Aclaraciones: Universo alterno | Iguro: Hechicero, Mitsuri: Ixchel | Rated K+ | Romance-Mitología
"Itzamná volvió a nacer como el dios Sol y su eterna enamorada, Ixchel, se convirtió en la diosa Luna. Para celebrar el eterno amor por su amada, Itzamná le regaló el brillo de la noche con las estrellas."
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Día 2: Fantasía/ Sobrenatural
Él maniobró entre los arbustos densos y las enredaderas que estaban en esa zona del bosque, un lugar donde ningún humano solía llegar debido a lo encrucijada del camino y por las leyendas sobre los depredadores temibles que podrían encontrar en esa zona.
Era evidente que eran mentiras, leyendas alimentadas por los mismos pobladores del pueblo cercano a lo desconocido y que el mismo Iguro había fomentado al colocar una barrera que los mantenía lejos, creando ilusiones quien se aventuraba lo suficiente dentro, haciéndolos ver lo que tanto temían.
Era una zona bastante empinada y al fondo había un precipicio que sin el debido cuidado podría resultar en un sinfín de muertes. La cual era la razón principal por la cual él, había colocado aquella barrera mágica. Pero que actualmente agradecía por una situación personal.
Salió en aquella pequeña saliente de tierra que desencadenaba el precipicio de varios kilómetros de caída. Había un pequeño lago, el lugar perfecto que servía para que la luna se reflejara en todo su esplendor, la cual era la razón más importante para que Iguro mantuviera a toda la gente lejos de ahí.
El deleite de ser el único humano de maravillarse por tal esplendida vista tan ancestral e impresionante que sabía que vería en toda su existencia. Por lo que caminó mirando con total fascinación la luna llena reflejándose en esa agua prístina, se inclinó tocando con la yema de los dedos la superficie del agua. Aquel simple toque desató que toda la luminosidad de la luna terminara engullendo toda el agua. Obanai se incorporó dando un paso hacia atrás y contemplando como de la luz emergía una figura.
Sus ojos heterocromaticos brillaron cuando aquella figura dejó de brillar revelando a la mujer con un vestido blanco con orillas doradas y el cabello rosado descender por su espalda. Los orbes más hermosos que cualquier piedra preciosa, aún más que la que usaba en su cetro y que le recordaba a sus ojos, esmeraldas.
―Iguro-san, no sabía si te vería hoy.
El hechizo desapareció el espacio que había entre ellos y la estrechó entre sus brazos, caminando por el agua. La calidez y magia que envolvía a Mitsuri era tan abrumadora que al inicio había sido un completo honor estar enfrente de él.
A fin de cuentas estaba ante Ixchel, diosa de la Luna.
Y el había sido lo suficiente afortunado por ver su apariencia terrenal. Aquel lago era un portal que le permitía a Mitsuri o como en la tierra la conocían, Ixchel, y ningún humano había sido digno de ver la imagen humana de la luna. Por alguna razón él había corrido con la suerte de hacerlo, quedado maravillado, sin saber cómo había merecido tan honor. Pero de alguna forma ella lo había elegido o era lo que le había dicho.
Que había esperado mucho tiempo para poder verlo de nuevo.
Él se había adentrado a los bosques, años atrás, para comprobar si los rumores de los aldeanos eran ciertos, encontrando algo más majestuoso. Él siempre había sido un hechicero errante que viajaba por el mundo ayudando a la gente, pero al encontrarla a ella y entender que ese era el único puente que tenía con la tierra, sin dudar se había quedado ahí, acudiendo cada noche cuando la luna llena resplandecía en el firmamento oscuro, envuelto en la mayor de las penumbras. Una vez que la vio por primera vez utilizó gran parte de su poder mágico de ese día para levantar la muralla que mantendría alejado a cualquier humano de la divinidad.
―Ya deberías saber que vendré cada noche hasta el último día de mi vida para poder estar a tu lado.
Las mejillas de la diosa se sonrojaron mientras él la miraba con la mayor de las intensidades y tomaban asiento en el borde de la tierra contemplando la basta vegetación que estaba metros abajo y como la luna parecía iluminar todo a su paso.
Desde su primer encuentro ya habían pasado varios años, lo cual solo había potencializado el amor absoluto que Iguro sentía por Mitsuri, anhelando una vez que llegaba el día, a que la noche llegara con mayor rapidez para poder verla de nuevo. No eran suficientes las pocas noches que tenían juntos y la espera era más eterna cuando había luna nueva. Ella le daba tanto, una razón de existencia con su sola presencia ¿Qué era lo que él podía darle para merecerla? Era un simple humano con un poco de magia y jamás seria lo suficiente digno.
Por ese mismo sentimiento había pensado en hacer algo lo suficientemente grande para devolverle al menos una décima del amor que ella le ofrecía. Miró como ella sostenía su mano y recargaba su rostro en su hombro.
―Tengo algo para ti.
La diosa se levantó con los ojos destellando en la más pura de las curiosidades.
―Jamás he sido lo suficiente digno para que me hayas elegido, pero quiero darte algo lo suficiente magnifico como tu sola presencia.
La fémina se sonrojó ante sus palabras tan intensidad y lo vio levantar la mano hacia el cielo. Él cerró los ojos, concentrándose en su labor hasta que finalmente los abrió y sus dedos se movieron con agilidad por el cielo, como si estuviera pintando en el lienzo.
Mitsuri contempló como en el firmamento iban a apareciendo pequeñas luces, dándole ese aspecto mágico y celestial al cielo que siempre había estado tan oscuro y que era iluminado solo por su presencia. Soltó una exclamación maravillada.
―Iguro-san, son hermosas...
―Son resplandores o mejor dicho estrellas que imitan tu maravilloso resplandor, aunque jamás podrán replicar tan majestuosidad, quiero regalarte un poco de lo que tú me das, el brillo inagotable de una noche.
Kanroji sonrió avergonzada ante sus palabras y sin poder aguantarse más luego de tantos años reprimiendo el amor que sentía por aquel hechicero, a pesar de las reglas que había entre ellos y que una vez que lo hiciera, seria reclamados por los cielos, como una vida atrás lo hacía sido. Con la noche acabándose entre las montañas, se inclinó besando al hechicero, sintiendo sus labios por primera vez.
Entendiendo que no importaba nada y que no habría un momento más precioso como aquel y que estaba dispuesta a desaparecer en ese momento si eso significaba un beso de aquel humano. Un humano que había esperado durante tanto tiempo a que llegara a que risco donde estaban destinado a encontrarse.
Mitsuri se elevó en los cielos, mientras sostenía la mano de Iguro, incapaz de dejarlo ir. No soltó su mano en ningún momento por lo que el hechicero ascendió al cielo estrellado, ocupando el cielo junto a su amada.
Destinando a encontrarse en cada amanecer, cuando Ixchel abandonara el firmamento y él, Іtzamná reclamando el día como el astro solar. En una eterna danza que fuera el reflejo del amor que profesaban el uno por el otro.
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K'uub: Es entregarse totalmente a alguien
Había tenido esta idea rondando mi cabeza y decidí usar este prompt para plasmarlo. Algo de la mitología de mi pais~ es corto pero espero que lo disfruten.
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Koi shiteru | Obamitsu week 2022
FanfictionKanroji iluminaba todo con su sola presencia, tan delicada como un pétalo rosado y la dulzura personificada. Y Obanai, era alguien que la amaba con locura y que jamás podría merecer estar a su lado, pero que lo intentaría. Colección de oneshot parti...