The real Iván Buhajeruk

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*ADVERTENCIA: +3000 palabras.

•••

-¡Y Luci me dijo que las hormigas se iban a hacer gigantes si las metíamos a la pileta! Pero me mintió...- bufó Rodrigo, cruzándose de brazos. Iván rió.

-Seguro Luciano tampoco tenía idea de qué las hormigas no iban a crecer si las tiraban a la pileta- articuló Iván, con la vista fija en la carretera.

-Luciano siempre me miente... Pero lo amo... Es mí mejor amigo...- empezó a balbucear el castaño, soltando pequeñas risas. -Pero Ivi... No te pongas celoso. Yo también te amo a vos.

Iván no dijo nada, pues su vergüenza no lo dejaba.

-Es ahora cuando me decís que vos también me amás, Ivi- le recordó Rodrigo, sonriendo ampliamente, pero sin mostrar sus dientes. Ante aquella mirada de cachorro, Iván simplemente no pudo negarse.

-También te amo, Rodri- murmuró, sonriendo, ruborizado.

Rodrigo se calló en ese momento y los que siguieron después e Iván lo agradecía, pues no quería tener que morir de la vergüenza por otras cosas que se le pudiesen salir a Rodrigo en ese estado de ebriedad, donde parecía no tener filtro alguno a la hora de hablar.

Un par de minutos después, ambos estaban frente a la casa de Iván, quién hace tan solo un par de meses vivía sólo con su hermano mayor, Julián, quién lo había recibido con los brazos abiertos cuando volvió del intercambio estudiantil en Estados Unidos. Sus padres le habían pedido que volviese a Santa Fé, pero Iván prefiere vivir con su hermano en Buenos Aires y, después de conocer a personas tan fantásticas cómo las que eran sus nuevos amigos, no se arrepiente de su desición.

Salió del auto, pensando que tendría que abrirle la puerta a Rodrigo y llevarlo él mismo hasta el interior de la casa, pero se sorprendió cuando el mayor abrió la puerta y salió por su cuenta, caminando entre tropezones hasta la entrada.

Iván lo siguió rápidamente, posicionándose a su lado.

-¡Celeste!- gritó Rodrigo, deteniéndose unos metros antes de llegar a la puerta.

-Rodrigo, Celeste no está acá, esta es mí casa- le hizo saber Iván, parándose frente a Rodrigo, quien lo miró con el ceño fruncido.

-¿Por qué me trajiste a tu casa, Ivi?- preguntó Rodrigo, enarcando una ceja.

-No tenías donde dormir, Rodrigo. Yo me ofrecí a darte hospitalidad porque sé que mí hermano no va a pasar acá la noche, además, a él no le molesta- le explicó Iván, esperando que Rodrigo lo entendiera.

Este sonrió.

-Si querías que durmiera con vos no tenías que inventar una excusa...- Rodrigo hipó. -Yo hubiese venido... Si era con vos... Sin importar nada...

Iván sintió calientes sus orejas.

-No, Rodrigo... Yo... Y-Yo...

Rodrigo abrazó a Iván, acercando en demasía su rostro al del menor.

-Silencio, Ivi. Vas a despertar a Celeste...- susurró Rodrigo, mirando fijamente los labios de Iván, quien empezó a entrar en pánico de inmediato. ¿Y si Rodrigo lo besaba? ¿Qué se supone que debería hacer si Rodrigo lo besa? ¿Apartarlo? ¿Y si se sentía rechazado?

𝐅𝐀𝐋𝐎𝐅𝐈𝐋𝐈𝐀 » rodrivan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora