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—Es demasiado joven.

La mujer sentada tras el enorme escritorio, le dedicó al hombre una mirada inexpresiva.

—Dificilmente, agente. Usted era mucho más joven cuando lo reclutamos.

Los oscuros ojos del hombre encontraron los de ella con fijeza.

—Es demasiado joven —repitió.

La mujer lo evaluó frunciendo los labios. El Agente 11 era uno de sus agentes menos favoritos por esta precisa razón. Tenía... opiniones. Pertenecía a la categoría de hombres que siempre había detestado: los hombres que siempre creían tener razón, tan seguros de sus propias habilidades que todo el mundo simplemente aceptaba que
tenían razón. La enervaba. Personalmente, pensaba que el Agente 11 tenía problemas con una mujer estando a cargo, pero no tenía forma de demostrarlo. Nunca se había excedido y siempre era infaliblemente educado, incluso cuando a menudo ella podía sentir que él estaba en desacuerdo con sus decisiones.

Desgraciadamente, ella no tenía otra alternativa más que tolerarlo. Era uno de sus mejores agentes, si no el mejor. Su tasa de éxitos no tenía precedentes. Era demasiado bueno como para deshacerse de él, sin importar cuánto pudiera disgustarle su actitud.
Así que regresó su atención al muchacho en la pantalla. Para ser justos, el Agente 11 tenía un punto: el muchacho sí lucía joven. Pero difícilmente estaban en condiciones de ponerse exigentes.

—Lo necesitamos —dijo abreviando.

—Es un niño sin hogar ni entrenamiento —dijo el Agente 11—¿Qué puede hacer que nuestros agentes entrenados no puedan?

Ella rechinó los dientes. ¿La creía incompetente? Aunque él estaba más cerca de los treinta que de los veinte, comparado con ella, no era más que un mocoso. Era veinte años mayor que él. Es cierto que ella no tenía ninguna experiencia de campo, pero no se había convertido en la jefa del Servicio Secreto de Inteligencia Británico por ser una idiota.
Sabía que podría decirle que hiciera su trabajo y dejara de cuestionar a sus superiores. Pero no sería inteligente. El Agente 11 siempre era más cooperativo y eficiente, si estaba de acuerdo con la misión.

—Lo necesitamos para la misión de Brylsko —dijo ella.

Él dijo sin expresión.

—Quieres usar a un inexperto niño inocente para robarle información sensible a un jefe del crimen Polaco.

Ella enfrentó su mirada sin pestañear, haciendo caso omiso a su tono inexpresivo.
—Está más que experimentado para el trabajo. Ese "niño inocente" ha estado cartereando desde que tenía seis. Nuestras fuentes en las pandillas de Londres —múltiples fuentes— dijeron que es el mejor que hay. Su apodo es Sombra por un motivo. Al parecer es casi imposible atraparlo, incluso cuando sabes que va a robarte. Es así de bueno.

Creyó que el Agente 11 lucía algo interesado ahora, pero como de costumbre, era difícil leer su rostro.

—Estoy seguro de que A19 puede hacer el trabajo — dijo —. Y no es un niño.

—El A19 no es adecuado para esta misión —escupió ella—. No puede jugar el papel del adinerado y hedonista hombre de negocios, ni puede ser un Sugar Baby convincente.
Se sentía algo ridícula al decir las palabras "SugarBaby" en una conversación seria, pero le gustaba ser directa. Eso era lo que necesitaban para la misión, después de todo: dos agentes para ir encubiertos en un crucero, un lujoso y exclusivo crucero, para gente rica que tenía una debilidad por las mascotas jóvenes. El Agente 11, pese a todos sus considerables talentos en hurto, desbloquear cerraduras y piratería informática, era un veinteañero corriente con un feo caso de acné. Era más adecuado para las misiones que requirieran agentes anónimos, que pudieran mezclarse con la multitud.

Definitivamente no era apto para la misión de Brylsko. Nadie creería que un rico hombre de negocios estaría interesado en tener al Agente 11 como su mascota, y el Agente 11 era demasiado joven para jugar el rol de un millonario Sugar Daddy.

El Agente 11 también observó la pantalla.

