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—...Y como siempre, hay un límite de tiempo para cumplir su objetivo antes de que algo terrible ocurra, para siempre. Con eso ya sabes cómo terminará la historia.
Aquellas palabras de Alix hicieron que Marinette pestañeara un par de veces. Su expresión no reflejaba más que confusión por lo que había escuchado.
Por un instante, con tan solo oír a su amiga, había sentido como si ella hubiera vivido en uno de esos cuentos de hadas que explicaba su contraria. Aquel sentimiento era tan real que tuvo que sacudir su cabeza de nuevo para caer en cuenta que no era así.
—¿Qué grupo te tocó?
La voz del joven rubio junto a ella la hizo llevar su mirada hacia él, ignorando por completo la respuesta de Alix. Al ver al joven, por alguna razón, sintió un fuerte dolor en el pecho, como si en algún momento algo terrible le hubiera pasado a ese chico, algo que incluso, la hizo sentirse terriblemente mal.
¿Por qué se estaba sintiendo de esa manera?
¿Todos esos sentimientos eran solo por escuchar a Alix hablar de los cuentos de hadas?
Pero, ¿por qué de repente ella se sintió tan angustiada?
El timbre sonó y cuando todos los estudiantes fueron a guardar sus cosas, Marinette se quedó en ese lugar con la mirada puesta en el suelo. Seguía preguntándose una y otra vez sobre esos extraños sentimientos. Aun así, ella regresó a la mesa donde estaba Alya, quien estaba a punto de irse. Al verla llegar, la de rizos negó con su cabeza y le entregó la cartulina a su amiga.
—En serio no puedo creer que aún no hayas ni empezado a leer el libro —se quejó.
Pero esta vez, Marinette no dijo nada, solo tomó la cartulina y se colocó su bolso para irse. Estaba impactada, no sabía cómo reaccionar. Esos sentimientos eran como si hubiera vivido una aventura; una aventura de la cual no se acordaba ni lo más mínimo.
La joven salió del edificio y caminó con pasos muy lentos por la acera. Intentaba rebuscar en su mente alguna imagen que le diera una respuesta a todo eso que sentía. Necesitaba más información. Cuando de repente, sus pies pisaron algo en el suelo.
Marinette dio un paso atrás para ver esa cosa extraña que había majado y fue entonces cuando sus ojos se abrieron de par en par al ver una diadema azul partida en dos.
Ella se inclinó a recogerla. Por alguna razón, este accesorio se le hacía muy familiar. Sentía muy dentro de ella que lo había visto en otra parte. Y entonces, cuando quiso pensar un poco más sobre esto para ver si estaba relacionado a sus extraños sentimientos, escuchó a alguien tras ella.
—¡Marinette!
Al voltearse, vio a aquel rubio despedirse de Nino y ahora, corría hacia ella al mismo tiempo en que sacaba de su bolso unas hojas blancas. Cuando llegó a su lado, él extendió ese documento con una sonrisa en su rostro.
—Qué bueno que te encuentro aquí. Estaba a punto de irme y por poco y se me olvida esto.
Pero Marinette no decía nada. Sus ojos estaban sobre los de él, analizando cada detalle de su rostro. Era como si una serie de imágenes borrosas aparecieran en su memoria y cada una de ellas la hacía sentir que no quería separarse de ese chico por nada del mundo. Y no, no eran sus antiguos sentimientos románticos hacia él, era algo más que eso.
—¿Qué es esto? —preguntó ella al tomar esas hojas.
—No es el resumen. Pero te puede ayudar. Había olvidado que la señorita Bustier me pidió unas notas de cada cuento de hadas de cada grupo. Allí hay algunos datos del cuento que tenías que leer y… puedes echarle un ojo en lo que yo te hago el resumen durante la tarde.
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Un Beso para Encontrarte | Miraculous
FantasyUn super villano envía a Ladybug y Chat Noir a un París completamente diferente al de ellos. Ahora están en tiempo de reyes donde la magia es prohibida. Sus kwamis se encuentran encerrados en sus miraculous, ellos no pueden transformarse, y ahora, d...