𝓒. 07

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LEILA BECKETT

Nunca, jamás, en mis veintidós años de vida, me había sentido así de miserable. Rechace todas las cosas que tenía que hacer, hasta mi discurso, le pedí mil disculpas al profesor, pero en el fondo se que igualmente siente resentimiento.

Benjamín cumplió lo que dijo y se quedó conmigo dos días, jamás lo imaginé capaz, pero lo hizo. Le insistí muchas veces que vuelva a su casa y que estaría bien sola, pero el no está convencido de eso. Le conté a lujo de detalle lo que había pasado con mi madre y sus ojos se humedecieron, no pude soportarlo y lloré con él. Al tercer día tuvo que marcharse ya que sus productores amenazaron con quitarlo de la banda.

aprovechamos mucho el tiempo que pasamos juntos y tuvimos charlas profundas que me hacían sentir mejor, pero horas después volví el sentimiento de impotencia y dolor.

El velorio de mamá fue en el campo, la enterramos bajo un gran árbol con hermosas hojas verdes y decoramos todo con muchas flores, tal como ella lo hubiese querido. Fue muy doloroso, pero me sirvió mucho para culminar la etapa de la depresión por la cual estaba pasando.

De mis hermanos aún no se mucho, solo estoy al tanto de que están igual que destrozados que yo pero lo están llevando bastante bien.

El dolor tiene cinco etapas; Negación, Ira, negociación, depresión y aceptación, yo considero que ya pase las primeras dos y estoy en la aceptación. Nada ha mejorado, pero me he sentido muy apoyada y sostenida por mi familia y amigos, así que pude sobrellevar muy bien el dolor los primeros días.

Me pasaba los días en mi habitación llorando. Lloraba en todos lados, en la cama, en la ducha, en la cocina, en el balcón, hasta en las escaleras. Estaba muy jodida. Intentaba ver el lado positivo de las cosas, pero ese lado no existía, así que me refugié en mi habitación sin nada más que hacer.

Pasaron las primeras semanas y tuve el valor de ver cómo iba mi poemario en la editorial. Todo estaba excelente y si mis cálculos son correctos en menos de dos meses el poemario podrá estar en mis manos.

Estuve encontrándome con Benjamín muy a menudo cuando iba a averiguar cómo iba todo en la editorial dos veces a la semana y lo mantenía informado de mi proceso. El me felicitaba porque el avance era notable a simple vista. Aún recuerdo como me sonrió y me dijo que estaba completamente orgulloso de mi. Es muy raro, el era un simple desconocido para mi hace algunas semanas y repentinamente se convirtió en un hombro en el cual podía llorar. Estuve pesando mucho acerca de eso y estoy empezando a dudar de que simplemente el destino fuese culpable de nuestros encuentros. Hay algo mas, ya que no era demasiado normal tener encuentros casuales con un icono de la musica todos los días.

Todo estaba relativamente tranquilo, mis hermanos me llamaban todos los días y hacíamos videollamadas grupales que me animaban el día. Les prometí a mis sobrinos —Los hijos de Lily— que iría a verlos cuando tenga vacaciones de la universidad y ellos se pusieron tan felices que empezaron a saltar en la cama, esa es una escena que nunca olvidare.

Me concentré en ponerme al día con las lecciones que perdí las últimas semanas, ya que no había forma de que yo me presentara en el aula de clases.

Claro, el dolor de perder a mi madre seguía ahí, muy en el fondo, pero ahí estaba. De vez en cuando sentía un presión constante en el pecho, tal vez como un recordatorio de que ta no podría perderme en los brazos de mamá cuando algo saliera mal.

Leilani, mi hermana mayor, se esta quedando con papá, ya que el era muy dependiente de mi madre y ella tenía miedo de que por esa dependencia no pudiera siquiera pasar una noche sin ella. Sí, mamá era lo que unía a la familia, ella mantenía el balance, siempre fue así, y ahora no tengo ni puta idea de quien lo hará. Lo único que pido es que la familia se mantenga al margen mientras que todos pasamos nuestro propio duelo, ya que lo ultimo que quiero es que el vinculo y el cariño que nos tenemos se desmorone por la perdida de nuestro punto medio, nuestro balance y la razón por la cual aún no nos molemos a golpes todos contra todos.

Siempre supe que el duelo es personal, no importa cuanto apoyo recibas, siempre necesitaras un momento a solas para poder tragarte tu dolor, ya que nadie lo hará por ti. Nadie corre una carrera que no es suya, y por eso cada uno debe aprender a superar y a saltar los obstáculos que nos pone la vida, ya sea una perdida, una enfermedad o cualquier situación que impida que lleguemos a la tan famosa "luz".

Regresando a la actualidad, me encontraba almorzando sola en mi apartamento mientras apreciaba ma vista desde la ventana de vidrio. Cuando me mude a este apartamento, tome muy en cuenta el tipo de vista que tuviera. No quería habitar un lugar en donde lo único que pudiera ver eran los cables de mis vecinos, y por eso mismo rechace muchos lugares. Sí, soy muy delicada, al menos en ese tema. Cuando encontré este lugar, corrí hasta encontrar la ventana principal, ya que era mi ultima esperanza antes de que los agentes que mis padres contaron salgan corriendo; agradecí al universo cuando ví que la ventana estaba situada en una zona estratégica y hermosa de la ciudad. Al asomarme por la ventana podía apreciar un hermoso árbol que cuando la primavera llegaba, sus hojas se teñían en un rosado oscuro que era digno de retratar en un museo, y junto al árbol se encontraba un bonito y rústico edificio decorado con flores de diferentes colores. Eso fue lo que más me cautivo de este lugar, ademas de su ubicación y de las vibras hogareñas que a simple vista puedes percibir.

Termine de comer y aparte mi plato. Me comprometí mentalmente a recogerlo luego pero en el fondo se que no lo haré. Mientras me levantaba y me preparaba un té para la digestión, me puse a pensar en mi prima Alisa. No había recibido ni un mensaje de su parte, ni siquiera me había enviado los pésames o lo que sea, no entiendo porque insistía tanto en salir conmigo si a final de cuentas nunca más volvería a hablarme, pero igualmente, le agradezco, ya que gracias a su insistencia, pude conocer a Benjamín, y siento que él se ha vuelto más que un simple cantante que conozco, sino que se ha convertido en un amigo, un amigo muy especial.

Nos hemos saltado la típica introducción monótona que utilizas cuando conoces a una persona, lo único que ocurrió es que me salvo de un ladrón, me lo volví a encontrar en la librería y lo traje a mi casa por petición de él, mientras estaba aquí, me llegó una noticia devastadora y el fue mi soporte y mi apoyo. Todo fue repentino, pero no podía pedir nada más.

Eramos amigos.

Creo.

Ephemeral ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora