Cuatro | El festival.

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Suspire, llegando a nuestro lugar de encuentro, me sentía sumamente horrible, salir sin duda no había sido buena idea, había llorando como nunca y es que, hoy era el cumpleaños de mamá, decidí celebrar con ella, pero solo éramos yo, la oscuridad y dos lápidas improvisadas.

Mordí mis labios mientras agachaba mi cabeza y dejaba caer una lágrima que, seque de inmediato, al notar la presencia de Sun woo a mi lado y Ji Dwi frente a nosotros.

── ¿Por qué tardaron? ¿Saben cuánto tiempo llevo aquí? ── Se quejo.

No obstante no le respondí, sabía que si lo hacía lloraría y no estaba en condiciones de hacerlo.

── ¿Enserió uno olvidaría los recuerdos que tuvo desde niño? ── Preguntó Sun woo.

── Te envidio. ── Alcance a escuchar por parte de Ji Dwi.

Había perdido contacto de toda la conversación, me encontraba en mi triste, frío y oscuro mundo, intentando buscar fuerzas desde lo más profundo para no soltarme a llorar, pues, el nudo en mi garganta, la sensación en mi pecho y los dolorosos recuerdos de mi infancia no me lo ponían fácil.

── ¿Qué bruto olvidaría algo así? ── Dijo, llamando mi atención.

Sun woo inhalo. ── Yo. ── Soltó junto con el aire que guardaba en sus pulmones.

── Sooya... ¿A dónde fuiste? Estás muy callada. ── Dijo Ji Dwi, mirándome.

── ¿Ya llegaron todos? ── Interrumpió Yeol woo.

── ¿Qué le pasó? ── Preguntó Ji Dwi, entonces guíe mi mirada hacia Ban ryu, que cargaba a Soo Ho en su espalda.

Ban ryu se quejaba, pues no entendía el porqué el debía cargarlo, sin embargo, nadie escucho escucho quejas, todos nos dirigimos adentro.

Mientras entrábamos cargando a Soo Ho en nuestras manos, el rapado nos asombro, golpeando a Yeol woo.

Genial.

...

Al día siguiente otra vez teníamos que cargar al señor Wi Hwa, mientras el iba deleitándose en su silla, removiendose de más.

Maldito viejo de mierda, me las va a pagar.

Debíamos concluir con cien vueltas, apenas íbamos por la quince y todos estábamos exhaustos, y es que, de tantos castigos, le encantaba este, porque el era el único que salia ganando.

── Ustedes tenían conflictos, ¿y ahora ya conviven y hasta socializan? ── Río. ── Sin vergüenzas.

Mi agarre se debilitó gracias a la poca fuerza que tenia y a él reciente mareo, ladeado la silla y provocando los gritos  de todos.

── Cuidado.

── Oigan, ¡Cuidado! ── Gritó el maestro Wi Hwa.

Habíamos perdido el equilibrio y la silla se balanceaba de un lado a otro.

── Tengan cuidado con eso. ── Se quejo el maestro.

── ¿No que era bueno? ── Preguntó Ban ryu.

── Era el mejor licor. ── Se defendió Yeol woo. ── Ustedes se equivocaron.

Mientras que, gemiamos de dolor, gracias a él ardor de nuestros músculos y lo dificultoso que se volvia esto, el maestro Wi Hwa había hecho algunas arcadas por encima de nosotros.

𝗛𝗪𝗔𝗥𝗔𝗡𝗚 𝗧𝗛𝗘 𝗕𝗘𝗚𝗜𝗡𝗡𝗜𝗡𝗚.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora