Capítulo 1

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New York, Manhattan


Candy pago y le agradeció al chofer del taxi que la transporto desde el aeropuerto hasta el corporativo internacional Granchester, ella bajo del vehículo y admiro por un momento el impresionante edificio de acero y cristal de arquitectura moderna.

Entro al lobby; el edificio es impresionante y elegante las puertas son de cristal y metal cromado, paredes claras decoradas con arte moderno.


—Me acerco a la recepción y dos elegantes mujeres me atienden, ambas son muy bellas.

—Buenos días, ¿necesita ayuda señorita? —pregunta una de ellas.

—Buenos días, sí, tengo una cita con el señor Granchester a las diez en punto.

—Su nombre o el nombre de la empresa, por favor.

—Viñeros White —le informo y ella busca en la computadora.

—Sí, la encontré, señora Wood, aquí tiene un gafete provisional con su nombre y le servirá para desbloquear el elevador y algunas puertas de acceso, en un momento vendrá alguien a recogerla y le indicará donde queda la oficina.

—Gracias, necesito un favor ¿puedo dejar mi maleta de mano aquí y también necesito usar el baño? Quiero lavarme y arreglarme un poco, he estado más de cuatro horas en el avión y debo lucir desastrosa.

—¿No le importa que le guardemos su maleta en nuestro compartimiento personal? El tocador de damas se encuentra al fondo, luego dobla a la derecha; y usted luce perfecta señora Wood.

—Gracias, entonces solo tomo mi bléiser y mi bolso.

Candy saco su prenda y luego le entrego el equipaje a Vanessa, es el nombre gravado en la pequeña placa de metal que porta en su chaqueta. —Eliza dice ella— llama a otra joven que se acerca, la joven viste camisa polo de color rojo y pantalón sastre azul, perece uniforme y no es tan elegante como el vestuario de las recepcionistas.

—Eliza, hazme un favor, enséñale a la señora el tocador de damas —pide Vanessa, con amabilidad.

Eliza escucho la instrucción, pero se hizo la sorda "lo que me faltaba esta me ha visto cara de sirvienta ¿o qué? el hecho de que me encargue de llenar las estaciones de golosinas no significa que me usen de portera, descarada" —dijo la mujer en su mente.

—Eliza por favor, ¿no escuchaste?

—¿Disculpa te diriges a mí, Vanessa? ¿qué dijiste? Es que traigo mis audífonos y vi que moviste la boca, pero no estoy segura si es conmigo, querida —finjo con este par de aprovechadas.

Vanessa repitió lo anterior y le indico que después se encargue de recibir las provisiones del supermercado y algunas ordenes de comida de algunos ejecutivos, cosa que enfureció a la chica, a pesar de que es parte de su función.

—No es necesario que la joven me acompañe, yo me las puedo arreglar —menciono, porque ella parece molesta.

—No te preocupes, sígueme —indico Eliza, aunque por dentro echaba chispas y entre dientes iba renegando.

—¿Eliza verdad? mucho gusto me llamo Candice, ¿tienes mucho tiempo aquí? ¿En qué área trabajas? Este edificio es impresionante —pregunto, tratando de ser amistosa.

—¿Siempre eres tan preguntona? Tengo un par de meses en el corporativo, pero es algo temporal porque solo estoy haciendo mis practicas sociales, tengo una maestría en comunicaciones y mi función es manejar la redes —mintió Eliza, porque nunca ha pasado por una universidad ni de visita y no dura ni tres meses en ningún puesto de trabajo por soberbia y por no saber trabajar en equipo, ni acatar órdenes.

LOVELY NEGOCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora