Iván reposó su cabeza en el hombro de Rodrigo, con los ojos cerrados, esperando que el éxtasis del momento se extingue por completo.
El problema fue que, cuando logró estabilizar su respiración, fue que entró en razón: ¡Se había cogido a su amigo! Y no a cualquier amigo, sino al amigo que le gustaba.
Julián estaría muy decepcionado de él si se enteraba... Eso no iba a ser nada bueno, mierda.
No sé supone que debía dejarse llevar por las provocaciones de Rodrigo y desatar su lado salvaje con ellas. Sabía que, en el fondo (y quizá no tan profundo), Rodrigo deseaba una cosa cómo aquella... Y quizá había hecho bien cumpliendo su fantasía (de ambos, de hecho), pero eso no quería decir que el hecho de que haya perdido el control, de modo que ni siquiera lo llevó a la cama, le demostraba que no se encontraba del todo "curado".
Mierda.
Parpadeó un par de veces para enfocar su visión, encontrándose con la bellísima imágen de Rodrigo medio dormido, mirándolo con una lánguida sonrisa de autosuficiencia. Joder, quería hacerlo de nuevo.
Pero no. No estaba bien. Debía convencer a su cuerpo de que estaba satisfecho con una sola vez. Solo una, solo una, solo una...
—Ivi— susurró Rodrigo. Iván lo miró con la vergüenza a flor de piel. No era su intención dejarse llevar de ese modo, de hecho, lo tenía rotundamente prohibido. —Quiero hacerlo otra vez.
Los ojos de Iván se abrieron tan grandes, que temió que le dejaran de decir "chino".
—No— demandó, completamente firme. Rodrigo enfureció.
—¡¿Por qué?!— exclamó, moviéndose en protesta, lo que ocasionó que la hombría de Iván se deslizara por su interior, haciendo gemir a ambos.
—N-No sabés... Lo que estás pidiendo...— balbuceó Iván, con la intención de salir cuánto antes de ese caliente culo. Pero Rodrigo no quería ceder.
—E-Estoy c-completamente consciente d-de lo que te pido, Ivi...— susurra Rodrigo, meciendo letárgicamente sus caderas. Iván se retorció, cerrando los ojos y dejándose llevar por un momento. Rodrigo amó la forma en la que la polla del menor endurecía nuevamente en su interior, haciéndolo sentir lleno. De repente, se percató de un no tan importante detalle que lo dejó inquieto. —¿Dónde están tus lentes?
Iván abre los ojos de forma dificultosa, intentando procesar la pregunta para así intentar responderla.
—L-Los dejé en el auto...— responde, tomando en cuenta por primera vez desde que llegó a casa, que los había olvidado ahí dentro. Rodrigo mueve sus brazos atados y los pone frente al rostro de Iván, con una súplica silenciosa en la mirada. —No te voy a desatar.
Rodrigo hace un puchero.
—¿Por qué no?— inquiere, a punto de empezar un berrinche. Iván frunce el ceño.
—Me gusta tener el control y vos sos muy inquieto...— le hace saber Buhajeruk, empujando dentro de él, robándole un gemido profundo de la garganta. Iván sonríe y suelta un suspiro. —En especial cuando estás borracho.
—Mhm, Ivi es un controlador— murmura Rodrigo, lamiéndose los labios. —Me gusta.
—Mierda, dejá de provocarme— gruñe el menor, embistiendo nuevamente.
—Oh, Ivi... Más duro— súplica el mayor, completamente indiferente a las palabras del más alto. Iván suelta un bufido cuando se da cuenta de que está siendo cruelmente ignorado y se limita a cumplir la petición de Rodrigo.
El menor obliga a Rodrigo a que ponga sus manos nuevamente donde las tenía antes y agarra con fuerza sus nalgas impulsándose para entrar y salir.
Rodrigo deja caer hacia atrás su cabeza, exponiendo su blanquecina y sudada piel, a lo que Iván no puede resistirse. Se lanza a atacar el delicioso cuello de Rodrigo sin remordimiento alguno, pues la sensación de la blanca carne en sus dientes y el salado sabor en su lengua le provoca un pálpito en la polla que Rodrigo siente con claridad y que le hace apretarse, gimiendo un par de veces el nombre del menor.
Iván se juró a sí mismo que nunca volvería a correrse tan rápido como la primera vez que lo hizo con el mayor, sin embargo, este era tan jodidamente estrecho, tan caliente y sus caderas se movían con una precisión que lo pone a delirar en cuestión de segundos, que la forma en que los dedos de sus pies se curvaban insistentemente, anunciándole que pronto estaría soltando su segundo orgasmo en el interior de Rodrigo, lo estaba empezando a cabrear.
¿Cómo era remotamente posible que Rodrigo lo excitara al punto de hacerlo correr como si nunca en su vida hubiese tenido sexo?
No era como si le molestara el hecho de que le gustaba el mayor, pero lo dejaba bastante inquieto que Rodrigo jugara con su resistencia de ese modo sin siquiera enterarse del efecto que tenía su sensual culo en él.
—Iván... Iván...— gimió Rodrigo, curvando su abdomen de modo que sus caderas se enterraban profunda pero lentamente en la polla de Iván, haciéndolo jadear al perder todo el aire en sus pulmones. Ese amigo realmente no era bueno para su salud. —M-Me vengo...
Iván reacciona de inmediato saliendo de su ensoñación para palmear el culo de Rodrigo y embestir golpeando su próstata tan fuerte que Rodrigo gritó, viniéndose por segunda vez en su propio abdomen, sacudiendo sus caderas involuntariamente.
Buhajeruk no permitió que Rodrigo se recuperara cuando ya estaba embistiendo con más fuerza, en busca de su propia liberación, tomando en su boca con la lengua la de Rodrigo y enredándolas juntas aunque Rodrigo pareciera estar a punto de quedarse dormido.
Iván derramó su esencia en Rodrigo por segunda vez en la noche, estremeciéndose entero y gimiendo por lo bajo, aprovechando el éxtasis del momento para morder el cuello de Rodrigo por última vez, asegurándose de dejar una marca en el lugar.
Una vez Rodrigo sintió que los temblores de su acompañante se detenían y que el flujo del semen se volvía lento, se permitió relajarse al punto de dejar todo su peso en los brazos el menor, haciéndolo sobresaltar.
Iván levantó la mirada rápidamente, encontrándose con los ojos de Rodrigo herméticamente abiertos y sus labios ofreciendo una agotada sonrisa.
Era normal que se sintiera cansado después de tanto bailar y brincar de un lado a otro por toda la discoteca cuando evitaba que Juan Pablo y los demás lo atraparan para ir a casa, pero Iván no quería que se durmiera. En parte porque sabía que si Rodrigo estaba ebrio, era posible que, cuando despertara, no recordara absolutamente nada de lo que había sucedido entre ellos, lo cual era más que una incómoda situación, pues Iván no creía tener el autocontrol suficiente de sus propias acciones después de lo que acababa de suceder entre los dos.
Además, él se había encariñado profundamente con el mayor desde que se habían convertido en amigos, a pesar de haber entrado en auténtico pánico la primera vez que este le dirigió la palabra en las duchas. Y no hacía falta decir que su cariño iba más allá de lo fraternalmente permitido.
—Mierda, no te duermas— susurra Iván, más para sí mismo que para el mayor. Sale de su interior de forma un poco brusca, sacándole un pequeño gemido que se esfuerza en ignorar para ponerse los pantalones y ponerle los pantalones a Rodrigo. Sin embargo, cuando termina de subir el boxer y empieza a subir la tela del jean, el mayor se queja.
—Quitame esa cosa, Ivi, hace calor— murmura el castaño, pataleando para sacarse el pantalón, mientras lleva sus manos al dobladillo de la camiseta blanca, sacándosela por la cabeza. Iván traga saliva duramente al ver el pálido pecho de Rodrigo expuesto ante sus nada virginales ojos que no dudaron comérselo entero cuando terminó de sacarse toda la ropa.
Rodrigo le sonríe e intenta acercarse para besarlo nuevamente, pero Iván de aparta.
—No sigas con esto, te juro que me muero por cogerte mil veces más, pero no creo que... Sea... Adecuado...— confiesa Iván, recogiendo la ropa de Rodrigo del suelo. —Tenemos que hablar.
—Podés hablar mientras te la chupo— insinúa el mayor, jugando con la bragueta del pantalón de Iván.
—No creo que eso esa humanamente posible. En serio tengo que hablar con vos— dice Iván, poniéndose lo más serio posible.
—Estoy cansado, Ivi...— murmura Rodrigo, tallando uno de sus ojos con su puño cerrado. Iván suspira, dándose por vencido. Era imposible hablar con Rodrigo en ese estado... Supuso que debía esperar hasta el día de mañana, con la esperanza de que Rodrigo no se olvidara de lo que pasó aquella madrugada.
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𝐅𝐀𝐋𝐎𝐅𝐈𝐋𝐈𝐀 » rodrivan.
Romance❝Donde diecisiete centímetros no son suficientes ❞ ©thebunnyshiteu