Segunda parte
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—Y luego de verificar que la tela y las costuras estén impecables, le pido a la persona que se mida la prenda y garantizo que le quede bien —explicaba Gabriel—. ¿Alguna otra pregunta?
Cuando ese hombre se volteó, su hijo, quien estaba a sus espaldas, sonrió enseñando sus dientes. Gracias a un guarda del castillo, que habló con su padre minutos antes, el chico se había dado cuenta que su progenitor también confeccionaba trajes a los caballeros del castillo, y esto era justo lo que necesitaba para el plan que Plagg le había propuesto.
Por esa razón, pidió recorrer esa habitación donde él trabajaba, con la excusa de saber un poco más sobre su labor. Sin embargo, ahora tenía que hacer que su progenitor se fuera de ese cuarto repleto de telas, trajes y maniquíes, para que así, él pudiera tomar las cosas que necesitaba. Pero, ¿cómo podría sacar algo de ese lugar sin que su padre levantara sospechas?
—Bueno… todo lo que me dijiste suena muy interesante —mintió el chico, ya que, al estar viendo qué cosas había a su alrededor, ni siquiera le había puesto completa atención—. Aunque, sí tengo un par de dudas con eso de que… le haces trajes a los caballeros. Suena un trabajo muy complicado con costuras… ¿complicadas? —dijo intentando unir las primeras palabras que pudo pensar relacionadas al tema.
Gabriel por su parte sonrió y llevó su vista a la armadura que vestía un maniquí cerca de él. El hombre comentó sobre su experiencia a lo largo de los años, pero Adrien seguía concentrado en su mundo, tenía que ver la forma en la que podría tomar algo de ahí en cuanto antes.
No obstante, cuando el rubio vio a su padre de nuevo, vio que él sacudía sus dedos. Estos se movían de una manera acelerada, como si Gabriel tuviera algo de prisa; como si estuviera impaciente por estar allí en ese momento. Y fue entonces cuando Adrien decidió ponerle atención a su contrario: ¡hasta su forma de hablar era rápida!
—…además que el color azul me recuerda mucho a tu madre —aseguró el mayor—. En la mayoría de retratos que hay por toda la casa, ella está usando este color, ¿lo has notado? Y… se ve muy hermosa.
—¿Ah? —soltó Adrien al salirse por completo de sus pensamientos. No sabía de qué estaba hablando su contrario, pero cuando quiso preguntar, Gabriel lo observó con una mirada comprensiva.
—Hijo, sé que pocas veces hablamos de este tema, pero… tuve curiosidad —comentó—. Y te quería preguntar si… ¿Aún conservas recuerdos de tu madre?
—¿Recuerdos?
—Eras muy pequeño cuando ella… desapareció. —Soltó una bocanada de aire al mencionarlo—. Tal vez no recuerdas cómo era su rostro o… el olor a lavanda que tenía su cabello. Pero quería saber si al menos aún vive en tu memoria.
Adrien apartó su mirada. Si bien no sabía mucho de cómo era la historia de los Agreste en esa realidad, en su mundo, sí se acordaba que su madre había fallecido y su padre había sufrido mucho por ello. Pero los recuerdos eran casi nulos tras poco a poco irse convirtiendo en un personaje de esa historia.
Cuando su silencio respondió su duda, Gabriel decidió que lo mejor era dejar esa charla hasta ahí. No quería lastimar más a su hijo. Además, él tenía algo más que hacer esa tarde: tenía que hablar con Nooro para seguirle el rastro a aquella chica con el poder de la creación.
—Eres fuerte, hijo —declaró al poner sus manos sobre sus hombros—. Eres el chico más valiente y brillante que conozco. No sabes cuánto me llenas de orgullo. —Adrien solo se quedó en silencio cuando Gabriel decidió darse la vuelta para salir de ese lugar—. Tengo algunas cosas por hacer. Si necesitas algo, no dudes en decirme.
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Un Beso para Encontrarte | Miraculous
FantasyUn super villano envía a Ladybug y Chat Noir a un París completamente diferente al de ellos. Ahora están en tiempo de reyes donde la magia es prohibida. Sus kwamis se encuentran encerrados en sus miraculous, ellos no pueden transformarse, y ahora, d...