Capítulo 13

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•|3 de septiembre de 2020, Imola, Italia|•

Miro a Carlos, que aunque no es la primera vez que tiene a Daniella en brazos, está medio en shock, mirándola fijamente.

- Si la miras tanto la vas a desgastar - me burlo, cómoda desde mi sitio en la cama.

Él me mira y suspira, para luego regresar sus ojos a la pequeña.

- Antes era una niña más, ahora es... Mi hija - murmura dejándola en la cuna y sentándose en la cama a mi lado. - No sé cómo llevar toda esta situación, ¿sabes? - Me sonríe con desgana y yo asiento.

- Ya lo sé, Carlos - susurro mirándole, buscando sus ojos, pero tiene la mirada perdida (como es usual).

- Apenas nos conocemos, pero tenemos una hija en común - señala medio sonriendo. - Esto es una locura - bufa cerrando los ojos.

- Lo es - digo sincera.

No puedo negarle eso, porque tiene razón. Ambos creíamos tener nuestra vida resuelta y ahora sucede esto. En el fondo me preocupa que él realmente no sea capaz de asimilarlo y me deje sola con Daniella... Me aterra que nos deje y ni siquiera somos nada.

- Al - me llama él, y yo le miro, abrumada por mis pensamientos. - Los dos sabemos que el único problema no es Dani - comenta frunciendo los labios. - Tenemos que resolver... Esto - dice señalando el espacio entre nosotros.

- No sé a qué te refieres - murmuro apartando la mirada.

- Sí que lo sabes. Está claro que tú y yo sentimos mucho más que amistad, porque si no fuera así, nada de esto estaría pasando - reflexiona de forma acertada.

- ¿Y qué quieres que hagamos? ¿Que nos casemos mañana y seamos una familia normal? - Pregunto con ironía, y él sonríe de lado.

- Pensaba más bien en invitarte a una cita, pero esta vez de verdad - sugiere, y yo sonrío sin pretenderlo.

- ¿En serio? - Inquiero más feliz de lo que debería estarlo una persona de mi edad por una absurda cita.

- Sí - asiente con seguridad. - Mañana, Dani se puede quedar con Liv y podemos salir a cenar - propone tranquilamente. - También he pensado en salir los tres juntos, pero ya sabes cómo es la prensa - se encoge de hombros. - Haremos lo que tú quieras.

Muerdo mi labio, pensativa, y él me mira atento y con ojos brillantes de ilusión. Parece un niño pequeño que está pidiendo ir a Disneyland, ¿cómo le voy a negar esto? Además, el simple hecho de que está tratando de acercarse a nosotras, de ser el papá que se supone que es, me ablanda el corazón mucho.

- Vale, podemos salir después de la carrera, a la noche - acepto finalmente. - Y luego... Puedes venir a Mónaco con nosotras, pasar un par de días allí y así salimos los tres.

- Me parece una idea genial - dice feliz y con una gran sonrisa.

- Entonces, ya está todo arreglado por el momento, ¿no? - Inquiero sintiendo que la carga sobre mis hombros es menos pasada.

- Sí... - Suspira y se inclina hacia mí, que me paralizo por completo. Besa mi frente con ternura, acaricia mi mejilla y se levanta. - Buenas noches, Al - murmura sonriendo dulcemente.

- Buenas noches, Carlos - respondo sonrojada.

Me guiña un ojo y después de eso sale por la puerta, dejándome sóla con mi hija. No puedo quitar una tonta sonrisa de mi cara, y por mucho que lo intente, en serio que no puedo. Estoy feliz como una boba niña de quince años que se enamora por primera vez. Carlos me tiene rendida a sus pies sin pretenderlo y eso me asusta y me encanta a partes iguales. Un beso en la frente ha necesitado para que casi me derrita, ¿qué hará con mi pobre cuerpo y mente con un poco más?

¿Me Elegirías A Mí? #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora