Capítulo 7: Hablemos

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N/A: Siento que esta historia
da cringe, así que por eso no
me sentía con deseos de
actualizar. Aún así, creo que
esto quedó medio decente.
Así que, disfruten(?)

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El día había pasado regular.

El pelinegro llegó tarde a clases debido a que no despertó precisamente temprano.

Por lo general amaba los martes, de hecho amaba todos los días de la semana -aunque su rostro mostrara todo lo contrario-, pues cada día era una nueva oportunidad que Dios le regalaba.

Pero hoy, precisamente hoy, estaba odiando existir, porque aparentemente estuvo con dolor de cabeza en toda la jornada de clases, y, por supuesto, aquellas imágenes con el rubio rondaban por su cabeza, incluso el aroma que éste emanaba. Era extraño, pero podría jurar que era una mezcla entre azufre y algo dulce que no pudo distinguir bien lo que era.

Además, empezó a sentirse algo débil. Incluso el tomar su lápiz era una labor complicada, pues sus manos temblaban apenas escribía apuntes en su cuaderno.

¿Qué le estaba pasando?

Se puso a pensar seriamente en lo que Stan le dijo esa mañana.

¿Acaso Tweek le habría dado una sustancia extraña? Porque esa era la única respuesta que formulaba su mente.

Tweek tenía ojos verdes, no rojos, ¿cierto?

A no ser que él mismo haya cometido semejante pecado; algo que dudaba completamente.

Recordó la primera interacción que tuvo con el rubio, y, después de tanto tiempo, había olvidado ese pequeño detalle.

Cuando estaban tomando café, pudo percatarse de los orbes rojizos que el rubio poseía, pero no los recordaba tan brillantes, no como el día de ayer.

¿Acaso Tweek usaba pupilentes solamente en su casa?

... Las clases terminaron, se dio cuenta porque estaba completamente solo en el salón.

Era hora de hablar seriamente con el de cabellos rubios.







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El rubio miraba atentamente los bizcochos que flotaban en el café que tenía entre sus manos.

Suspiraba, parpadeaba, sus tics actuaban como regularmente lo harían cuando consumía este tipo de bebidas.

El aire caliente de sus pulmones era visible con cada suspiro que emitía, dando a entender lo frío que era este pueblo, y, aún así, el rubio se atrevía a salir con una camisa normal que ni siquiera cubría completamente sus brazos.

Estaba con la mirada perdida, ni siquiera se podría decir que estaba perdido en sus pensamientos, porque en estos momentos, era como encontrarse con un alma vacía que respiraba y tenía tics ocasionales.

Era él y la naturalez-...

ㅡTweek.

¡¡GAH!! ㅡCraig había llegado de la nada, lo cual había hecho que el rubio se sobresaltara de inmediato y que el café que estaba tomando casi se derramara en la nieveㅡ. ¡¡A veces pienso que quieres matarme del susto!!

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