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Filch ponía un montón de normas cada día que pasaba en las paredes de cada pasillo. Uno de todos esos carteles que era el primero que fue colocado ponía algo que nada más verlo colgado al lado de la puerta del comedor me daba asco.

"Dolores Jane Umbridge ha sido nombrada suma inquisidora de Hogwarts"

Todos los periódicos hablaban de la reforma sobre la enseñanza de la defensa contra las artes oscuras. Era una locura, no se podía respirar con tranquilidad por los pasillos, no aprendíamos nada en ninguna clase y cada día Lucy, Harley y yo estábamos más de acuerdo en lo inútiles que nos empezábamos a sentir.

En el patio estábamos George y yo hablábamos animadamente y se me acercó más de la cuenta. El sapo rosa nos vio y nos separó con la varita mientras andaba por los pasillos.

"No puedo ni acercarme al chico que me gusta ni un segundo."

Ese día George estuvo maldiciendo hasta la noche a Umbridge por no dejar ni pasarme las manos por los hombros.

Todos los día que pasaban eran una tortura, a penas hablábamos con Harley y el sapo rosa estuvo vigilando las clases para evaluar la enseñanza de cada profesor. Vigilaba a los prefectos y estaba encima de todo aquel que haga un sólo error. Todos los días que Hogwarts pasaba con esa mujer iba siendo menos cómodo estar allí.

No podía hablar con Draco los turnos de noche y tampoco podía hablar con George. Y cada vez que me quería acercar a Harry para ver cómo estaba ella me vigilaba.

Estaba en todos lados.

Tenía que dar ejemplo como prefecta y Harry no entra en su mapa mental.

Cada vez que la veía no podía evitar poner el pelo rojo o naranja. Si tan sólo le hubiera dicho a Dumbeldore lo que pasó con Harry...

El otro día en clase de adivinación le preguntó a Trelawney algo que ya me provocó dolor de cabeza.

Umbridge: ¡Sólo una preguntita!- Soltó con su voz de pito.- ¿Cuánto tiempo lleva en este puesto exactamente?

"¿La pretendía echar?"

Salí de la clase de adivinación echando humo.

Los días parecían desvanecerse entre mis dedos como arena fina escapándose de mi mano. Cada amanecer daba paso a un anochecer sin previo aviso, y yo me encontraba atrapada en un torbellino de tiempo que se desvanecía demasiado rápido. Cada página del calendario caía como una hoja seca llevada por el viento, y yo no podía evitar sentirme frustrada por la rapidez con la que todo avanzaba y por lo mal que estaba yendo todo con Umbridge.

Me parecía algo profundamente injusto en cómo los momentos que anhelaba como pasar tiempo con mis amigas, hermanos y los gemelos era casi imposible pasárselo bien.

Todo en Hogwarts estaba muy raro....

Lo que hizo con Trelawney lo hizo también con Snape, pero como él era inteligente, supo responder con educación y sabiduría a toda pregunta absurda que le hacía el sapo rosa.

Cada día que pasaba restringía más cosas.

Recuerdo cuando salí de la biblioteca junto a Grant y ver a Fred y George jugar en el patio con gente de más casas con uno de sus inventos.

Llegó Umbridge y requisó toda la diversión.

Cada mañana leía nuevos cárteles absurdos de normas que no tenían sentido.

"No se permite oír música durante horas de estudio"

"Prohibidos los productos Weasley"

"Se debe vestir con decoro"

Eleonor Foster Y La Orden Del Fénix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora