Rota, sola, triste, defraudada: Mal, así ella se sentía.
La depresión la invadía,
sólo cuando la noche llega,
acostada en el suelo escuchando los fuertes gritos
de los que alguna vez fueron sus héroes.Odiaba sus utopías,
y lo que sus ojos veían.
Odiaba su sangre
y su inútil estirpe.Se decían cosas de demonios,
sus lenguas estaban envenenadas.
Sabía que lo roto de su corazón,
ya no tenía reparación,
lo sabía sin ninguna dificultad,
hacía que su corazón se oprimiera lentamente,
recordó cada una de las veces que se sintió morir.Odiaba cada parte de su ser,
y el inevitable escándalo a su paso.
Odiaba lo que ella pensaba de sí misma,
y no darle gusto a nadie.De pronto, cerró los ojos,
el mismo demonio salió de sus jóvenes y
tiernos labios aun virgenes, susurrándo,
comenzó a contar su historia al viento, sólo lo hacía cuando la noche llegaba
a ese quien no cuenta nada pero todo escucha.Odiaba como los gritos llegaban,
y sin razón alguna.
Odiaba el desprecio que emanaba su alma
y todo lo que conllevaba.Mientras las lágrimas brotaban a mares de esos ojos,
ya secos como los millones de desiertos.
Nadie la escuchaba ni la escucharía jamás,
nadie más que ella sabría lo que sentía.Odiaba que nadie se quedara,
y que nadie fuera lo suficientemente valiente como para escucharla.
Odiaba ver lo que otros no,
y callárselo para no herir más mientras ella sufría por ellos.Volvió a tener su virgen inocencia,
volvió a estar en esa noche acostada sobre el brillo de esa luz cegadora,
volvió a ser tocada con esas manos sin piedad,
que marcaron el fin de su felicidad.Odiaba su pasado
y todo lo referente a el.
Odiaba todo sus recuerdos
y no poder deshacerse de ellos.Con esas pesadillas lúgubres
y el anodino amor que algún día obtuvo.
Marcada para siempre, por algo que nunca deseó,
Caminaba adelante para encontrar un camino sin rumbo.Odiaba que tuviera esos sueños, despertaba en medio de la noche, gritando, llorando, sólo cuando la noche llega
y que cada uno le clavara un cuchillo más.
Odiaba no poder decírselo a nadie,
y que la tomarán de loca por ello.Al principio sólo era una horrible experiencia,
no sufrió las consecuencias hasta la inevitable adolescencia.
Donde entendió el daño causado
El daño que, a pesar del tiempo, no se había curado.Odiaba su soledad,
y en especial ver el arrebol arriba de un árbol sin vida.
Odiaba a esa persona, esa a la que encontraron sin vida
y que fuera la única que realmente sentía su pérdida.Personas que más apreciaba
fueron las primeras en torturarla.
Las que la habían impulsado a soñar alto
Ahora la aventaban a un barranco sin fondo.Odiaba ser la que guía sin timón,
y que su embarcación se perdiera en el fango.
Odiaba sus ideas,
y la envidia diaria de la que se desquitaba.Fueron las primeras que comenzaron a deshojar,
lentamente cual flor en invierno,
esos sueños que algún día creyó poseer
hasta el fin de sus días y el amanecer de su muerte,Odiaba que las personas hablarán de ella en su cara
y a sus espaldas.
Odiaba que le dijeran todas las cosas malas sobre su ser
y el enorme orgullo de su alma.Esos deseos que no la permitían caer tan bajo,
como sus cínicas risas ante su pequeña e inocente mirada,
esas que apagaron su felicidad,
como la luz de su última esperanza ante el desierto sin final.Odiaba no ser dueña de su destino,
y ni de su vida misma.
Odiaba hablar de tal forma que emanaba verborrea,
y a su vez no ser escuchada.Seguido de ese desapego a la fuerza,
quien nadie quiere, quien nadie desea.
Se sentía como correr sobre millones de cuchillos,
esperando ver cuando se cansará,
se dejara caer,
se entregará y ya no diera un sólo respiro más sólo cuando la noche llega.Odiaba que las personas se fueran cuando contaba su historia,
y estar ahí cuando decían la suya.
Odiaba ser usada de una forma vil,
y aceptar esperando algo que nunca llegaría.Esas comparaciones ante personas imperfectas
y los golpes de los cuales aún tenía marca,
esa soledad de quien nadie se entera,
y menos las personas a quienes daría su vida entera.Odiaba que el amor no fuera su presente
y saber que mientras menos suspiraba, más seguía sin creer que existía en verdad.
Odiaba no ser amada por quién era
y saber que para él era invisible.Ese ser que la lleno de sentimientos sin razón,
después de verla con desprecio,
como loca,
y la trataba cual trofeo ganado y perdido.Odiaba tener una decepción tras otra,
y después llorar mientras nadie la veía.
Odiaba no ser como las demás
y a su vez sus desastres al intentar ser igual.
Odiaba disimular esa sonrisa
y que le tuvieran lástima.Llena de lágrimas se encontraba, sólo se encontraba así cuando la noche llega.
Lágrimas que latían desde su corazón.
Esas que corrían por sus venas,
Tanto odio con toda razón.Odiaba su amor escaso
y su corazón contrariado.
Odiaba no ser quién ella quería
y no ser buena para lo que más sentía.Quien le pidió silencio después que lo llamó a gritos,
seguidos de falsos llantos,
que no importaron lo que ella pensaba,
una simple y ordinaria decepción del cual no pensaba ser parte.Odiaba ser olvidada
y que la vieran menos, pequeña, anodina.
Odiaba que se enterarán de sus sentimientos,
y que la confundieran con algo que no era.No entendia porque admiraba a esa persona
que convirtió su más cruel pesadilla vivida
en el símbolo de cualquier magia,
en su más abierta pureza.Odiaba no tener sentido de pertenencia
y dormir en diferente cama cada día.
Odiaba no tener hogar
y mucho menos alguien con quien contar.Rasguños son piedad,
Esa persona a quién nadie apreció
y que todos lloraron por su pérdida,
Nadie se enteró de lo que sentía ella.Odiaba querer sin ser querida,
y más cuando se alejaban sin piedad, buscando a quienes hablan de ellos a sus espaldas.
Odiaba a las personas que intentaban ser algo que no eran,
y ser parte de ellos.Y después ese desprecio sin final,
por los cual ha llorado cada noche sin parar, sólo cuando la noche llega.
No se permitía vivir,
encontraba un refugio en la imaginación de otras palabras de personas heridas.Odiaba como era,
Pero mas odiaba como pretendía ser
Odiaba ser quien era,
y no morir de una vez.Soñaba con ser única,
ser querida realmente,
encontrar el amor.
Sin embargo el cuento terminó.Así era ella,
Así era su historia,
Así fueron sus últimas lágrimas
Antes de perderse en la infinita noche de la mano de la muerte,
y todo esto sucedía sólo cuando la noche llega.