chemo Ꮺ jensoo

19

—¿Dónde está la frente, Jennie?— preguntó Jisoo, y su novia rió mientras rodaba los ojos, mientras la mayor dejaba un beso en su frente—¿Dónde está la sien, Nini?— y dejaba un beso en su sien, llevaba haciendo eso largo rato—. Oh, que sorpresa, pequeña, hay una sien de cada lado, dos besos, una en la izquierda— tomó su barbilla para dejar un beso en su sien derecha, girando su rostro un poco.

—¿Eres dislexica? Esa no es la derecha y la otra no es la izquierda— dijo Jennie para molestarla.

—En realidad tengo déficit de atención, a veces se confunde.

—¿En serio?

Jisoo asintió haciendo un puchero.

—Oh, mi bebé— Jennie tomó sus rosadas mejillas—. Sigue repasando las partes del rostro, anda— Jennie cerró su ojitos y arrugó su nariz, haciendo reír a la mayor.

—¿Y la nariz, Nini?— se acercó para frotar su nariz en la de su novia— ¿Sabes dónde está?

Jennie negó y frotó su nariz levemente contra la de Jisoo.

—Pues empieza por aquí— dejó un beso casi en el entrecejo de la mejor—...Sigue por aquí— besó el puente de su nariz—..Y esta es mi parte favorita— besó la punta de su nariz.

—¿Por qué es tu favorita?

—No sé, es pequeña y adorable y puedo hacer esto— colocó un dedo en la punta de nariz y presionó levemente como si fuera un botón—. Boop.

—A ver, Jisoo, los labios, ¿Dónde están?— preguntó Jennie en tono de burla.

—Aquí— la mayor tomó sus mejillas y movió sus labios.

—¿Y los otros?

—¡Jennie!— Jisoo se preguntaba por qué la pequeña era tan pervertida.

Jennie comenzó a reír y su rostro se tiñó de rojo, Jisoo rió con ella.

De esas formas tontas Jisoo lograba entretener a Jennie todo el rato que duraba la quimio, y hasta la motivaba tanto que no salía tan cansada, a pesar de que le dolía el cuerpo, su alma y su corazón estaban cargados de felicidad que podía transformar en energía con la que podía aguantar toda su vida si quería.

Por qué Jisoo era lo que más la llenaba de felicidad, completamente.

Aunque la vez en la que el médico le dijo que habían terminado con la quimioterapia y que iría a su primer transplante de médula podía pelear mano a mano con la felicidad de tener una novia como la suya.

Y esperando en una camilla del hospital, de la mano de Jennie, la pelinegra habló como una niña pequeña:

—¿Te cuento algo muy triste?

—De acuerdo, Jisoo— Jennie miró el puchero que la mayor cargaba en sus labios.

—No me dejaron donar médula para mí novia maravilla— dijo y exageró su puchero.

Jennie rió y negó.

—Claro que no, tonta, si apenas sales de estar enferma.

—Bueno... pero me hacía ilusión.

—Hey, que ya me has donado amor, Jisoo, ¿Quieres dar más? Ya das mucho por mi, por esto... Eres genial.

—¿Momento cursi? Mmm... Me gusta.

Jennie dejó caricias en sus manos, sonriendo totalmente enamorada.

—¿Sabes que me gusta mucho y que estuve pensando últimamente?— Jisoo alzó una ceja—. Que al principio... Me necesitabas más de lo que yo te necesitaba a ti, digo, estabas muy mal y estuve yo para apoyarte... Y cuándo yo no pude más estabas ahí para mí e hiciste lo mismo por mí, no siempre encuentras a alguien que dé lo mismo que tú.

Jisoo sonrió algo complacida, como si la hubiera sido reconocida por hacer un buen trabajo.

—Es lo justo, es como debería ser, creo yo.

—Yo también lo creo.

—Funcionamos muy bien, amor— dijo Jisoo, alzando sus cejas varias veces— El mejor equipo, Hashtag Jensoo.

—¿Por qué no ChuJen?— dijo Jennie, frunciendo el ceño.

—Porque soy mayor y yo decido porque nací primero.

—Excusas, excusas.

—Ixcisis, ixcisis.

—Kim Jisoo, quiero golpearte.

—Oh, vamos, pelea, que no tendré piedad, bebé.

—Nada de golpes— la puerta de la habitación se abrió y el doctor habló al ver a Jisoo con los puños al frente y dando puñetazos al aire, haciendo que esta sintiera vergüenza, se ruborizara y bajara la vista, para risas y burlas de la menor.