Capítulo 6

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Cayó la noche y a Terry se le ocurrió buscar en los restaurantes, bares y discotecas cercanos, no puede creer que a pesar de todo el esfuerzo de búsqueda ella no aparezca, aún cree que debe de alojarse cerca, sin conocer la ciudad y sin amigos es lo más lógico.

Seth se encargó de enviar a varios agentes a otras localidades para ganar tiempo, él se mantiene juntos a Terence para protegerlo y a la vez buscar a la joven.

Entraron en un pequeño bar y discoteca llamado Media Luna, el lugar es rustico, algo hippie, pero es exclusivo y se destaca por tener música en vivo, Terry no esperaba de que la atención y el ambiente sea de primera, aunque la razón de entrar es para dar un vistazo, decidieron sentarse en la barra, ordenaron una cerveza cada uno y agua mineral por el requisito de consumo, ambos hombres están atentos observando su entorno sobre todo a las jóvenes de cabello claro y rizado, Terry le dio un trago a su cerveza el líquido amargo invadió su paladar y lo frio de la bebida refresco su garganta, de pronto una joven lo sujeto del brazo y deslizo su mano hasta sujetar la de él, Terry se sobresaltó por la inesperada invasión y alertó a Seth.

—Señorita no puede hacer eso, por favor guarde distancia —sugirió el agente.

—¿Celoso? —cuestiona la mujer con malicia.

—¿Me invitan a un trago? —Insiste ella.

—Nos encantaría, pero estamos de paso, no tengo duda de que alguien más aceptará su oferta señorita —agrega Terry, moviéndose con disimulo para zafarse del agarre de la mujer.

—Tú te lo pierdes Terence, chao guapo —se despide ella, con una mueca de disgusto.

—¿Cómo sabe mi nombre? —pregunta Terry a su empleado.

—Olvidas que eres famoso de familia pudiente y de que has protagonizado muchas portadas de revistas por tu trabajo y por millonario —le recuerda Seth, y luego agrega ¡es ella!

—¿Quién? ¿localizaste a Candice? ¿Dónde?

—No, hablo de Eliza, la confianzuda de hace un momento ¡es ella! Mirándola bien no está nada mal —murmura Seth.

Terry la mira detenidamente, mientras ella se aleja contoneando la cadera de un lado a otro con exageración, la chica es hermosa y con ese atuendo no la reconoció, viste short, top estilo sostén y bléiser; la joven tiene estilo, aunque sus piernas delgadas con los botines de tacón alto que usa parecen patitas de pajarito.

—Lo que nos faltaba, la indeseable se aparece por donde quiera —se queja él.

—No negaras que esta guapa —comenta Seth.

—¿Tal vez? Rostro y cabello es aceptable, pero como no es santo de mi devoción; me parece un murciélago con patas de araña.

Seth soltó una carcajada por las etiquetas que su jefe le ha asignado a Eliza

—Cucaracha, murciélago con patas de araña, no sé cuál me gusta más —confiesa el joven.

—Creo que cucaracha la representa a la perfección, invaden por donde quiera y ni el veneno las mata —afirma Terry.

—¿No me digas que tienes insectos en tu casa?

—¡Jamás! Aunque no ignoro que son una peste difícil de eliminar. Mejor continuemos con la búsqueda que estamos perdiendo el tiempo —sugiere Terry, mientras le extiende su tarjeta de crédito al bartender.

En ese momento un par de jóvenes pasan frente a él llamando su atención, las chicas no se percatan de que son observadas, ellas avanzan divertidas agarradas de la mano bailando y tarareando la canción que se escucha en ese momento, ambas visten de jeans y top ajustado una tiene el cabello oscuro, la otra es claro y rizado, lo ha peinado en una cola alta. Terry se queda inerte por unos minutos sintiendo alegría y a la vez parece estar hechizado, reacciona cuando se percata de que no es el único que observa a una de las chicas.

—¡Seth! La encontramos, avisa a los demás que detengan la búsqueda, nuestro objetivo está subiendo las escaleras es la chica de top color rojo y jeans azul, va acompañada de otra chica que viste top negro, ve detrás de ellas, no las pierdas de vista, pero mantén la distancia para no asustarlas.

—Ya la vi, descuida yo me encargo, no olvides que tengo la destreza del agente 007, James Bond —contesta Seth, seguro de sus palabras.

—La torpeza del inspector Gadget, diría yo, solo te falta el sombrerito, aunque en este momento nos serviría —murmura Terry.

—¡Oye eso fue cruel! —reclama el aludido, pero procede con la misión.

Terry espero su tarjeta, sin despegar la vista de la señorita White, que luce juvenil y encantadora, recibe la tarjeta y digita la propina en el pequeño dispositivo que le muestra el empleado, luego sale de prisa siguiendo a Seth, se reúnen en la segunda planta y decide esperar un poco antes de abordar a Candice, que al parecer se la está pasando muy bien bailando con la otra joven, ellos se ubican en una mesa alta de dos taburetes toman asiento y observan a las jóvenes que se encuentran a unos pasos frente a ellos, Candy se gira en dirección a ellos porque siente que la observan, busco los rostros, pero desde su ángulo no puede verlos con claridad.

Un joven se acerca a ellas y se une al baile, parece que es amigo de una de ellas, besa la mejilla de la joven de cabello oscuro y le extiende la mano a Candy, que continua inquieta porque se siente observada, aunque ella no puede distinguir los ojos azules que la acechan. Al finalizar la canción el joven se despide y se va de prisa, suspenden la música y los reflectores enfocan sobre la pequeña tarima, la música en vivo dará inicio y el joven que se acercó a las chicas es el vocalista.

Todos los que se encuentran en la planta baja se agrupan frente a la tarima y los del segundo nivel se agrupan a la orilla de la defensa de hierro para disfrutar del concierto, Terry aprovecha y se ubica a la par de Candy: Ella aplaude, grita y salta emocionada, empujando a Terry un par de veces consiente de su descuido se disculpa con él, sin reconocerlo, pero continua zarandeándolo, lo sujeta del brazo por la adrenalina del momento, todos se agarran de las manos sin importar si se conocen o no, y cantan las canciones a todo pulmón, la última. «Eclipse total del amor»

—La canción es dramática, intensa, apasionada un gran éxito en su tiempo y el cantante la interpreta muy bien —comenta Terry, cerca del rostro de Candy, contagiado por la energía del momento y olvidando la razón de encontrarse en el lugar.

Ella eufórica canta la canción a todo pulmón —sí, así te tengo que amar... el tiempo acaba de empezar... ♫♪ el tiempo acaba de empezar... ♪♫—. Terry sacudió la cabeza por el alarido que le acribillo el tímpano provocándole un zumbido en el oído, mientras que Seth no puede contener la risa por la expresión de su joven jefe.




Siguente...


***

No sé quién es más terrible Candy o Terry 😁. Bueno lo dejo aquí ya agoté el avance que tenía, trataré de crear más para el fin de semana, disfruten su semana, hasta pronto.

Gracias.🌹  

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