—¿Y crees que este chico vagabundo puede interpretar a una mascota creíble? Incluso aunque pudiera hacerlo, probablemente se desmoronaría bajo presión. Hurtarles a personas al azar es una cosa. Robarle una memoria USB a un paranoico señor del crimen, y devolverla sin que él lo note es otra cosa.

Ella se pellizcó el puente de la nariz. La peor parte era, que sabía que las preocupaciones del Agente 11 eran válidas. No por primera vez, deseó poder simplemente eliminar al objetivo y conseguir la memoria USB pero no era posible. No podían arriesgarse.

—Al menos, a diferencia de A19, él sí luce como el personaje —dijo, mirando nuevamente la pantalla.

Definitivamente el muchacho en la pantalla era atractivo. Era más alto que la media, ligeramente musculoso con piernas largas y una bonita sonrisa, tono rojiso de sus labios. Sus ojos y esas pestañas largas probablemente eran sus mejores rasgos. La generosa boca bien contorneada del muchacho, le daba una apariencia vulnerable, lo cual es algo que sin dudas atraería algunos tipos viejos que disfrutaran de compañía más jóven.

El Agente 11 lanzó un suspiro.

—Muy bien. ¿A quién va a enviar con él para ejercer de niñero?

Ella lo miró y levantó una ceja. Habría creído que fue lo bastante evidente.

Dejó escapar una carcajada.

—Con todo respeto, señora, no puede estar hablando enserio. Sabe que yo no puedo.

—¿Y por qué es eso, A11? —dijo fríamente.

Un surco surgió entre sus oscuras cejas. Claramente no era la respuesta que esperaba.

—Va a arruinar mi tapadera, señora. Mi tapadera para la misión W.

Ella suprimió un suspiro. Era cierto que ir de encubierto como un hedonista Sugar Daddy podría arruinar la tapadera del Agente 11 en una de sus más importantes misiones a largo plazo. Pero no era algo que no hubiera considerado antes.

—El riesgo es insignificante —dijo—. La misión W. está mayoritariamente acotada a Rusia e Inglaterra. Es extremadamente improbable que los objetivos se crucen entre sí en cualquier momento. Su prolongada tapadera no se verá comprometida.

Los labios del Agente 11 se apretaron juntos. Claramente él no estaba de acuerdo, pero cuando ella lo miró, por una vez, no discutió.

—Sí, señora.

—Lea el archivo del muchacho —dijo—. Será quien lo reclute, así que familiaricesé con sus antecedentes. Es bastante estándar, en lo que refiera a antecedentes. Nacido de una madre soltera, sin padre conocido. La madre murió cuando él tenía cuatro años. Cáncer. Un pariente lo llevó con él. Nuestras fuentes nos señalaron que el niño fue emocionalmente abusado por sus familiares, quizás físicamente también —Ella se encogió de hombros, incómoda con el tema—. En cualquier caso, él escapó cuando tenía seis. Creemos que se unió a la pandilla de Ed Tucker  y empezó a robar a cambio de protección y un techo sobre su
cabeza —Ella miró al agente—. No creo que le sea fiel a la pandilla. Aprovechese del anhelo del muchacho por una vida estable y un hogar. Estoy segura de que no debo enseñarle como manipularlo.

Sus labios se tensaron.

—No, señora.

—El muchacho será reclutado esta noche. Usted supervisará su progreso y lo entrenará personalmente si es necesario.

Un músculo en mandíbula del Agente 11 tembló. Ambos sabían que un agente senior como él, tenía mejores cosas para hacer que entrenar novatos.

—Sí, señora —dijo, muy inexpresivamente.

—Puede irse, agente —dijo ella.

Lo vió salir y frunció el ceño cuando cerró la puerta tras él.

Se cuestionaba si se habría equivocado. El Agente 11 no era alguien que querrías tener de enemigo.

Pero ella debía mantenerlo controlado.
Después de todo, no era ni ciega ni estúpida. Estaba muy consciente de que él era el más probable candidato para su reemplazo.
Regresó su mirada hacia el pelirrojo en la pantalla y sonrió.

Sí, la misión de Brylsko era perfecta para sus propósitos.

𝐦𝐢𝐧𝐞 - 𝐣𝐞𝐟𝐟𝐛𝐚𝐫𝐜𝐨𝐝𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora