2 .: Yoongi :.

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Yoongi estaba harto, no había cumpleaños que su madre no intentara aquel ritual, le había amenazado, había exiliado a todos los brujos del reino, le había prohibido tan siquiera mencionar el tema, pero parece que nada servía con esa mujer.

Como hoy en su cumpleaños número N*26 estaba otra vez con aquel circo tratando de encontrar algo que no había, que tan malo sería matar a su propia madre? Mucho sin duda.

-Madre-


-Por favor Yoongi una última vez-

-Todos los años son tu última vez-

-Esta vez funcionará lo juro-

-Madre-

-Solo déjame intentar, por favor-se sobó las sienes, cansado, sería otra decepción, sin duda otro año en el cual le recordarán lo solo que debía vivir- te lo pido una última, última vez -

-Una última vez- la mujer sonrió e hizo entrar al grupo de brujos que había traído desde algún lugar del mundo, los vio acomodarse, así como vio a su madre dejar una peculiar flor en medio de aquel círculo.

- Aquí vamos-


Los brujos comenzaron sus cánticos, y una tenue luz comenzó a iluminar el lugar.

-Di las palabras hijo - Yoongi suspiro cansado, había hecho esto tantas veces que estaba harto, pero veía la ilusión reflejada en el rostro de su madre, que solo por eso se obligó a hacerlo una vez más.

~Madre Luna te Lo Pido, Paciente soy Hasta Que Me Muestres Mi Destino~

La flor se levantó hasta lo más alto y una a uno sus pétalos fueron formando un óvalo cerca del suelo, la mujer se paró frente mirando con ilusión su interior, de repente lo vio, parado ahí con los ojos cerrados, su corazón saltó de emoción.

Dio un paso, quedando en medio de ambos mundos.

-Al fin te encontré- miro con detenimiento sin duda era alguien lindo, aunque no distinguía bien si era hombre o mujer, su rostro era precioso, pero su cuerpo parecía el de un hombre- bienvenido pequeño-

-Perdón?-Su voz era suave.

-Madre, no comprendo cuál es la insistencia en hacer esto si sabes que...- en cuanto se movió y vio a su hijo supo que ni así aquel ser fuera un orco ya no podría dar marcha atrás, vio aquel brillo en la mirada de Yoongi, una que por un momento creyó no ver jamás- Hijo he aquí a tu alma destinada -

Yoongi pasó saliva, la criatura frente a él se le hizo la más hermosa del mundo, en especial esos ojos azules que parecían mirar lo más profundo de su ser, dio pasos lentos por temor a asustarle.

Cuando estuvo a nada, lo vio desvanecerse, reaccionó rápido, atrapándolo en sus brazos, sintiendo la tibieza ajena, y aquel aroma cítrico que lo acompañaba, respiro profundo y se obligó a no tomarlo en ese mismo momento, frente a su madre y los brujos.

-Qué es lo que le ocurre?- pregunto a los ancianos.

-Debe de tomar al joven en cuanto tenga oportunidad- Yoongi lo miro- él no pertenece a nuestra época, es la siguiente vida de su alma destinada si no lo reclama como suyo, el tiempo lo hará y 

lo llevara de regreso a su época-

-Cuanto tengo tiempo tengo para hacerlo?-

-Entre más pronto lo haga mejor majestad- Yoongi miró nuevamente al joven que dormía en sus brazos, era liviano, su rostro era redondo con ligeras pequitas, sus pestañas largas, rizadas y sus labios en ninguna doncella vio labios más hermosos como los que tenía el rubio en sus brazos.

-Preparen la habitación real, por hoy lo dejaré descansar, ya mañana tomaré una decisión -

-Hijo-

-Trajiste a un joven de otro mundo, madre, crees que se pondrá feliz cuando reaccione y se vea en un mundo completamente distinto al suyo?-

-Pero es tu alma destinada-

-Si, pero de otra vida- tenía que ser justo, por mucho que fuera por quien lloró y pidió por años, no pertenecía a su mundo, si el joven quería volver a su realidad, él no lo impediría-lo llevaré a descansar-

La reina solo miraba con tristeza, tan cerrado tenía el corazón su hijo que, ni viendo a su otra mitad, lucharía por él?

Camino por los pasillos sintiendo lo cálido del cuerpo ajeno, al llegar a la habitación lo dejó sobre la mullida cama, si bien la primera intención que tuvo fue salir de aquel lugar y continuar con sus obligaciones antes de la cena de celebración por su 26 cumpleaños, se sentó junto al rubio, y con la yema de sus dedos delineo su rostro, sus mejillas, su frente, su pequeña nariz y sus carnosos labios, mojo los propios, al pasar suave su dedo por los ajenos.

Guiado solo por la curiosidad, se agachó hasta que de forma suave dejo un beso en ellos, uno que marcaría el inicio de esta historia.

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~Desde Otro Tiempo~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora