𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬, eddie munson

as clear as day

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créditos: magicchia

Eddie ya estaba bastante aterrorizado, escondiéndose de todo el mundo en un intento de escapar del inevitable arresto, si encontraban a una chica de su curso muerta en su caravana, estaba seguro de que sería el primer sospechoso. Pero el miedo que sentía no hizo más que aumentar cuando oyó el crujido de las ruedas de un coche romperse frente a la casa en la que residía.

Por eso, cuando se colocó bajo la lona en el cobertizo para botes, trató de controlar su temblor al ver que la puerta se abría con voces no invitadas que se unían a la fiesta. Contuvo la respiración, negándose a emitir un sonido por miedo a ser descubierto.

Sin embargo, inhala un fuerte suspiro cuando el extremo de la lona comienza a ser pinchado, dos voces riñendo desde el exterior y Eddie aprieta su improvisada botella armada más cerca de su pecho mientras espera atacar con la esperanza de poder escapar, sin saber siquiera a dónde iría después.

El crujido se detiene, y deja que su mente se concentre por un momento mientras las voces continúan por la pequeña habitación. Decidiendo que, mientras están distraídos, atacará y luego saldrá corriendo, Eddie arranca la lona y apunta a la primera persona que vea.

Los gritos entran en la habitación mientras él empuja el marco contra la pared del cobertizo, sosteniendo la botella agrietada hasta el cuello mientras lucha contra su agarre. Puede oír cómo se grita su nombre, sintiéndose como algo lejano en la distancia, pero mientras continúa a través de su profunda respiración, se gira cuando de repente empieza a sonarle familiar.

"Soy yo. Es Dustin. Este es Steve. No te va a hacer daño, ¿verdad, Steve?" vuelve a mirar a Steve al frente, pero por lo asustado que estaba Eddie, no afloja su agarre del hombro del hombre ni de su botella, incluso cuando le susurra "claro, sí".

Le dicen a Steve que suelte el remo y Eddie oye los golpes a su lado, lo que le hace saltar mientras presiona más la botella contra la piel de Steve, amenazando con penetrarla. Su respiración es entrecortada y apresurada mientras escucha a Dustin seguir usando la seguridad contra él mientras Steve susurra: "Estoy bien, tío. Estoy bien".

"¿Qué estáis haciendo aquí?", pregunta finalmente, "te estamos buscando", responde Dustin. "Estamos aquí para ayudarte", su expresión amenazante y a la vez temerosa baja ante la voz desconocida, girando la cabeza para mirar al grupo, sólo para ver ahora las figuras detrás de Dustin.

Max, a quien conocía como su vecino, Robin, a quien también conocía, y muy posiblemente la persona más hermosa que había visto a su lado. Su voz era suave, mucho más tranquilizadora que la de Dustin y calmaba los nervios de Eddie mientras miraba su mirada indulgente, una sensación de no juzgar y de ternura empaquetada en una sola.

Su respiración era pesada, pero estaba seguro de que Steve podía oírla con firmeza cuando Dustin comienza a presentarlos: "Eddie, estos son mis amigos. Ya conoces a Robin, de la banda". Se siente más relajado cuando Dustin la señala, mientras ella hace un débil intento de imitar una trompeta.

"Este es Max. El que nunca quiere jugar a D&D", y ella envía un pequeño saludo a cambio, "... y ¿quién es esa?" Eddie pregunta sin rodeos, asintiendo hacia la chica del extremo que le sonríe suavemente, aun cuando su tono sonó duro, "ella es T/n. Ya te he hablado de ella".

Sí. La chica del sol y del arco iris, piensa Eddie, recordando cómo se referían a ella Dustin y Mike. Sus ojos recorren ligeramente su figura, un vestido que la adorna y que casi le hace marearse al instante al perder la concentración.