Capítulo 06 La teoría del licántropo

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"Pelear, matar, ganar" eran las palabras que venían a su mente, y mentiría si dijera que ella no estaba preparada y estaba deseosa de luchar, después de todo ella era el equivalente a una guerrera, dominante entre otros dominantes, por lo que se giró mirando directamente a los ojos de su contrincante, un hombre fornido, con una barba de candado y ojos claros, su olor era potente y su mirada llena de rencor, por lo que ella dedujo que su necesidad era igualable, él deseando también un confrontación. A diferencia de la morena que abrió las manos extrayendo garras, el fornido sujetó apretó los puños mostrando nudillos cubiertos con metal. Moira se agachó para evitar el impacto del puño que golpeó contra un muro cuyo trozo cayó en trozos mostrando la potencia del golpe, ella se levantó y como zarpas movió cada brazo arañando el rostro del rubio. Las armas de fuego eran una ofensa para las alfas, orgullosas de sus garras y colmillos, sea hembra o macho, a menos de que fueran atacados con esos artefactos, de lo contrario, una lucha cuerpo a cuerpo era un honor, por lo tanto, no huiría. Otro puñetazo impactó contra su abdomen y Moira se arrodilló expulsado el aire y la bilis, una patada contra su rostro con la pesada bota del desconocido y su mejilla tocó el suelo en un ruido sordo.

—No eres más que una niña... Ríndete ahora.

— ¿Desde cuándo un alfa se rinde? ¡Un alfa pelea hasta la muerte! —Exclamó tratando de ponerse en pie, empujando con ambas manos la pierna que iba contra de ella, girando y regresando la patada golpeando la espalda de su enemigo; Moira rodó y al el voltearse lo arañó varias veces en el rostro, sujetando sus grandes hombros, clavando sus garras y mordiendo potentemente su garganta. Podía sentir el sabor de la sangre en su lengua, la euforia la envolvía y su instinto le pedía acabar con su presa. Fue entonces que un disparo rozó su hombro, viendo una extraña bala y pudo reconocerla. Eso era un somnífero.

—El jefe te quiere de regreso. ¡Ríndete ahora!

—Realmente no pueden creer que eso va a detenerme. —Bufó limpiando la sangre que caía de la comisura de sus labios con el dorso de la mano y recuperando su bolsa de compras. Ella recordó los libros de historia, los que le decían que lo que eran provecía de los licántropos que querían regresar a su naturaleza humana, sin poder alejarse del todo de lo que eran. Si en ella estaba el instinto más potente, ¿quería decir que ella era más bestia que persona? ¿Estaba más cerca de los licántropos que cualquiera? Sea como sea, Moira necesitaba poder, el que asegurara el darle la capacidad de proteger a su compañera. Uno de los dardos cayó en su pecho y ella soltó una risilla, giró rápidamente y comenzó a correr mientras los dardos impactaban su cuerpo. Conocía los métodos de su padre, no era estúpida como para aparecerse sin tener algo de resistencia contra las drogas que estuviera dispuesto a usar con ella.

— ¡Alto ahí o uso una bala real! —Gritó otro de ellos disparando a su pierna como advertencia, Moira simplemente dio un salto y subió por un muro ayudada por las garras hasta llegar al techo de un edificio y corrió ignorando la herida en su pierna. No sintió dolor, solamente la adrenalina, el hombre que la atacó no estaba muerto, por lo que lo encontraría nuevamente, de eso estaba segura, más no le importó. Debía hacerse más fuerte.

—Estúpida Moira. ¿Dónde estará? —Preguntó Elise a nadie en particular hasta que el aroma de su compañera la alcanzó, desgraciadamente también un grueso olor metálico venía con ella. Eso era sangre, estaba segura, por lo que rápidamente abrió la puerta encontrando a su pareja golpeada, sangrante y sudorosa con una sucia bolsa de plástico.

—Tuve algunos problemas.

— ¡¿Llamas a esto algunos?! ¡¿Qué pasó?! —Gritó consternada la pelirroja sujetando a Moira antes de que cayera agotada en el suelo, ayudándola a sentarse en el sofá.

—Unos tontos se atravesaron en mi camino, pero pude recuperar nuestras bolsas. También traje algunos perfumes que nos ayudarían a tapar nuestro aroma. Será lo suficientemente confuso para ellos.

Tomando posesión de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora