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Barcode intentó enojarse con Jeff, pero no era realmente alguien que guardara rencor. Ahora se sentía algo deprimido y algo estúpido.

El Agente 11 hacia su trabajo cuando lo besó. No era la intención de Jeff seguir adelante.

Barcode no tenía motivos para estar enojado o molesto. No fue culpa de Jeff que Barcode se enamorara de él... en realidad, de un hombre mayor y heterosexual que estaría fuera de su liga de todas formas. Estaba siendo estúpido e irrazonable. Debería centrar sus esfuerzos en hacer el trabajo y terminar la misión. Cuando la misión terminara, probablemente no vería mucho a Jeff de todos modos. Los agentes especiales normalmente tenían poco que hacer con los novatos.

En lugar de tranquilizarlo, la idea hacía que una bola de ansiedad se asentara en la boca de su estómago.

Barcode esperaba poder ocultar lo mal que se sentía, pero, por supuesto, Jeff lo notó.

—Estás enojado —dijo cuando se unió a él en la ducha esa tarde.

Barcode mantuvo sus ojos fuera del cuerpo de Jeff. No tenía ganas de ser humillado de nuevo por obtener una erección inapropiada.

—Un poco—admitió con una sonrisa triste, enjuagando su cabello y mirando a cualquier parte menos al otro hombre—. No importa.
Jeff tomó su barbilla e inclinó su rostro hacia arriba.

—¿Qué pasa, Bambi?

A Barcode nunca le gustó que lo llamaran otra cosa que no fuera Barcode. Pero le gustaba la forma en que Jeff le decía ese apodo ... cálido, afectuoso y suave. Parecía cariñoso.

—Háblame —dijo Jeff, mirándolo atentamente—.Tú puedes decirme cualquier cosa. Somos un equipo, ¿recuerdas?

Barcode lo miró y no supo qué decir. Todo lo que quería en ese momento era esconder su rostro contra el cuello de Jeff y dejar que Jeff lo abrazara y le acariciara el pelo. Cristo, esto estaba jodido. Lo suyo por Jeff era la mezcla más extraña de capricho, deseos básicos y una infantil necesidad de comfort.

—No es nada —dijo Barcode, bajando
la mirada yodiándose a sí mismo por
ser tan crío al respecto.

—¿Esto es por el beso?

Sorprendido, Barcode lo miró y se sonrojó bajo la miradacomprensiva de Jeff.

Jeff murmuró: —No deberías dejar que algo tan superficial como un enamoramiento te deprima cuando lo estás haciendo tan bien.

Barcode arrugó la nariz y se rio entre dientes.

—Podrías haber tenido la decencia de fingir que no notaste nada, ya sabes. Esto se está poniendo mortificante.

Sonriendo, Jeff lo besó en la nariz.

—Nada mortificante al respecto. Yo también tuve dieciocho años. Recuerdo cuánto apestaba.

—No te creo —dijo Barcode, apoyando su mejilla recalentada en el pecho mojado de Jeff—. Posiblemente también estabas super caliente a los dieciocho años. Todas las chicas probablemente irían tras de ti.

—Bien —dijo Jeff— ¿Me creerías si dijera que tenía granos.

—No —dijo Barcode, sonriendo a su pesar.
Jeff dejó caer un beso en la parte superior de su cabeza. —Pasará, Barcode.

—Lo sé —Barcode suspiró—. Pero todavía apesta. No puedo esperar a superar esto —Desesperado por un cambio de tema, dijo— ¿Tuviste la oportunidad de revisar las cámaras en la habitación shibari?

—Sí —dijo Jeff, sus manos enjabonadas se deslizaron sobre la espalda de Barcode—. Hay tres. No son infrarrojas. Hay dos puntos ciegos en la habitación, uno detrás de la columna y el otro a la izquierda de la puerta.

Barcode cerró los ojos, tratando de imaginarse la habitación en su mente. La había visto solo fugazmente, pero tenía un recuerdo bastante bueno.

Excepto que tenía problemas para concentrarse. Las manos de Jeff lo distraían demasiado. Lo extraño era que el toque de Jeff no se sentía impersonal y desapegado. Jeff estaba lavando a Barcode como si tuviera todo el derecho a tocarlo, con sus manos confiadas y gentiles... Conocedoras.

Barcode tiró de sus caderas hacia atrás. La situación era bastante embarazosa.

—Debe ser la columna —dijo, aclarando su garganta. El USB que le había dado el MI6 podría ser pequeño, pero el resplandor de su pantalla lo delataría en una habitación oscura, a menos que Barcode lo usara detrás de la columna. Frunció el ceño— ¿Estamos seguros de que el programa puede descifrar la contraseña de la memoria USB en unos
minutos?

—No es la primera vez que lo uso. El programa fue desarrollado por nuestros mejores hackers. Hay muy poco que no puedan descifrar.

—¿Muy poco? Eso no es muy tranquilizador.

Las manos enjabonadas de Jeff se movieron hacia la parte inferior de su espalda.

—Los hackers confían en que funcionará. Además, Brylsko no es el tipo de gente que emplea programadores informáticos de primer nivel. Está demasiado paranoico de que lo apuñalen por la espalda y le roben todo su dinero.

—Entonces, ¿cuándo vamos a hacerlo? —dijo Barcode, tratando de ignorar el peso perfecto de las manos de Jeff en su espalda baja. Dios, se sentía... Su agujero se apretó, su polla se volvió dolorosamente dura cuando imaginó los largos dedos de Jeff deslizándose más abajo y acariciando entre sus mejillas.

—Cuanto antes, mejor —dijo Jeff, sus manos enjabonadas bajaban, rozando sus nalgas y muslos—. Así que esta noche.

Barcode ya no podía concentrarse en la conversación.

—Está bien—logró decir, alejándose. No pudo mirar a Jeff a los ojos mientras se apresuraba a salir del baño.

En serio, apestaba su vida.

𝐦𝐢𝐧𝐞 - 𝐣𝐞𝐟𝐟𝐛𝐚𝐫𝐜𝐨𝐝𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora