aurora, las personas cambian, si eso implica que debes hacerlo tu también, hazlo pero hazlo para bien, no cambies por amor, sino por venganza.

Antes de Todo (Saga Castigos #2).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora