𝓒. 08

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BENJAMÍN LAURENT

Leila, leila, leila.

La chica que emanaba felicidad por donde pasará, se encontraba débil, vulnerable y sin motivación.

Se suponía que era una simple extraña con la que me encontraba todos los días mientras trabajaba, pero pasado el tiempo, me di cuenta que es más que eso. No sé si es correcto considerarla mi amiga, tal vez solo era una conocida, pero supongo que lo de "extraños" terminó cuando le cure las heridas de las piernas mientras ella lloraba desconsoladamente.

Era algo demasiado intimo, y me sentía muy incomodo por eso, porqué ella me hacía sentir más de lo que puedo controlar; hace tiempo no tenía amistades verdaderas, amistades sin confirmar como la que tengo con Leila, pero, al final del día, las amistades no se planean ni se confirman, solamente nacen y si son realmente verdaderas, se quedan contigo por  el siempre y para siempre.

Me encontraba en un ensayo muy importante para la banda y en lo único que podía pensar era en ella y en como me partió el alma verla llorar de esa forma. Cuando me compartió la historia, se me humedecieron los ojos, y ella, ella era dolor puro, la personificación del sufrimiento y la tristeza.

« Dime que esto es una pesadilla, Benjamín »

Yo solamente quería saber la razón de su sufrimiento, pero no podía preguntarle porque el dolor estaba impregnado en su rostro justo en ese momento, debía esperar a que dejara de llorar y que se calmara un poco.

Yo le susurraba que todo estaría bien sin tener conocimiento de que era lo que le estaba pasando, pero no podía quedarme paralizado mientras ella se ahogaba en su sufrimiento.

"—Tranquila, respira, respira, estoy aquí"

« No puedo, no puedo, Benjamín »

Ephemeral ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora