10 - Comienzo del fin

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Anteriormente

Sanji se apresuró más de lo normal para tener tiempo para poder hablar.

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Veinte minutos había pasado, los veinte minutos más tortuosos de su vida. Su cabeza era una enredadera de preguntas, conversaciones ficticias y pensamientos... Ciertamente un poco catastróficos...

Fué casi corriendo al camarote de los hombres dónde Usopp acostumbraba a estar junto a chopper comiendo a escondidas o fabricando sus nuevos artilugios y así estar listo para las batallas futuras.

Tomó el pomo de la puerta y la giró con determinación, el crujir de la puerta puso una pausa a los actos carnales que eran realizadas dentro de esa habitación. En sus ojos de cielo despejado se reflejó una imagen que nunca pensó en encontrar. El capitán del barco y su querido francotirador lo miraban petrificados. Su cuerpo se congeló, un frío desgarrador recorrió su espina dorsal y sus manos pálidas y temblorosas reposaron a cada lado de su cuerpo.

–Lamento interrumpir.- Dijo con un tono gélido y tajante, dió media vuelta y cerró la puerta fuertemente.

Usopp sintió puntadas en el corazón al ver el rostro de Sanji. No se sentía cómodo con él luego de lo sucedido, pero no planeaba lastimar de alguna manera a su compañero.

–No podemos seguir Luffy...- Alejó a su capitán de sí y tomó sus prendas comenzando a vestirse. Su muñeca fué tomada por las manos cálidas de Luffy.

–¿Hablarás con él... No?- Las palabras de Luffy eran un poco apagadas, en su rostro una falsa sonrisa ocultaba emociones indescifrables para el moreno.

–No puedo no hacerlo. Es incorrecto- Soltó finalmente el de rizos. Se desató del agarre del de goma y salió acomodando su cabello de el camarote, cerrando la puerta detrás de él.

Dentro, un capitán en una lucha interna, quería a Sanji como a un hermano, como a un Nakama. Pero no podía evitar desconfiar de él, era inevitable. Nuestra mente es nuestra peor enemiga, muchas veces la que controla nuestro decir, pensar... Simplemente nuestro actuar. Lentamente se levantó de una de las camas y se colocó nuevamente su sombrero, quería dejar de pensar, así que salió de la habitación en busca de entretenimiento.

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¿

Qué hace aquí? Eso mismo se preguntó el cocinero al ver la figura de su compañero francotirador aparecer por la puerta de la cocina. No quería hablar, así que de el bolsillo de su siempre impecable traje sacó un cigarrillo, lo posó en sus labios y lo encendió. Mirando el mar por la pequeña ventanilla de la cocina dió una larga calada, manteniendo el humo en su boca y tomando nuevamente el cigarrillo en sus dedos.

–Sanji... ¿Podemos hablar?- Soltó con incomodidad y un poco de vergüenza.

El de cejas rizadas dejó escarpar el humo por su nariz, acto seguido le dirigió la mirada a Usopp. Este permanecía de pie a escasos centímetros de la puerta. A paso lento comenzó a caminar hacia este mismo, dando nuevamente una larga calada. Estando ya frente a frente, sus manos impulsadas por la rabia y celos hizo que tomara a Usopp de ambos lados de su rostro, plantando un beso en sus labios, pasándole así el humo a este.

El rizado comenzó a toser por la intensidad del humo, apartando el rostro. Sim embargo, las manos de Sanji direccionaron nuevamente su rostro hacia el suyo propinando nuevamente un beso, este más suave pero duradero, ambos labios danzaban las más finas melodías uno encima del otro... Pronto, ese beso tierno comenzó a escalar nivel rápidamente.

—Mierda, no...— Quiso hablar el rizado, pero fué interrumpido nuevamente por otro beso.

Sanji se tomó la libertad de soltar un poco más sus manos, dejar de aprisionar el rostro del moreno y viajar entre sus curvas con su tacto dominante pero ciertamente gentil, no quería volver a asustarlo. Primero su cuello, luego parte de su pecho y finalmente su cintura. Sus manos se detuvieron allí unos segundos, para luego abrazar por la cintura al francotirador y unirse como si de pangeas se trataran sus cuerpos.

El de cejas rizadas aprovechó que no había respuesta negativa por parte de Usopp, a lo cual intensificó la presión en sus labios y comenzó una danza más sucia con su lengua... La cuál duró, para desgracia de Sanji, unos segundos.

—No, esto no está bien— Usopp con su muñeca retiró cualquier rastro de saliva restante de sus labios. —Solo vine a hablar— Los ojos de Sanji rodaron al escuchar dichas palabras.

—¿Sobre qué? ¿Vienes a explicar lo que ví allí?—

—No tengo por qué explicar nada. Luffy y yo somos pareja.— Sus palabras se incrustaron como cuchillos afilados en todo el cuerpo de Sanji. Su sangre por poco coagulaba en sus venas de furia.

—¿Entonces qué carajos estás haciendo aquí?— No entendía por qué Luffy antes que él...

—Solo quería decirte que... Por favor dejaras de hacer cosas como estas.— Era todo. Su garganta hecha un nudo impidió que soltara palabra alguna. Con una mirada gélida y tajante tomó su cajetilla de cigarros y salió por la puerta de la cocina.

Podía sentir que sus pasos casi que quemaban, ignoró todo a su alrededor, la voz aniñada y enternecedora de chopper preguntando que si algo sucedía, incluso la voz del marimo, la cuál de tan solos escucharla se sentía irritado. Finalmente terminó frente al dormitorio de mujeres, luego de golpear previamente y que su acceso sea permitido, se encontró con su navegante preferida. Tal parecía estar concentrada en su trabajo, lo cual no hizo que su presencia pasara desapercibida.

—¡Sanji! ¿Puedo ayudarte...?— Preguntó sin levantar la vista de su trabajo la navegante de pelo colorado.

—Yo... Quería saber cuando llegaríamos a la siguiente isla.—

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⏰ Última actualización: Aug 25 ⏰

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