Capitulo 8

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Apolo se había dado cuenta de que Alberto lo veía y simplemente lo ignoró, bueno al principio, pero cuando seguía sintiendo su mirada en él decidió contárselo a Iliana por lo que espero estar un poco alejado del chico para poder hablar con ella.

― Oye Ili podemos hablar un rato

Iliana asintió y se movieron a otro lugar donde tomaron asiento.

―No quiero ocasionar problemas por ser nuevo en su grupo de amigos, pero Alberto no me deja de ver desde que entramos al museo y me siento incomodo

─ Así que también tú lo notaste― exclamó la chica ― mira no debes de sentirte mal tal vez se preocupa por mi o puede ser por ti

― Por mí ― contestó el chico señalandose.

―Sí ― respondió ― últimamente ha estado raro, se molesta mucho cuando le pregunto si le gustan los chicos en cambio Max no. Cuando entramos fue él quien te localizo avisándome para verificar si eras tú, tanto Max como yo sabemos cuándo miente así que no te preocupes por nada.

―Está bien. ― respondió ― Es que hubo momentos en que chocamos miradas y su mirada es tan cálida.

― No me digas que tú eres ...

Apolo la interrumpe y opta por un semblante más serio, suspiró un poco y habló con un tono directo contándole un poco de su historia y del cómo llegó a la Ciudad de México hace más de dos meses.

―Son tantas cosas que decir, pero seré lo más directo posible espero después de esto sigas siendo mí amiga.

―Claro que lo seguiré haciendo.

―Iliana me gustan los chicos, pero no sé si soy gay completamente no tuve tiempo para descubrirlo cuando los problemas aparecieron uno tras otro. Me mudé a la capital por un problema que sucedió en mi antigua escuela el cual estaba ligado a mi orientación sexual. A mediados de octubre yo le conté a mi supuesto mejor amigo que los hombres me empezaban a atraer y probablemente podría ser gay, esto no fue de su agrado y esparció el chisme por todas partes. Este llegó a oídos de mi padre el cual me envió al hospital.

―Que hijo de puta ― interrumpió Iliana ― No se supone que un padre debe de apoyar a su hijo.

―Se supone, pero el título de padre le queda muy grande, créeme no querrás conocerlo.

―Y después de que fuiste al hospital que pasó.

―perdí un mes casi de clases― dijo el chico ― costillas lastimadas, un labio partido, múltiples golpes en el cráneo, no podía ni abrir los ojos, estuve escupiendo mucha sangre ese día casi muero. Solo recuerdo que mi hermana me levantó del piso y se dirigió a la casa de mi mejor amiga ahí perdí la conciencia después de eso desperté en el hospital con guardias en mi habitación. ― sacó el teléfono de una de las bolsas de su chaqueta y busco una foto ― Este era mi rostro.

―Dios mío ― exclamó Iliana con horror llevando sus manos a la boca ― Estás... irreconocible.

―El hermoso rostro que tengo ahorita ahí desapareció, pero ahí no acaba la situación.

―¿¡Hay más!?

― Sí ― respondió ― Cuando volví a la escuela varios alumnos y amigos cercanos me dieron la espalda por miedo a contagiarse. Solo unos pocos estuvieron conmigo y los profesores me respaldaron incluso los de religión a pesar de que con una tuve un encontron sobre la homofobia que ella expresaba. Varios padres hicieron demandas falsas ante la escuela y mi persona, cuando iba caminando de la escuela a mi casa un tipo intento acuchillarme e hicieron lo posible para que no hiciera exámenes entre varias cosas más que si las cuento alargaria mucho la historia. Por eso un día intenté quitarme la vida, pero no pude. Así que ideé un plan el cual era venirme a vivir con una tía la única a que le contaba todo y me apoyaba. El plan iba bien, pero este llego a mi padre y cuando aterrice a la capital él ya me esperaba aqui ahora vivo en una cárcel con una bomba de tiempo. Sabe que no puede hacerme nada, pero lo conozco y en cualquier momento podría quitarme la vida. Por seguridad mi hermana pasa la mayor parte de la semana viviendo con mi tía. Sí es que algún día intenta matarme por lo menos que mi hermana viva y mi mamá pueda huir ellas no merecen tener una vergüenza en su familia.

―Apolo no eres una vergüenza para tu madre y hermana ― dijo Iliana con lágrimas en los ojos de coraje. ― créeme que si lo fueras ellas te habrían dejado morir ahí en manos de tu padre, pero te salvaron.

―Mi mamá no hizo nada bueno no que yo recuerde, pero siempre me mantiene alejado de mí padre.

―Ahí está de forma indirecta ella te protege así que jamás vuelvas a decir que les das vergüenza. Tu eres hermoso a tu manera porque Dios no comete errores.

―Eso sonó a Born This Way de Lady Gaga ― respondió con una risa.

―Ese era el punto ― respondio la chica ― La canción dice que te sientas orgullosos de lo que eres sin importar tu sexo, orientación sexual, etnia y color de piel.

Sin pensarlo, Iliana abrazó a Apolo y puso su cabeza contra su pecho mientras le acariciaba el pelo. El chico le correspondió el abrazo.

― Apolo tu historia... 

―Esta bien si no sabes que decir. A veces lo mejor en estos casos es simplmente oir.

―Tienes razon. Lo que sí puedo decir es que hay personas que son demasiadas homofóbicas que expresan su odio sin importar si lastiman a alguien.  Acuérdate que Dios no comete errores y tu naciste así y sí, antes de que me lo digas que la saque de Born This way es verdad todos somos importantes. ― le dice mientras pasa sus dedos por su cabello y se lo alborota ― Por último te gusta Alberto o te atrae.

― No como crees, no es mi tipo ― sonrojándose y a la vez tocando su cabello ― bueno eso creo, pero primero tengo que conocerlo.

―Si no sabes, tú y yo lo averiguaremos ― suelta una pequeña risa. 

La chica agarro a Apolo del brazo para entrar al edificio central del museo, donde todo estaba dedicado solo a la cultura Azteca continuando asi su recorrido.

Apolo, el legado de una leyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora