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🎮 𖥻 gamer ۪ ⊹ ˑ ִ ֗

Las mantas alrededor del cuerpo de ambos los protegía mínimamente del frío, porque el primero en hacerlo por completo era el abrazo en que estaban fundidos. Se aferraban al calor del otro como si sus cuerpos fueran uno solo; como si sus figuras hubieran sido creadas para encajar una con la otra. La gran complexión de Soobin rodeaba de manera protectora la pequeña de Yeonjun, que escondía su cabeza en la unión de su hombro y cuello mientras lo abrazaba por el pecho. Allí, donde su aroma a caoba y te verde permanecía fuerte, estaba la formidable sensación de sentirse protegido por su alfa.
Aquella noche, como muy pocas, Soobin y Yeonjun dormían juntos, compartiendo la misma habitación, la misma cama y las sábanas. Como muy pocas veces; las respiraciones de alfa y omega se sincronizaban creando una relajante harmonía demostrando cuán unidos estaban uno con el otro. Aquella noche, luego de mucho tiempo, Yeonjun sentía el amor de su alfa más presente que nunca. Después de cariñosos besos y de delicadas caricias antes de dormir, las dudas sobre si Soobin lo amaba o no desaparecían, porque se sentía amado.

La oscuridad fue abandonando poco a poco la habitación, y la claridad del amanecer atravesaba la persiana baja que cubría la ventana. El primero en abrir los ojos fue Yeonjun. No exactamente porque ya no sentía sueño, sino porque un travieso rayito de sol golpeó su rostro intentándolo despertar. El omega suspiró, recordando entonces dónde se encontraba y todo dentro de su interior se movió con felicidad. Alejándose un poco de su lugar, levantó su mirada para encontrarse con el pacífico semblante de su novio, que aún se encontraba en un sueño profundo. Las cosquillas que sintió en su estómago lo hicieron sonreír.

El rostro de Soobin lucía como una obra maestra. Sus ojos cerrados dejando ver sus finas pestañas, sus suaves mejillas abultadas y sus labios fruncidos en un adorable mohín por el cual se moría de ganas de besar. Contrario a su gran altura y tamaño, el chico tenía un rostro gentil con facciones suaves y no tan marcadas, pero que no dejaba de lucir masculino. Sabía muy bien que aquél amable rostro con bonitos ojos podría convertirse en uno aterrador e intimidante si se lo proponía, aunque pocas veces ello sucedía. Su Soobinnie era una bolita de amor.
Continúo observando el rostro adormilado del alfa. Este lentamente comenzó a abrir sus ojos, sorprendiendo a Yeonjun.

ㅡMmmh... ㅡFue lo primero que emitió mientras intentaba acostumbrarse a la tenue luz que entraba por las persianasㅡ. Tu aroma cuando me observas siempre te delata, calabacita. ㅡLa sonrisa que adornó su rostro luego de hablar provocó un sonrojo en el más bajo.

ㅡOh, Dios, lo lamento ㅡdijo Yeonjun avergonzado, escondiendo su rostro en el pecho desnudo del menor.

ㅡNo tienes que lamentar que yo te guste mucho, ¿sabes? ㅡContinuó burlándose el alfa, riendo suavemente cuando sintió con más intensidad las feromonas avergonzadas del omegaㅡ. Tú también me gustas mucho, pollito.

Sus grandes manos fueron hacia la cintura de su omega, donde los adorables rollitos que Soobin amaba se asentaban. Amaba sin dudas cada parte del cuerpo de Yeonjun, desde sus lacios cabellos hasta las puntas de sus pies, adorando especialmente su abultado abdomen que acariciaba con ternura cada vez que podía, esperando a que el dueño de esta olvidara sus inseguridades y sonriera, justo como lo hacía ahora. Yeonjun soltó una suave risa cuando sintió cosquillas, tomando las manos que se movían por su abdomen.

ㅡMe da cosquillas, Binnie ㅡdijo, mirando al más joven con una sonrisa que logró alterar el corazón de este.

ㅡEra la idea, corazón de arroz.

Entonces sus largos dedos comenzaron a moverse, causando que el omega riera y pidiera entre risas que parara, que tuviera piedad por él y su pancita. Como siempre, ignoró esas exclamaciones y continúo haciéndole cosquillas, deleitándose al escuchar la cálida risa de Yeonjun y disfrutando como su aroma de volvía cada vez más dulce, demostrando que se sentía feliz con la atención que le daba.
Las cosquillas y risas continuaron hasta los dedos de Soobin se cansaron; las mantas y almohadas terminaron sobre el suelo y el gran cuerpo del alfa sobre el de Yeonjun, casi impidiéndole moverse. El mayor no notó esto, pues tenía sus ojos cerrados mientras intentaba controlar su respiración y el dolor de estómago después de tantas risas ㅡquizás también intentaba retener la orina que amenazaba por salir sin su permisoㅡ.

Sus ojos finalmente se abrieron, encontrándose así con los redondos ojitos de Soobin, que lo miraban con una sonrisa plasmada en el rostro. Ambos se observaron en silencio, sonriéndose y compartiendo mil palabras de amores sin la necesidad de pronunciarlas.

ㅡ¿Habremos despertado a los demás? Hicimos mucho ruido. ㅡEl primero en hablar fue Yeonjun. Los brazos de este fueron a rodear el cuello de quien estaba sobre él.

ㅡNo lo sé, y no me importa ㅡ respondió Soobinㅡ. Ahora sólo somos tú y yo, chocolatito. ㅡLentamente, acercó su rostro hacia el del contrario, con el fin de unir sus labios en un cariñoso beso que transmitió un sinfín de emociones.

Como siempre, los besos que compartían ambos eran excepcionales. Cada uno transmitía una sensación diferente, ninguno era igual a otro y siempre lograban sacudir el mundo de ambos, elevandolos hacia el más bonito sueño que alguna vez pudieron haber tenido. Sus labios parecían danzar, siguiendo el ritmo que habían establecido juntos. No había un dominante, ni existía quién guiara. Los dos eran partícipes de esa delicada y maravillosa danza.

La lengua del omega tocó los labios del alfa, tomándose el atrevimiento de llevar más allá aquél tierno beso para convertirlo en uno fogoso y pasional, y ¿quién era Soobin para negarle aquello? El ritmo suave y elegante había cambiado, ahora ambos buscaban sentirse con deseo y pasión, ignorando por completo lo alborotadas que estaban siendo sus feromonas en aquél momento.

Las grandes manos de Soobin tomaron posición en las caderas de Yeonjun, para ayudarlo así a moverse hasta quedar apoyado sobre su pelvis, haciéndolo jadear. Las posiciones se sentían peligrosas. Todo se volvía de color rojo con el pasar de los segundos, sus respiraciones se aceleraban junto al ritmo del beso. Aquella situación apuntaba a llevarlos a un asombroso comienzo del día, hasta que un fuerte golpe sobre la puerta hizo que ambos se asustaran y se separaran, bajando nuevamente hacia la realidad.

ㅡ¡Buen día, Soobin, Yeonjun! ㅡLa voz de un hombre fue la que se oyó.

ㅡEs tu papá... ㅡmurmuró Yeonjun. Soobin asintió tragando saliva.

ㅡPuedo sentir por sus aromas que están despiertos, ¡así que pueden salir a desayunar en cualquier momento! ㅡNo se escuchaba molesta, pero sí emocionada por haber arruinado el momento que estaban teniendo los jóvenes allí dentro. Un silencio se escuchó luego, ambos menores creyeron que finalmente se había marchado, por lo que Soobin se tomó el momento para darle otro beso a su novio, hasta que nuevamente la voz volvió a asustarloㅡ. Si tardan más de 10 minutos, no dudaré en entrar a la habitación~ Y sabes que voy a hacerlo, Soobin~.

ㅡDios... ¡Ya vamos, papá! ㅡrespondió entonces, fastidiado por el tono burlón que el alfa mayor utilizaba. Luego de una risa, finalmente se oyeron pasos alejarse.

Los dos se miraron en silencio, con sus mejillas encendidas por la vergüenza de haber sido interrumpidos en un momento como ese.

ㅡEso fue vergonzoso...ㅡdijo Yeonjun.

ㅡSí, un poco... ㅡAceptó Soobinㅡ. Siento que ese hombre sólo regresa a casa para burlarse de nosotros... Aún así, con 10 minutos nos alcanza y sobra, ¿no crees?

ㅡ¡Soobin!

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🎮 gamer  𖥻soojun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora