Apolo
¿Quién es esa chica? Me pregunté cuando apareció de la nada, no la conocía pero Alberto sí y por su reacción dudo que sea alguien cercana a él. Esto no me da buena espina.
―Vaya forma de recibir a tu novia
¿Novia? Dijo novia pero que carajos esta pasando aqui hasta donde Iliana y Max me han contado el jamas ha tenido novia o interés de tener una pero ahorita no es tiempo de preguntar tengo que hacer algo antes de que esto acabe mal.
―¡No lo eres! ― gritó con toda su fuerza Alberto quien comenzó a sudar y temblar. ― ¡Alejate Stephanie, por favor alejate!
De pronto Alberto se agarró el pecho y comenzó a inhalar y exhalar fuerte. <<Un ataque de pánico>> me dije cuando vi algunos de los síntomas tenía que movilizarme rapido pero sin que Alberto se alterara más pero cómo...
―Stephanie no creo que sea el momento adecuado para hablar con él podrías retirarte por favor ― dije mientras me ponía entre los dos pero ella se rehusaba. Traté de hablar con ella pero fue inutil solo comenzó a insultarme tanto que las palabras llegaron a ofenderme pero no podía explotar no a como estaba la situación así que me contuve pero el ataque de Alberto se incrementaba cada vez más. ― De la forma más amable te pido que te retires.
―No estupido. No me iré y me vale madres como este Alberto quiero hablar con él. ― intentó esquivarme pero le fue inutil. ― Salte de mi camino pinche indio de mierda.
―Este indio no se va a mover ― respondí con el tono más grave de mi voz que era muy aguada por naturaleza. ― No me moveré de aquí aunque el presidente sea tu padre.
Me miró con un semblante de superioridad mientras esbozaba una sonrisa, nunca me sacaré esa sonrisa de la mente, era como si quisiera hacerle daño a Alberto.
―Eres un puto maricon ― bufeo pero no supe a quien iba dirigido. ― Teniendo a tus pies a la chava más hermosa del colegio me cambias por un indio muerto de hambre igual de maricón que tú ― estaba que me hervía la sangre. ― Como hombre dejas mucho que desear, maldito pen...
―A la cuenta de tres quiero que te vayas ― dijo Iliana detrás de ella. Cuando la vi me alegré mucho, al parecer una fuerza divina se apiadó de mí y me mandó ayuda. ― Cuando yo diga tres y veo que no te has retirado me veré obligada a hacer uso de la fuerza física. ― se comienza a recoger el cabello en forma de cebolla. ―Acaso te tengo que recordar cómo quedaste hace cinco meses.
No me importaba lo que había pasado hace meses yo solo quería que ella se fuera. En cuanto volteo me agache para socorrer a Alberto. Lo primero que hice fue decirle que todo estaría bien pero no me escuchaba o eso parecía. En estos momentos tenía que ser rápido así que lo primero que hice fue ayudarlo a controlar su respiración así que comencé a inhalar de forma alta y pausada lo mismo hice al momento de exhalar.
―No te tengo miedo prima ―escuche que dijo Stephanie con un tono amenazador.
―Yo tampoco ― respondió Iliana del mismo tono. ― Uno ― dijo mientras escuche como colocaba sus cosas en el suelo. ― Dos ― se tronó los dedos. ― Última oportunidad para irte si no lo haces me iré hacia tí.
Su voz sonó tan seria que logró lo que yo intentaba hacer.
―Solo porque no quiero de nuevo problemas contigo y mis tíos me retiro. ― cuanto me alivio eso. Gracias dios por enviarme a Ili neta gracias. ― Pero de mí no te vas a librar. Algún día estaremos juntos. ― le dijo a Alberto mientras fijaba mi mirada en mí. ― En cuanto a tí... ― la escuche detenidamente sin decirle nada. ― pronto conocerás el alcance de mi poder, no sabes quien soy yo y quién es mi familia te hare sufrir aquí lo mismo que viviste en Tapachula. ― pasó su dedo por mi espalda y trazo con la yema de su dedo una S. ― Igual que él yo también te haré la vida un infierno.
Por un momento sentí miedo, cómo era posible que ellos se conocieran... No importa por el momento, ahora necesito calmar a Alberto. Sentí como se alejaba del rincón y de reojo vi como su silueta se perdía al cruzar por la esquina del pasillo principal asi que regrese mi vista a Alberto quien al parecer pudo imitar el ritmo de mi respiración pero seguía sudando y temblando mucho todavía sujetaba su mano contra el pecho pero logró decir algo.
―Me siento acalorado.
En cuanto escuche esto me quite el suéter que traía puesto no me importó el frío de la ciudad, mi amigo estaba mal. Me quité mi camisa de la escuela y la bañé en agua, aseguré que estuviera bien empapada.
― Ve a buscar a la doctora. ― en cuanto dije eso Iliana salió corriendo hacia el consultorio aunque las probabilidades de que la doctora estuviera ahí era muy pocas, al menos tenía una esperanza. ― Lo estas haciendo muy bien.― dije mientras ponía mi botella fría entre sus manos y pasaba mi camisa mojada por su rostro. ― Estás logrando calmarte. Esto pasará pronto.
Y así fue poco a poco Alberto comenzó a tranquilizarse. Su cuerpo dejó de sudar, controló su respiración imitando la mía y poco a poco dejó de temblar; junté mis manos con las de él.
―Puedes escucharme. Si puedes mueve tu cabeza de arriba hacia abajo. ― hizo lo que le dije eso me alegro. ― Puedes decirme qué ves a tu alrededor.
―Una columna de color cafe claro, una botella de agua, las escaleras y te veo a tí.
―Puedes decirme cómo me encuentro en este momento. ― asintió y me describió como me encontraba. ― Por último sabes como te llamas y que día es hoy.
―Me llamo Alberto Mérida y es martes 8 de febrero del 2022.
Que alivio fue escuchar eso tal vez no esté en químicos y vaya a estudiar una carrera del área de la salud pero tomar dos años y medio ese curso de primeros auxilios sirvió de algo.
―Apolo... ― dijo Max quien llegaba de la cafetería viéndome a mí sin camisa en pleno frío del día y a su hermano cubierto de sudor.Dejó sobre la banca su desayuno y se acercó hacia nosotros. ― ¿Qué acaba de pasar?
―Mis ataques regresaron. ― respondió Alberto con la voz entrecortada.
―Tuvo un ataque de pánico a causa de una chica llamada Stephanie. ― en cuanto dije el nombre el semblante de Max cambió y la rabia lo invadió. ― Pero gracias a Dios respondió en cuanto le brinde los primeros auxilios sin embargo puede que su ataque regrese por lo que Iliana fue por la doctora.
―Esa morra... ― dijo enfadado mientras apretaba el puño. ― me tiene hasta la madre. ― lo levantó para golpear la banca pero eso hizo que Alberto se volviera a alterar al escuchar el sonido del golpe. ― Siempre es lo mismo con ella.
―Tranquilo Alberto todo estará bien. ― dije mientras pasaba mi camisa empapada de agua sobre su frente después fulmine con una mirada a Max.
Al poco tiempo de haberse tranquilizado Alberto llegó Iliana junto a la doctora. Evalúo a mi amigo y dio la orden de que fuera a recostarse un rato al consultorio en cuanto a mi me dijo que fuera igual al consultorio para entrar en calor y secar mi camisa no sin antes felicitarme por mi comportamiento ante esta situación.
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Apolo, el legado de una leyenda
Teen FictionEs el comienzo del sexto semestre de preparatoria y con ello el fin de esta etapa está cada vez más cerca. Tras unas cortas pero placenteras vacaciones Alberto regresa a su escuela donde sus amigos le informan sobre la llegada de un nuevo alumno. ¿Q...