~Desde Otro Tiempo~

1.: Jimin :.

*

Se despertó como todos los días con la sonrisa pegada en el rostro, sin duda hoy sería un buen día, había pensado toda la noche como poder pedirle una cita a aquella chica que había llegado hace dos semanas a su trabajo, sin duda había llamado su atención aunque conociendo su suerte.

-Lo lamento Jimin, pero no eres mi tipo-lo rechazaría.

-Oh! Claro-

-Permiso - ¿cuántas veces lo habían rechazado? Puff ya había perdido la cuenta, pero como ya estaba acostumbrado, cada vez dolía menos.

-Propio- se movió un poco para dejarla pasar.

La vio caminar hasta donde su otro compañero de trabajo estaba, el que a ella si le gustaba, el típico fuckboy, mujeriego con una reputación de puta madre, pero que sin duda volvía locas a las mujeres.

-Pues nada que hacer, ya me tocara la correcta- si muy hetero de su parte.

Continuó con sus labores de la mañana, siempre con su radiante sonrisa, era un joven amable y gentil, criado por su abuela, sus padres habían muerto en un accidente cuando él tenía 10 años, desde entonces su abuela paterna se había hecho cargo de él, hasta que hace dos años esta también había partido debido a una enfermedad, nadie entendía por qué era tan feliz si siempre la desgracia parecía perseguirlo.

-Ya me voy señor, termine mi turno-

-Bien, Park ve con cuidado-

-Si -camino tranquilo disfrutando del sol, la primavera sin duda era su estación favorita del año, todo parecía más vivo.

-¡Hola Jimin!-

-Hola señora Kim-

-Cómo estás hoy?-

-Muy bien, gracias, y su nieta?-

-Aún sigue con ese vago, aún no entiendo por qué te rechazo si eres un joven tan bueno-

-Quien sabe, pero no pierda la fe-

Todas las señoras de barrio lo querían de yerno, pero las chicas no de novio y el motivo era muy simple, Jimin era un chico guapo, pero tenía esta belleza andrógina poco usual, por eso a muchas les daba pena aceptar salir con él, llamaba más la atención que ellas, y obvio eso no les gustaba.

-Por fin en casa - sacó sus zapatos y se colocó sus pantuflas, aún era temprano, su turno terminaba a las dos, así que tenía el resto de tarde para descansar o hacer algo productivo, al morir su abuela esta le dejó la casa, misma que Jimin cuidaba con esmero en memoria de su amada abuela.

Comió algo rápido y seguido se dedicó a hacer un aseo profundo, le gustaba que la casa estuviera igual como cuando estaba su abuela, limpia y ordenada, luego aprovechando lo fresco de la tarde salió al patio trasero a recoger algunas hojas, regar las plantas y barrer el patio.

-Listo pequeña, tenías sed no?- sonreía mirando la pequeña maceta.

Una suave brisa comenzó a soplar, era tibia, las sábanas que había lavado se movían de un lado a otro al compás del viento, dio dos pasos para apreciar mejor el ulular de los árboles, cuando un destello tras su espalda llamó su atención.

~Madre Luna te Lo Pido, Paciente soy Hasta Que Me Muestres Mi Destino~

Oía muchas voces hablando al mismo momento, repitiendo aquella oración, de un momento el destello se volvió una luz clara, muy cegadora, mirar le costaba, cerró los ojos esperando que aquello pasara, pero una mano tomó la suya.

-Que!?-

-Al fin te encontré- vio una silueta menuda, pero al tener la luz aun dándole de frente o distinguió bien, algo comenzó a jalarlo dentro de aquella luz, se resistió, pero fue inútil, antes de poder pedir ayuda ya estaba en una especie portal, cerró los ojos nuevamente esperando lo que fuera pasará, sintió sus pies tocar el suelo y lento abrió los ojos dándose de lleno con unos ojos negros que lo miraban. Era una mujer muy linda, sin duda- bienvenido pequeño-

-Perdón?-

-Madre, no comprendo cuál es la insistencia en hacer esto si sabes que...- cuando la mujer dio 

un paso al costado, la azulina mirada de Jimin chocó con la oscura mirada de Yoongi, los corazones de ambos se dispararon a latir a mil por hora y un revoloteo les movió el pecho.

- Hijo, al fin, encontré a tu alma destinada -

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