Asher
Me encontraba alistándome para ir de fiesta, como cada fin de semana. En unos 20 minutos, mi amigo Diego pasaría por mi para ir a la inauguración del bar de su tío, por lo que decidí que ya era tiempo de ir a vestirme. Subí a mi habitación, abrí las puertas de mi armario y tomé una camiseta blanca básica junto con un pantalón negro, unas zapatillas a juego con mi camiseta.
Cuando terminaba de alistarme, oí la bocina del coche de mi amigo, en señal de que esperaba por mi. De manera apresurada tomé mi chaqueta de cuero y mis llaves, y salí de mi departamento para bajar por las escaleras hasta planta baja.
Al abrir la puerta de entrada, me azotó el cálido viento de primavera. Me dirigí hacia el Mercedes AMG 2021 negro donde sabía que Diego me esperaba impaciente.
—¿Qué tanto hacías?, ¿estabas acabando de follar o por qué tardaste tanto?— si, esa era un típico saludo de mi casi hermano.
—¿Celoso?— respondí en un tono divertido.
Ambos estallamos en risas, mientras que salíamos del parking a toda velocidad. Las luces se incrementaban a medida que nos acercamos al centro de la ciudad, lugar al que no estábamos acostumbrados a recurrir, al menos no un viernes por la noche, ya que en esta zona de la ciudad se encontraban los sitios más exclusivos, los cuales no podíamos pagar, o al menos yo no podía darme esos lujos.
Diego estacionó el coche en un reservado, y mientras nos encaminábamos a la entrada, podíamos observar una larga fila de personas que doblaba en la esquina. Sin darle mucha importancia a ello, pasamos junto a tosa esa gente hasta llegar a la puerta donde se encontraba un hombre no muy alto, pero si musculoso. Mi amigo sacó de uno de sus bolsillos la invitación y se la entregó al otro, quien nos cedió la entrada. Nos adentramos por el poco iluminado pasillo, escuchando cada vez mas lejano todo el bullicio de personas quejándose por habernos saltado la interminable fila.
De pronto, al llegar al final del pasillo, Ernesto, el tío de Diego se nos apareció ofreciéndonos una copa de champán a cada quien.
—Bienvenidos a El Paraíso, tengan buena noche muchachos.— un par de mujeres de unos 20 años se le acercaron y le susurraron algo al oído.— Yo la tendré.— dijo entre risas para luego marcharse.
Miré a mi alrededor, todo se veía muy lujoso. La cabina del dj, la pista de baile, el bar lleno de bebidas que desconocía, hombres y mujeres que parecían ser strippers, y el apartado VIP, que era a donde nos dirigíamos. Aquel apartado contaba con su propio bar, sillones de cuero negro repartidos estratégicamente, al igual que algunas banquetas y mesas que iban a juego con los demás muebles, desde allí arriba podías observar la pista de baile y la tarima con total claridad.
Poco a poco, vimos al lugar llenarse hasta más no poder. Al parecer se había corrido la voz de que sería de los mejores lugares de la ciudad, por lo que todas las personas ricas de Liverpool y alrededores se encontraban en el que de ahora en adelante será un prestigioso bar.
Disfrutamos de la privacidad que el segundo piso del local nos brindaba, hasta que luego de un par de horas y unos cuantos tragos, tomamos la decisión de bajar en busca de una buena compañía. Caminamos entre cientos de cuerpos hasta llegar a lo que parecía ser el centro de la pista, donde rápidamente Diego comenzó a bailar con una peligrosa cercanía a una voluptuosa rubia, en ese momento supe que no volvería a ver a mi amigo, al menos no en lo que restaba de la noche.
Recorrí con la mirada mis alrededores, grupos de mujeres bailando super pegadas unas a otras, parejas que no se despegan ni por un segundo, personas que parecen estar follando mas que otra cosa. No parecía haber nadie que llame mi atención, hasta que la vi. Se encontraba sentada junto a la barra, sola. Me abrí paso entre la gente, en un intento por llegar a esa mujer que parecía destacar entre los demás pero que al mismo tiempo pasaba desapercibida, lo que resulta ser algo irónico.
Al llegar junto al bar, el taburete que había estado ocupando esa extraña segundos atrás se encontraba vacío. De un momento a otro, la frustración se hizo presente en mi. Sentí que alguien daba unos suaves toques en mi hombre, me volteé a la espera de encontrar a una desesperada mujer dispuesta a lo que sea con tal de obtener algo de placer, pero mi mandíbula casi toca el suelo al ver que no fue así.
—¿Se te perdió algo, guapo?— intentó hablar por encima de la música acercándose a mi oído.
Al alejarse, su rostro quedó peligrosamente cerca del mío, permitiéndome ver cada detalle del mismo. Su piel oliva brillaba con las luces del lugar, unos ojos oscuros rasgados que amaría ver bajo una mejor iluminación para poder descifrar su color, y algunos mechones de su rebelde cabello castaño y ondulado caían por su rostro tentándome a apartarlos con tal de tener una excusa para tocarla.
—¡DAMARIS, YA DEBEMOS IRNOS!— se oyó el grito de una morena que parecía estar bastante borracha.
La mujer frente a mi dio un brinco por el desesperado llamado, por lo que tuve que juntar todas mis fuerzas para así poder disimular una pequeña risilla. Volteó para asegurarse que le hablaran a ella, y me desilusionó saber que así era. Tenía la suerte de tener buenos reflejos, por lo que apenas vi que se alejaba le tomé de la muñeca y le acerqué a mi.
—¿Cómo puedo encontrarte?— indagué casi con desespero.
Miró a su amiga como suplicando que le espere unos segundos. Se giró en dirección a la barra, donde tomó una servilleta y pidió al barman que se encontraba cerca un lapicero, anotó su número y así como llegó, se marchó, dejando en mis labios una estúpida sonrisa, lo que era una clara señal de que estaba perdido.
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Tu recuerdo |EN PROCESO|
JugendliteraturTras una noche de fiesta, Asher conoce al amor de su vida, Damaris. Los jóvenes enamorados, se dejan llevar por la pasión que sienten sin pensar en las consecuencias, para meses después descubrir que serán padres. Ocho meses más tarde, nace la peque...