Estábamos sentados en el sofá de su salón ya que su padre se había ido a dormir a su habitación.
Eran las 8:27 cuando sonó el timbre, abrimos, y, como era de esperar, era mi madre.
-Hola cariño.
-Hola. -Respondí.
-Tu debes de ser Hugo, ¿verdad?
-Si, encantado de conocerla.
-Igualmente. -Dijo con una sonrisa.
-¿Amelia, Amelía Brown? -Dijo una ronca voz que provenía de detrás de nosotros. Seguramente fuese el padre de Hugo que se había despertado a causa del timbre.
-¿Pablo Smith? -Respondió mi madre.
Al parecer, se llama Pablo, pensé para mis adentros.
-¿Os conocéis? -Preguntamos Hugo y yo al unísono.
-¡Claro! Fuimos juntos al instituto, es más, ella era mi mejor amiga. -Exclamó Pablo.
-Sí, cuanto tiempo, ¿verdad? -Dijo mi madre acercándose a el para saludarle.
-Me enteré de lo que le pasó tu marido...
-Y yo de lo de tu esposa, lo siento.
Seguido de esto se fundieron en un abrazo bastante largo, ya que mientras tanto, Hugo y yo nos mirábamos sin saber que decir ni hacer.
-¿Quereis quedaros a cenar? -Nos ofreció Pablo.
Yo miré a mi madre sin expresión alguna, sinceramente me daba igual quedarme, Hugo y Cardián me hacían sentir genial, pero también es verdad que llevaba todo el día aquí y necesitaba descansar y relajarme un rato, sola, no estaba acostumbrada a estar tanto tiempo con gente, no estaba acostumbrada a relacionarme.
-No, gracias, ya tengo la cena preparada.
-Oh, vale, no pasa nada.
-Pero, ¿Quereis venir mañana a tomar un café? -Dijo mi madre.
-Sí, nos encantaría.
