cuatro

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Bueno, Seokjin pudo decir que lo había intentado.

Sí, Jungkook y él habían intentado escapar de su secuestrador cuatro veces y todas fallidas, nunca pudo salir de ese hotel en Ámsterdam la semana y media que estuvo ahí.

Ahora se encontraba en Corea, pero igualmente aprisionado en una mansión.

El mayor ni siquiera sabía que en Seúl se podía encontrar casas así. Y solo sabía que estaba en Seúl, gracias al guardaespaldas que tenía asignado; sabía que su nombre era Yoongi y fue el mismo que lo transportó hacia su infierno.

Y, aunque, casi nunca lo estaba rondando, aparecía justo en el momento en que el castaño daba un paso fuera de su habitación.

Había estado allí una semana encerrado, pensando en como escapar junto a su hermano, que por cierto ya no se veía con ganas de irse de ahí. Si no que disfrutaba los lujos, de la atención que le prestaban a tan solo de abrir la boca y por supuesto, de torturar la existencia del pobre Taehyung.

Jin estaba preocupado en que estaría pensado su madre, si estaba preocupada o no. De cómo se estaba manteniendo, ya que Jin era la mayor fuente de ingreso en su casa.

Además, ese hombre no había aparecido en toda su estadía en esa casa. Y no era que se preocupará, sino... que tenía curiosidad.

La puerta de "su habitación" es abierta por el hombre moreno y Jin se levanta a la defensiva, lo mira con el ceño fruncido.

Está vestido de manera casual, una camisa negra simple y por encima tenía un suéter de cuello v de color gris, pantalón chándal igualmente gris y unos zapatos deportivos.

Bueno, si está guapo el hombre, reflexiona Jin.

—¿A qué vienes aquí? ¿Por fin piensas dejarme ir a Busan? —cuestiona el castaño.

—Sabes que eso no va a suceder. En la cocina me dijeron algo, ¿por qué no estás comiendo?

—Quiero comer en mi casa, con mi familia. —desvía la vista e inconscientemente hace un puchero, Namjoon sonríe embobado.

No sabe que hizo ese chico, pero ha estado taladrando su cerebro. En serio, puede jurar que ahora ese hombre tiene un espacio en un hemisferio de su cerebro.

Lo piensa la mayor parte del día.

—Tu hermano se ve bien aquí, no se queja de más nada que de Taehyung, ¿qué es lo difícil para ti?

—Que no es mi casa y tampoco quiero convivir con matones.

—Jin, cariño —Namjoon se acerca y suelta un suspiro—, ya hablamos de esto, ¿no te cansarás del mismo discurso todos los días? Si lo que quieres es llamar mi atención, te sugiero otro método. Pero debes comer.

—¡Ja! No quiero llamar tu atención, bájale a tu ego, cariño. —se mofa.

—Entonces, come.

ice cream ; namjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora