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Tirada en su cama, escuchando música instrumental tremendamente triste, Jisoo miraba el techo, a la espera de que se cayera encima una puta vez

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Tirada en su cama, escuchando música instrumental tremendamente triste, Jisoo miraba el techo, a la espera de que se cayera encima una puta vez.

Se sentía como la mierda y todas las noticias que había recibido en ese día la hacían sentir más y más mierda.

Su teléfono sonó por doceaba vez, pero estaba a un metro y medio de ella y le pareció demasiado lejos.

Fue a la décima tercera vez que se cansó de que sonara y atendió, se fijó en el nombre de "Kim Jennie" en la pantalla.

—¿Qué quieres?

—¿Por qué no estás en la sesión de quimio, Jisoo?— Jennie estaba más enojada, furiosa, y necesitaba descargarse con todos los insultos que conocía y dirigirlos todos a la razón de su molestia.

—Decidí que iba a dejarlas...Es una pérdida de tiempo.

—No, ¿Me escuchas Kim? Yo te digo no.

—No eres nadie para decirme qué hacer.

—Pues si, no lo soy, ¿Y qué? Te lo digo igual, imbécil, ¿Que problema hay?

—¿Por qué me insultas?

—Por que eres una maldita desgraciada, Kim ¿Tengo razón?

Jisoo se mantuvo en silencio varios segundos.

—Pues si.

—Y si te quedas allí eres una perdedora de las peores, Jisoo, eres una perdedora pero de los que se rinden, idiota.

—¿Puedes parar?

—No, no quiero, ya me tienes harta y ya empecé está pelea— replicó Jennie, sin duda, estaba quedando como una loca frente a sus otros compañeros de quimio, que la miraban con ojos muy abiertos—. Kim Jisoo, ¿Al menos no vas a venir a despedirte de mi? ¿De todos nosotros?

—Fue un gusto conocerte, Jennie-

—Ven y despídete de mi cara a cara, mierda ¿Que ahora me tienes miedo, o qué? Idiota— escuchaba a su linda chica de gorro apretar la mandíbula— Ya sabes dónde estoy, ¿Qué mierda estás esperando?.

—Está bien.

Jisoo colgó, y pensando en ella, se abrigó y salió de su departamento para pedir un taxi hasta el hospital.

Bajó frente al edificio de aquel gran hospital, pasó hasta llegar a la sala de quimioterapia, dónde está vez, había dos personas, una mujer y un hombre, y Jennie, quién estaba de pie, de brazos cruzados, en medio de la sala de quimio.

Su ceño estaba fruncido y en sus ojos contenía lágrimas.

—¿Y ahora qué?— preguntó, su gorro no estaba, estaba acalorada de furia y se había quedado sóla un suéter, su corto cabello castaño estaba a la vista —¿Por qué lo dejas? ¿Qué razón estúpida tienes esta vez?

Jisoo la miró un momento, la chica estaba por llorar de molestia.

—Estoy cansada... Mucho, como nunca antes en mi vida, estoy cansada de todo y no quiero hacer nada.

—¿Leíste el folleto de los efectos secundarios de la quimio?

Jisoo asintió.

—Depresión está entre esas cosas, Jisoo, pero no es excusa para dejarte estar.

—Y después... La mujer, que estaba aquí,— señaló un asiento vacío—. No lo logró, ¿Y sabes qué es eso? Un recordatorio de que tampoco lo lograremos, ¿Por qué estar aquí de todas formas?

—Por qué tú no eres ella, nadie de aquí lo es y nadie dice que no podremos salvo tu misma Jisoo, te estás arrastrando sola.

Jisoo sorbió su nariz, sintiendo las lágrimas.

—En mis últimas pruebas...Todo salió igual que cuando empecé con esto, nada cambió, y solo me estoy sintiendo como la mierda para que al final resulte en nada ¡Nada!

—¡La quimio funciona así!— Jennie estaba roja de furia— ¡El que estés igual es señal de que está actuando!— suspiró de forma pesada—...Si fuera nada seguiría creciendo, pero ahora eso no ocurre, está igual que antes y es luego que empieza a reducirse, que da la casualidad que eso pasaría ahora ¡Ahora! ¡Y vas a dejarlo ahora!

Jisoo lloriqueó, dejó que las lágrimas corrieran por sus mejillas porque no tenía fuerza para limpiarlas, se sentía horriblemente vacía por dentro y supuestamente todo lo hacía esa quimioterapia.

—J-Jennie...—murmuró su nombre, bajó su rostro con vergüenza.

La nombrada se acercó a ella con pasos rápidos, juntó sus labios en un inesperado beso que dejó a sus dos compañeros de sesión y a las enfermeras que estaban viendo boquiabiertos.

Sus labios se movieron con seguridad sobre los de Jisoo, quien respondió, y con mucho gusto, recorriendo los carnosos labios de su chica favorita con ganas.

Al separarse, había dejado de llorar.

—Ahora no querrás irte— murmuró Jennie, y claro que tenía razón.

—Ahora no querrás irte— murmuró Jennie, y claro que tenía razón

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chemo Ꮺ jensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora