Trabajo De Parto

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Flashback

Hospital General de Londres

Ella era una mujer hermosa, sin importar que, en ese preciso instante, sus facciones se viesen contraídas por el dolor intenso y persistente atacando principalmente su espalda y vientre. A su lado, sentado cual cancerbero y sosteniendo con entrenada suavidad una de las manos de la dama entre las suyas se encontraba la persona que literalmente la había llevado allí en un abrir y cerrar de ojos. Elizabeth Phantomhive volteó apenas de soslayo sus cansados orbes jades al mayordomo de su esposo y preguntó si verdaderamente planeaba permanecer a su lado hasta que llegase su hijo. Admitiendo con una sonrisa que evidenciaba aún más la fatiga en su semblante, y en especial en su cuerpo, que el proceso podría demandar un largo tiempo.

— ¿Seria acaso un digno mayordomo de Phantomhive si no pudiera esperar, Milady? Además, alguien debe quedarse con usted hasta que llegue el joven amo...

Fueron siete horas. Siete horas en las que aquel hombre, por razones más que obvias, optó por mantenerse al margen de aquella escena, mas no se separó por ello del lado de su Señora. Porque sí; Elizabeth Phantomhive era algo más para aquel demonio que solo la esposa del noble con quien hiciera el contrato 16 años atrás. Y procuraría su bienestar y el del pequeño envuelto en mantas azules ahora descansando en sus brazos aunque en ello se fuera su inmortal existencia.

—Gracias...

Escuchó de pronto a sus espaldas. Aunque no necesitaba voltear para saber quiénes estaban allí. Mucho menos para reconocer la voz que le había hablado. Y sonrió antes de enfrentar finalmente a la elegante dama de cabellos rubios como su hija. Le sorprendió sin embargo verla acompañada de su único hijo y no de su esposo, aunque, fiel a su costumbre, decidió no hurgar en ello. Sabía que Alexis Midford tenía también sus propias obligaciones. Se inclinó llevándose la mano al pecho como le era habitual y, excusándose cortésmente, se despidió.

—Temo que no sea precisamente adecuado de la servidumbre estar aquí en este momento. Por lo tanto, los dejo a solas. Y, a propósito, felicidades. A los cuatro, donde sea que se encuentre su esposo ahora, Milady...

—Sebastian... —le llamó sin embargo el tercer miembro de esa pequeña 'comitiva'. Justamente, su amo—. No he ordenado que te marches. Además, tú mejor que nadie sabes que ella no lo aceptaría...

Los carmesíes del mayordomo se abrieron enormemente ante las palabras del Conde, sin embargo se encontró incapaz de ofrecer respuesta alguna. Lo cual era, bajo todo punto de vista, poco habitual en él. Finalmente sonrió mientras volvía a inclinarse. Aun así, permitió el paso a los recién llegados, permaneciendo de pie en una esquina de la habitación.

Fin del Flashback

Una lágrima solitaria escapó de sus jades al recordar aquella escena. La llegada al mundo de su primogénito, Alexis. Y el siempre fiel y devoto sirviente de su esposo acompañándola como si fuese un miembro más de su familia. Pero ella comprendía perfectamente que, en esta ocasión, alguien más podía ocupar perfectamente el lugar que Sebastian ocupase entonces. Alguien que, de hecho, lo merecía. Después de todo, eran sus hijas las que estaban a punto de nacer. Volvió abruptamente a la realidad al escuchar justamente a su esposo Ciel cuestionar, con una mezcla de temor y sorpresa en sus facciones y su voz, porque la sala permanecía aun en silencio. Y lo vio también palidecer, imaginando tal vez que algo malo pudiera haberle sucedido a su mayordomo. Lizzie entonces tomó su mano enguantada con fuerza y le ofreció una pequeña sonrisa antes de hablar.

—Confías en él, ¿no es así, Ciel? —. Confundido, el hombre de cabello índigo asintió, a lo que su esposa respondió —Entonces no tienes por qué preocuparte...

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⏰ Última actualización: Aug 24, 2022 ⏰

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